Chandra en San Telmo, Buenos Aires. Suite Babel Hotel.
LAS RAZONES DE SER UN EROTÓMANO
Escribe
AMILCAR MORETTI
Siempre repito que mis fotografías de autor en desnudez femenina (odio decir “desnudo artístico” o “modelo vivo”) deben ser escuchadas, también. O miradas mientras se escucha un tema musical; es el caso de la canción que incluyo casi siempre. Una muchacha joven y bella, desnuda, es una como una bella canción. Tiene la belleza de un pájaro y de una canción. El piano de Oscar Peterson, muchas veces vibrante, apurado, bien sonoro, discurre acá en una tonalidad suave, tierna, tersa, como el cuerpo de una bella muchacha desnuda. “Un erotómano”. “Eres un erotómano”, me han dicho. Me sorprendió, aunque supongo que lo sabía. No hace mucho leí que de Fellini se escribió lo mismo, y si bien, es obvio, no soy Fellini, me tranquilizó conocer ese juicio. Antes, sentía pudor, inhibición.
¿Es imprescindible ser Fellini? No, pienso que no. Es bueno ser un creativo. Entre tanto, me censuraba, limitaba. Ahora no. Lo acepto y lo planteo. El cuerpo de mujer es eso: ero-pasión, ero-disfrute, ero-belleza física, ero-movilización de energía y fuertes pulsiones. No hablo de violencias. Frente a mí es una mujer (desnuda) la que fija el límite. Advierto que en un número apreciable de ellas se acobarda, se arrepiente y culpa de posar desnudas ante una cámara aún cuando reciben paga y están avisadas -por escrito- que sus imágenes serán públicas. Sufren si son afectadas por objeciones culturales de afuera. Después, a veces, me culpan a mí. Tampoco allí se hacen responsables.
Soy un erotómano en la medida en que danzo alrededor del cuerpo femenino desnudo. Que es, claro, no un objeto-mercancía-cosa. La mujer -el cuerpo-mujer-, la mujer mercancía no me erotiza, no me motiva afectiva e intelectualmente, tampoco en lo creativo. Puede que sí, en ocasiones aisladas, algo desde lo biológico mecánico de la excitación masculina, desde la fantasía posterior. Pero no me erotiza, lo que implica las afecciones, los afectos, la afectividad, lo sentido y removido profundo, aún inconsciente de ello.
Cito tres fragmentos de la psicoanalista Léda Guimaraes en la revista “Virtualia”:
… el particular goce femenino, permite tanto a las mujeres como a los hombres una aproximación al goce femenino. “Sin embargo, como las mujeres no tienen pene se encuentran más abiertas a la posibilidad de experimentar y usufructuar ese goce del cuerpo. Los hombres con sus penes, referencia que toman para el desempeño de su masculinidad, tienden a ocuparse y a embrollarse con su funcionamiento, poniendo así una distancia al goce del cuerpo. Las mujeres, a lo largo de la experiencia analítica, cuando comienzan a experimentar ese goce del cuerpo, tienden a asustarse por su fuerza incontrolable, enunciando sus temores en los siguientes términos: ¿será que me estoy volviendo ninfómana? ¿Van a pensar que soy una puta? Temor muy presente en las mujeres ya que la voz el superyó toma, comúnmente, la forma de la injuria: ´Puta´.”
(…)
“En las mujeres histéricas, la culpabilidad superyoica generalmente se mantiene en el registro del inconsciente. Aún cuando una mujer venga a decir “soy una mujer moderna y, por lo tanto, soy dueña de mi cuerpo”, eso no significa que este liberada de su superyó, la injuria superyoica puede advenir en el temor “pero ¿qué va a pensar él de mí? O ¿qué va a pensar todo el mundo de mí? Así, habitualmente, las mujeres proyectan en su pareja, o en “todo el mundo”, la voz de su propio superyó: ´Puta´.”
(…)
“… el goce femenino es solidario de una vivificación de una mujer, muy diferente del goce del superyó que conduce a la mortificación. El problema es que la gran mayoría de las mujeres se defienden del goce femenino porque el superyó –vertiente mortífera de este goce- tiende a infiltrarse fácilmente en el campo de su experimentación. En otras palabras, hay en las neurosis femeninas lo que Lacan denominó “estrago”, que corresponde exactamente a la infiltración de ese goce mortífero del superyó en el campo del goce femenino. Verifico a través de mi experiencia psicoanalítica que el proceso de análisis permite efectuar una separación de esos dos campos de goce, de modo que una mujer no tendrá más temor en la experimentación de su goce femenino.”
Mujer, sinthoma del hombre. Sexo y época. Lêda Guimarães.
http://virtualia.eol.org.ar/028/Sexo-y-epoca/PDF/Mujer-sinthoma-del-hombre.pdf
Jueves 13 de noviembre 2014, La Plata, Argentina.
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“En las mujeres histéricas, la culpabilidad superyoica generalmente se mantiene en el registro del inconsciente. Aún cuando una mujer venga a decir “soy una mujer moderna y, por lo tanto, soy dueña de mi cuerpo”, eso no significa que esté liberada de su superyó, la injuria superyoica puede advenir en el temor “pero ¿qué va a pensar él de mí? O ¿qué va a pensar todo el mundo de mí? Así, habitualmente, las mujeres proyectan en su pareja, o en “todo el mundo”, la voz de su propio superyó: ´Puta´.”
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Modelo: CHANDRA BALI ARAPE. Noviembre 2014. En el Hotel Babel Suites de San Telmo, Buenos aires. Fotos registradas en película blanco y negro Kodak T-Max 100 ISO.
EROTICA DE LA CULTURA agradece el aporte de YOUTUBE y sus colabores a la cultura.
Oscar Peterson: Lovely To Look At (Kern / Fields, 1952, from the film “Roberta”)
Actualizado el 10/5/2010
From the LP “Oscar Peterson Plays the Jerome Kern Songbook,” released in 1959 on the Verve label. Recorded July 14 – August 9, 1959, produced by Norman Granz. Ray Brown – double bass; Oscar Peterson – piano; Ed Thigpen – drums.
“Lovely to Look At”, de Oscar Peterson Trio (iTunes)
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