Sería bueno que vinieses este viernes. Podríamos probar un comienzo.

 

 

 

                    Este viernes sería un día ideal porque estoy aún en suite en Buenos Aires, en San Telmo, en calles México y Tacuarí.

 

 

 

                          Es un escenario que no sé cuándo vuelva a reproducir. Requiere inversión de mucha energía y dinero mover 20 bultos en remisse, con el prudente, reservado y amable Diego. Ya no viajo en mi auto porque no puedo además hacer de chofer de mí mismo.

                              La contratación es hasta el sábado a las 10 u 11, pero  si venís vería si es posible un día más, dado que no me da para terminar una sesión, ordenar bártulos, mis cosas, dormir y volver a levantarme a las 9.

                               Recibí tus datos.  Yo vengo del sur de la provincia, pero hace tanto que estoy en  Ciudad Choronga que soy un referente  desde hace mucho. Aunque no llevo vida social soy una figura pública, y lo digo sin vanidad. Es así, a pesar mío o gracias a mí, solo por trabajo. Trabajo siempre público y con firma.

 

 

                          Te dije que me he prometido mil veces, incluso como condición original, no trabajar con personas habitantes de Ciudad Choronga dado que varias veces he tenido problemas. Me han robado, y hasta me han sacado dinero. Gente (mujeres) acostumbradas a la estafa, a la especulación con sus vaginas. Ya contaré sobre ello. Pero recaigo en la tentación del choronguismo. La última experiencia, desagradable y de escarmiento,  fue hace poco.  Llamó a casa para contar «todo» y resulta que la atendió La Sabia de la Tribu. Otra despadrada, la llamante o llamadora. Una pobre mina. Pobre pero de peligrosidad notable.  Es devastador el efecto individual subjetivo, familiar y social que advierto ha adquirido el despadramiento.

 

 

                             Cuando pruebo una modelo, el propósito es siempre trabajar largo tiempo. La mayoría queda descartada, y de hecho trabajo de modo regular  solo con dos modelos, ahora, pero desde tres y dos años. Una es de la ciudad y la otra es europea, desde hace año y medio en Buenos Aires, profesora de literatura y bailarina de música urbana porteña. Escribe aquí su tesis universitaria sobre novela europea y dicha danza original porteña. Viaja aquí cuando la llamo y a veces se queda en casa. A Morena, de aquí, me parece notar que se está alejando, y eso que creo que es la que mejor me lleva, resultado de su serenidad, o reserva, no sé. Nunca sé muy bien qué piensa. Pero es sensible, mejor, perceptiva.

                     Los ciclos para modelos, actrices y bailarinas que organizo (individuales y con absoluta reserva, o en grupos de tres o cuatro mujeres) es  para integrarlas a la cultura seria o ilustrada. Igual pueden conseguir un empresario (no sé si futbolista porque éstos  se achican más ante un libro que ante un par de pechos siliconados). Digo, si es eso lo que quieren. Mi «modelo» de construcción de figura es Kate Moss porque la considero la más expresiva y dramática. Dramática. Ya no desfila. Solo hace desnudos una vez por semana para alguna publicación fashion cultural. Aquí aún no se han dado cuenta de eso, tampoco las actrices y bailarinas. Es por el efecto televisión y Tinelli. La cultura botinera. Puede dar dinero pero dura apenas lo que dura la tersura de la piel (¿10 años?, como máximo). La cultura grasa, pero además burra. El más grasa es el burro, con o sin plata.  Lo grasa puede ser muy peculiar y bello en el contexto del que no tiene posibilidades, del pobre pobre.

 

 

                       Por lo demás se puede lograr una buena posición económica y a la vez tener vínculo con la cultura. Siempre digo que si Kate Moss es recordada dentro de cien años es porque hizo todo lo posible para que la pintara Lucian Freud poco antes de morir. Y su cuerpo allí no es «lindo», pero es bello. No sé si  Mossie es la más «linda» pero sí permanece como la más bella por ser la más dramática, la más expresiva dramáticamente. Y ya tiene 41, 42 años. Sigue ignorándose que hay una diferencia sustancial entre la lindura, lo hermoso, lo bonito y lo bello.

