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RETORNÓ LA PRESIDENTA, AUNQUE SIEMPRE PRESENTE. Escribe Amílcar Moretti

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Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta de nosotros, ciudadanos de la república Argentina, ayer lunes en el anuncio televisivo en que dio cuenta a la población de su reasunción a la Presidencia de la Nación tras una convalecencia.   

 

Cristina Fernández de Kirchner y Simón, el cachorro regalado por el hermano del fallecido ex presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Cristina Fernández de Kirchner y Simón, el cachorro regalado por el hermano del fallecido ex presidente de Venezuela Hugo Chávez. Anuncio televisivo de la reasunción de sus funciones presidenciales después de convalecencia.

 

 

 

Escribe
AMILCAR MORETTI

Martes 19 de noviembre 2013, cerca de medianoche.
La Plata. Argentina.

 

 

                Pienso  que la mayoría ciudadana deseaba el regreso saludable de la presidenta, producido ayer lunes 18. Un deseo no necesariamente motivado por simpatía peronista y menos aún por partidismo kirchnerista. Es probable que, en silencio, de modo implícito hayan actuado en el pueblo -sí, en este caso vale hablar de pueblo- dos factores para esta expectativa positiva, contraria al deseo de desgracias sobre la figura presidencial y la agorería declarada e impúdica, también en sectores de militancia de izquierda o progresista. Que alguien que se considere del lado de alguna forma de izquierda desee infortunios -aquí no ya individuales  sino de resonancia colectiva- a este gobierno en la misma figura de la titular del Ejecutivo, es algo que deberá analizarse con sumo detalle específico, porque solo cabe en una conducta política autodestructiva por desmoronamiento en serie (efecto dominó) y no debiera ser supuesta siquiera en franjas cercanas a las ideas de progreso y mejora social (si esto último es lo que “es” hoy la izquierda argentina).

 

                Uno de los factores condicionantes de la expectativa entre  amilcar moretti, 2013 P2250098positiva y temerosa de buena parte de la población en cuanto al deseo de evolución satisfactoria de la salud presidencial después de una compleja cirugía cerebral tiene que ver, sin duda, con el reconocimiento de la población -quizás no declarado- de las mejoras que introdujeron, mejoraron o incrementaron decididamente la posición social poblacional en materia de consumo, ingresos y mejoras generales de vida. Este sentimiento generoso o aliviador del mundo subjetivo de los afectos y favorable a ciertas comprensibles y previsibles conveniencias materiales colectivas, es posible suponerlo en convivencia contradictoria con ciertos rechazos al gobierno repetidos por la voz del común, casi siempre vulgares, miméticos, burdos, sin fundamentos, deformaciones pueriles aunque riesgosas de creencias elaboradas por la insistencia sistemática de la cultura mediática concentrada, de derecha y conservadora, que rechaza algunas moderaciones impuestas por el gobierno kirchnerista.  

 

 

                Esos mismos sectores poblacionales, amplios o notorios al menos, instruidos mentalmente por los medios de comunicación de la oposición de derecha y también de “izquierda” o “progresía”, es probable que en silencio, sin explicitaciones públicas deseasen un buen término para la evolución de la dolencia presidencial.  Así de compleja suele ser la sociedad, en especial entre sus sectores medios, más aún en momentos en que las ideologías -supuestamente adjudicables solo a rigideces del marco de una clase social- tienden a difumarse, flexibilizarse o ampliarse dado el fracaso doloroso y cruento de los dogmatismos duros y ciegos en toda circunstancia, sin lugar -teórico y práctico- para la reflexión que permite mantener metas e ideales sin sendas lineales.

 

                   En segundo factor es, quizás, más terreno, aunque el primero, como se vio, no carece de esa materialidad o “visceralidad del bolsillo” (según conceptos del propio Perón en cuanto al “bolsillo, una de las vísceras más sensibles” del humano). Se trata en segundo término del simple y quizás inevitable temor a cambios que puedan atentar contra la estabilidad o equilibrio siempre amenazado pero sostenido de la situación, estatus o posición, más modesta o más holgada, logrados al momento actual después de una criticada década de kirchnerismo. Está el “natural” y cultural miedo a perder lo que se tiene, dado que ni siquiera el que poco tiene en Argentina piensa que “nada tiene que perder”. No es casual que sectores de bajos recursos de países hermanos como Perú, Bolivia y Paraguay, sumados ahora a los de otras naciones ubicadas en el antes llamado primer mundo, como España, consideren a nuestro país como un destino de apreciable valor, chilenos incluidos, que bien saben, por ejemplo, de las facilidades inexistentes para ellos -y también en casi todo el mundo, por ejemplo Estados Unidos- en materia de educación secundaria y universitaria, gratuita y de altísimo nivel académico y amplísima libertad de ideas. 

