Las gatas particulares. Las relaciones particulares. Chica GUS VAN SANT.

A diferencia de la Gata Nina Suricata, practicante de Meditación Zen, la Gata Florencia Davidovich, bella y expresiva modelo, se encula con AMÍLCAR MORETTI, es decir, yo, y comienza con fruición a morderse el dedo gordo del pie. Lo hace para darle rabia a Amilcar, que le ha sugerido ver “Los últimos días” (“The Last days”), al parecer gran error. No obstante estimar el autor que el hecho es bonito y gracioso y ella ingeniosa y con talento, entiende que el asunto de la película de Gus Van Sant viene onda capricho y dar rabia al otro. Artimaña de gata. Ella se aprovecha de su juventud y belleza. Y Amílcar desespera porque ve que el nada es eterno y que esa escena de vida, en poco, tiempo, se acaba. Pero ella insiste con su dedo gordo del pie.


Y no hay caso. El autor le dice una y otra vez: “La película de Gus Van Sant sobre Kurt Cobain”, y “Dale, vení”, pero ella, gatuna, gaturra, Gata al Fin, FLORENCIA DAVIDOVICH parece que se hará conocida espiando a Amílcar por los dedos del pie. El autor ve todo muy simpático pero las niñerías, aún por mujeres de cuerpazo maduro como ella e ingenio y estímulo permanentes, son fastidiosas, porque los encules en la vida se vuelven con el tiempo en contra de los enculados. Y el autor sabe que no hay tanto tiempo, y que las oportunidades pasan. Que la vida da o puede dar unas cuantas oportunidades pero no tantas, no demasiadas.


Los simulacros y puestas en escena de la seducción, seducción del espectador y del autor. Todos miramos, el fotógrafo, los espectadores, la modelo. Florencia Davidovich actúa, y lo hace bien: repito con ingenio y humor. Pero, como perdida en su propia belleza y primera juventud, consciente e inconsciente de lo que genera, juega los equívocos y ambigüedades propias de la actuación. El actor, de algún modo, es un impune, se aprovecha de la “impunidad” y fueros que le da la actuación. Pero esa representación indica cosas, suscita interpretaciones, genera acciones y reacciones. Hay un teatro que sabe de esa repercusión performática en la realidad, porque la actuación también construye lo real. Allí es donde el teatro decide hacerse político. Como ejemplo de este tipo de representaciones basta ver el efecto de la televisión y la cultura mediática sobre el espectador promedio, indefenso y crédulo. Allí es cuando actor y actantes comienzan a ser responsables.

Florencia Davidovich juega a chica que se chupa el dedo. El autor no cree que, justamente, sea una de esas niñas mujer de las que se chupan el dedo. Sabe ella, de algún modo, lo que hace. No lo tiene claro, enunciado tal vez, pero tiene una idea de la repercusión que genera. Está bueno el acto fetichista de chuparse el dedo gordo, que es como sinónimo o apunte de una sugerencia referida a otros miembros, viriles o femeninos. Funciona siempre si se registra bien. Chuparse el dedo es algo que hay que saber hacer, para el caso de la fotografía. Ella sabe hacerlo. Pero todo lo demás parece ser tomado por ella como algo ajeno. Uno no se chupa el dedo siempre, en cualquier lugar, en cualquier momento, inocentemente. Los hay “inocentes”, por cierto, pero esos -o esas-son las que no saben que saben, o dicho de otra forma, saben pero no saben que saben. Igual es divertida, como representación, la chupada de dedo de Florencia. Me gusta. Es divertida, como un clown erótico. Hace el juego ficticio de la striptisera de oficio. Aunque esta última suele ser muy dura en la vida cotidiana. La ficción, en chicas como Florencia, siempre es una excusa, un pretexto, una forma de buscar y decir que no sabe cómo ser actante, accionante en la vida real. Como una niña. A Amilcar le gustan las Mujeres en serio, y sobre todo a las que saben jugar en serio, aunque siempre inocuas. Jugar entre adultos no es para hacerse daño.

El dedo en el ojo. Florencia con su dedo gordo del pie en el ojo. Causa gracia. Suscita cierta ternura. Lo hace como un bebé. Un bebé hace eso de tomarse el pie y chupárselo, o meterse el dedo en el ojo. La niña Florencia en el cuerpo de mujer, mujerota, mujer plena, deseable, pero que -debo reconocerlo- no se asume como mujer madura, mujer madurada, que decide jugar en serio, sin daños, para aprender de la vida. El tiempo es corto. La vida más. El tiempo no existe. El pasaje, sí. Gus van Sant sabe de eso en los adolescentes. Kurt Cobain se pegó un escopetazo cuando se dio cuenta de que la “niñez” había terminado. No supo, no pudo diferenciar ese momento infeliz en que se toma conciencia que la fiesta niña terminó y entonces debe comenzar la fiesta en serio, el juego adulto. Y es tan fugaz todo. 2Los últimos días”, película, aún flota. (Y es probable que con estas imágenes Florencia davidovich se haga conocida: ayer, por ejemplo, ingresaron 1.000 -mil- lectores a curiosear en amilcarmoretti.wordpress.com, pero las imágenes están aquí. Igual, ingresaron a ver las fotos).

Modelos: Nina Suricata (felino) y María Florencia Davidovich (mujer niña).
FOTOS Y TEXTOS POR AMILCAR MORETTI. Lunes 28 de julio 2014. Argentina.
EROTICA DE LA CULTURA como siempr agradece a Youtube y sus colaboradores.
Last Days Trailer (US)
beautifullyscarred
Actualizado el 16/7/2006
Trailer for Gus Van Sant’s Last Days
Michael Pitt stars in a Seattle-set rock & roll drama as a musician whose life and career is reminiscent of Kurt Cobain’s.
2 Comentarios
Interesante, aunque ya pasa a ser predecible los desnudos de Florencia, sus posiciones queriendo innovar en la fotografía, el color blanco y negro. Me impacto bastante el gatito con su tranquilidad zen.
Atendible tu comentario. Para tener en cuenta.
Gracias por la contribución.