MIS TRABAJOS Y DÍAS

Tal vez haya sido un acontecer, como fluyen los gatos en los techos calientes de la noche. Por AMILCAR MORETTI

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De Nina, la gata, solo puedo contar, imaginar, suponer. Llegó una noche, madura pero joven. Inquieta, se notaba que su crianza con chicos en una familia numerosa y bullanguera. “La trajo la inundación”, supusieron cerca mío. Tanta fue su insistencia (eso hoy tan cuestionado para conseguir una clase de amor, cualquier clase amor) que, después de tres días, comenzó a formar parte de la casa, de la familia, pese al retraimiento de Susta Gómez, gata Reina hasta ese momento.

           Nina fue madre tras grandes retozones en el techo de chapa de zinc caliente y, cuando sus hijas e hijos ya no estaban, una buena (mala) noche, desapareció. Me dicen que vino a realizar su cometido -curar el cáncer de Cristina- y que, cumplido, se hizo aceptar en otro hogar en que la necesitan.

        Es linda la historia, ver así el suceso de su transcurrir junto a nosotros. Otros, hoy, me preguntan, intrigados: “¿Viste Amílcar que los gatos desaparecen?” Prefiero no pensar en eso, presiento su sentido. A mediados del siglo XIX hubo en París una gran matanza y cacería de gatos.

AMILCAR MORETTI


Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI, hoy a la tarde, 23 de octubre del 2019. El día del registro llegaron las dos juntas, Florencia y Nina, o Nina y Florencia. Solo que Nina, la gata, la segunda gata de la casa después de Susta Gómez, así como llegó un buen día se fue. Ya les cuento. En mi hogar, en La Plata, al sur de Buenos Aires.

 

AMILCAR MORETTI, yo, compongo esta imagen de Florencia más por impresiones y colores que por registros originales, que para mí no suelen tener gran valor, aunque potencialmente lo contengan. Florencia esa vez -fueron tres encuentros y creo que igual número de sesiones- parecía volátil, como una de esas figuras de Hollywood, de la Metro, en los años 40. Esa era la impresión que exhalaba, o yo al menos la referenciaba en aquellas pantallas con personas lujosas gráciles, ligeras, casi sostenidas en el escenario, puro artilugio alrededor de la pobreza. Creo también que vagaba en un estado de suspensión ubicada cerca del estado de Gracia. Como la de Bresson en algunos de sus célebres personajes, Balthazar, por ejemplo. Salvo que Florencia emanaba sensualidad y belleza. Atrevimiento, inconsciente tal vez. Como tantas jovencitas, no era consciente de lo que suscitaba en los demás. De algún modo, pienso, conjeturo, Florencia en esa época no estaba preparada para este mundo. La Plata-Buenos Aires.

 

Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI. Octubre 2019,ed. Buenos Aires

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