 

                  Ese temor al cambio de un gobierno, que sería “autoritario y corrupto” según la voz vulgar y común que repite la calle de clase media y empleados públicos desde policías a militares y profesionales de la salud, tiene que ver con un doble sentido de la supervivencia. Por un lado, cierto individualismo moralmente egoísta vinculado con la fantasía de -aunque sea- “salvarse solo”. Por otro, se trata de un sano sentimiento o percepción de supervivencia muchas veces guiados por la carenciada pero perspicaz y astuta sensación de comodidad o bienestar en sociedades que han experimentado reiteradas penas y dolorosasnecesidades producidas por políticos conservadores enemigos del gobierno desde hace una década.

 

               

                Por supuesto que dentro de este conglomerado difuso y sin límites socio-intelectuales definidos es frecuente encontrarse con individualidades, grupos y sectores que dicen lo que sienten en su rechazo interno y sienten lo que suelen decir con grosería irreflexiva y no pocas veces con alto grado de agresividad y crueldad antisocial. Se trata aquí de lo más retrógrado  de la sociedad, lo más retardatario de cualquier organización social que de inmediato pone en acto ideas de muerte o tanáticas ante cualquier atisbo de cambio, por suave que sea, o interpretación supuesta ante  alguna solo imaginada modificación que conjeture posibilidades de mermar en minúscula parte sus privilegios o diferencias ascendentes con respecto al común de los asalariados o el resto de la sociedad común.  

               

              Esta trama social compleja, que no puede definirse como “peronista” en términos estrictos doctrinarios y menos aún como kirchnerista (y no solo por pensamiento político reaccionario sino por simple y llana ausencia de pensamiento político estructurado), si emite una señal de buen deseo, de generosa expectativa y altruista espera frente a la pronta recuperación de la salud presidencial, según me ha parecido advertir más que nada en los silencios notorios, es porque conserva salud al menos en su sentido de supervivencia y no opta -aunque a veces parezca en el borde de hacerlo- por reacciones autodestructivas o suicidas que la sociedad argentina ha puesto en práctica en ciertas circunstancias anteriores. Al respecto, creo que lo más notable, traumático y esclarecedor sucedido desde la matanza y desaparición de al menos 30 mil ciudadanos durante la última dictadura militar, es que un hecho siniestro de dimensiones impensables -gracias a la militancia incansable de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y restantes organismos de derechos humanos- ha derivado en un creciente y hace tiempo perceptible grado de sensata sensación política (por no decir “conciencia” política) en casi toda la ciudadanía argentina, aún la no politizada en absoluto. No hay nadie que ignore la esencia de lo que sucedió más allá de lo que diga, y es posible que ante circunstancias de peligro de similar siniestralidad se pongan en funcionamiento mecanismos de alerta y defensa preventiva que antes faltaron por falta de experiencia (traumática). Esto es un dato central de una excepcional salud política colectiva, que naciones como España y aún Alemania no han logrado tener. 

             

 

               Sobre la base de lo dicho y una particularidad casi también excepcional de la pareja conductora del ciclo kirchnerista, particularidad que consiste en capitalizar las derrotas y resurgir en acciones y pensamientos renovadores, enérgicos y sobre todo vitales producto de una acumulación reflexiva en reversión de la pérdida y el fracaso. No llamaría a esto resiliencia, como algunas corrientes de la medicina psicológica o psiquiatría definen a la capacidad o potencial de reconvertir lo patológico o frustrante en saludable y reconfortante para recomenzar el ciclo. Pienso en cambio que se trata de una infrecuente capacidad de intuición política que siempre fue característica fundamental del matrimonio e individualidades de Cristina Fernández y Néstor Kirchner. No solo es experiencia de una vida de militancia política activa y de lecturas, información y reflexión sino una capacidad de pensamiento e inteligencia clara y lúcida que no tiene que ver con el razonamiento lógico aristotélico.

 

 

                 Cristina, como Néstor Kirchner antes, tiene una facultad desarrollada, formada y disciplinada para la percepción del acontecer o fenomenología políticos. Discurre junto al acontecer político y lo imbrica con una amplitud y profundidad, más infrecuentes aún, no solo con lo nacional y regional sino con lo mundial. No es fácil imaginar con cierta certidumbre cuándo y dónde ha de producirse aquí el tsunami generado por el aleteo de una mariposa en tierras nunca vistas y tiempos no pronosticados. Cristina Fernández de Kirchner está dotada de esa facultad, inhallable en cualquier político del presente argentino y aún de los últimos 58 años. El en apariencia más próximo a ella en dicha cualidad, el ex presidente Frondizi, en realidad era un intelectual y un astuto, algo distinto a una personalidad culta de excepcional intuición política, que se realimenta a sí misma.