                          Sería bueno que vinieras el viernes.  No creo ser Lucian Freud (ni lo pretendo) pero sí sé que soy el único que hace lo que yo hago, en especial por ser escritor (de periodismo y de literatura y ensayo) y autor de fotografías. No soy profesional ni amateur de la fotografía, sino autor-productor de fotografías. Esto lo repito siempre por escrito públicamente.

 

                  Avisame si venís el viernes.

                     Y bueno, después queda lo más difícil, que es entendernos. Dicen que no soy nada fácil. Pero algunas pocas me llevan bien. No me gusta el escándalo ni la histeria escandalosa, pero puedo  manejar como pocos lo público, sencillamente porque ya no me interesa nada «lo que digan». Además, eso, si quiero, me da más lectores. Me sosiega la serenidad, la serenidad del otro, bueno, aquí, de la otra (trabajo solo con mujeres, y trabajo solo desnudo).

                 Son las 4 o 5 de la mañana. Resulta que me acosté a las 22 de ayer.

                Estaría bueno probar, imagino.

               Amílcar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Una ignorante, actriz y -creo- directora de videos (que me parecieron interesantes), me dijo que ella no iba a exponer su cuerpo por lo que  pago. Yo dudaba si valía la pena  pagarle, en ese momento, mis 800 pesos por cinco seis horas (habida cuenta de que a una moza de «gastronomía Barrionuevo»  le pagan 1.500 pesos mensuales por un mínimo de ocho horas diarias, y eso si les pagan. Suelen cambiarlas y no pagarles nunca lo trabajado). En materia de «exposición» le cité el caso de Kate Moss con Lucian Freud. Me replicó que seguramente Moss no posaba por 800 pesos. Le dije que en este caso era Moss la que debía pagarle a Freud para que el artista accediera a pintarla. ¡Tan ignorante, pobrecita! Las estrellas de Hollywood mejor pagas se matan por trabajar con Woody Allen como Tom Cruise y Nicole Kidman con Kubrick, quienes deben haber ayudado de su bolsillo para que el cineasta no dudase nunca. Dijo que yo era»compulsivo», que habría de denunciarme. (¿»acoso»? La figura del acoso hoy sirve para cualquier cosa). Ahora bien: lo más singular de todo es que fue ella la que se postuló a una de mis convocatorias de fotografía de autor en desnudez. Y algo más, muy sorprendente: noto que muchas mujeres, aún de la actuación o la danza, se presentan y postulan  sin leer antes las convocatorias. No es la necesidad «de comer» sino la vanidad histérica de la concha. En general, una vez aceptadas por mí, me dicen que no. Y aparece eso de lo compulsivo y denuncia por acoso.  Resulta más extraño todavía si se tiene en cuenta que se trata de personas con cuerpos cuyas vaginas han sido frigidizadas y solo responden a otras vaginas y vulvas pero no por identidad lesbiana sino por miedo a la pija. Es probable que ese sea su goce, pero no saben del placer que te da identidad. La horrenda ausencia de lo fálico, hoy. El efecto despadramiento, devastador. Peor que un padre varón masculino autoritario y patriarcal es la ausencia de padre. El exceso de madre, el reemplazo de padre masculino por madre, veo que implica una acentuación muy riesgosa de la excluyente vaginidad, y la vagina solo puede ser vagina ante el pene, frente al falo, a lo fálico. Me dicen que es la nueva sexualidad. Pienso que es la nueva confusión, y con altísimo y negado grado de padecimiento. Una de las nuevas formas de la neurosis, de la histeria. Es tal la confusión que se confunde libertad con enquilombamiento, con confusión. Es la preparación del próximo zarpazo. Nos quieren destruir del todo. Políticamente en lo nacional, esa es la razón de la oposición a Cristina Fernández por izquierda y derecha. Pienso además que es la nueva forma de control y dominio que ha tomado el capital en su nueva etapa. ¡Notable la capacidad de renovación del capitalismo! No estoy seguro de que Marx lo haya advertido. Freud, sí. Lacan más aún.)     

 

 

 

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