 

 

              La derecha reaccionaria más lúcida, en conjunto, percibe también esta sorprendente cualidad de Cristina de Kirchner, con las derrotas que ella le ha infligido. De ahí la obcecación destructiva de esa derecha, porque aún cuando sabe que integra un frente más numeroso esta última característica torna más “peligrosa” a la Presidenta dado que se trata de una individualidad que se impone al frente grupal, y que,  en cualquier caso, escucha a la gente que la asesora o le brinda información para poder manejar con mayor precisión el proceso de pensamiento que irrumpe en intuición extraordinaria no excluyente de reflexión. Una convalecencia, si permite la claridad de pensamiento y habilita la serenidad de salir del frente de combate diario, puede convertirse en una oportunidad ricamente fructífera para la sorpresa de los procesos intuitivos y de pensamiento.

 

             Todo esto puede derivarse de la reaparición escénica en la pantalla de televisión de la señora Presidenta al anunciar el retorno a sus funciones. Actuación -original por cierto- en un escenario no es sinónimo de mentira. La ficción y la actuación son una forma de presentar y desarrollar la verdad. El actor talentoso no miente, al contrario, expone en su escenario (lo Político en el caso de la Presidenta) otra forma de la verdad a través de lo ficticio, que no tiene que estar distanciado de la verdad, ser diferente de lo real. La ficción es una manera de enunciar y anunciar la verdad.

 

                La presentación de Cristina Fernández en la televisión como una señora vital, recuperada, atractiva, alegre, saludable y en estado pleno, sin amarguras ni rencores, inteligente, con enunciados y sugerencias que hacen tanto a la metáfora de la integración latinoamericana y al apoyo a sus vanguardias de las gestiones populares y nacionales subcontinentales  (el perrito blanco, además tierno y simpático, y por añadidura descendiente de valerosos y entregados guerreros de absoluta lealtad), como al reconocimiento de la mejor parte de la derecha (el joven del Pro que le escribió) y en simultáneo el reproche a la peor derecha (el Pro-Macri, derecha-especulativa y rentista), son datos hechos para la paralela comprensión de entrecasa y el entendimiento del que maneja batutas en la oposición reaccionaria. En fin, lo deseado por toda la gente de buena voluntad y de buena leche: una Presidenta a cargo que goza de salud, vitalidad, ingenio, picardía lúcida y reflexiva, razonamiento, iguales convicciones y ese bendito talento intuitivo que inaugura escenarios y obliga al oponente -y al enemigo, que lo hay-a recomenzar el juego y cambiar el mazo. Y eso después de un mes en que nadie de la oposición pudo articular una política integradora sustitutiva del kirchnerismo.

               

 

                     Aunque nunca se la haya percibido fuera de batalla, ¡Bienvenida Sra. Presidenta!    

 

EROTICA DE LA CULTURA agradece como siempre a YOUTUBE y en este caso a la Casa Rosada por el aporte a la información y la cultura.

 

18 de NOV. Mensaje de la Presidenta Cristina Fernández al retomar sus actividades

 

casarosada

 

Publicado el 18/11/2013

18 de Noviembre de 2013, Buenos Aires.

  

 “La presidenta Cristina Fernández de Kirchner agradeció el apoyo que recibió desde “el más humilde de los servidores hasta el más importante Jefe de Estado”, en un video que filmó su hija, Florencia Kirchner en la Residencia de Olivos. Mostró flores, cartas y el perro que le había prometido Chávez.

 

           “Así se expresó la Primera Mandataria en su primer contacto público luego de la convalecencia de seis semanas que debió cumplir a raíz de una intervención quirúrgica.

              “Me mandaron millones de cartas, de flores que simbolizo en las que me mandó hoy Hebe de Bonafini, y muñequitos, rosarios, estampitas hasta el que me regaló este pingüino que me mandó Federico García Cafi, representante del frente estudiantil de Pilar que me da una carta preciosa porque me contó que nació en el 1993, y que no creía en nada, que vio todo lo que paso en nuestra historia y que había empezado a creer y a militar. Fue una cosa muy importante”, reflexionó la Jefa de Estado.”

 

1 Comentarios

  1. Carlos Diaz

    Compatriota: un magnífico comentario, que comparto plenamente.

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