MIS TRABAJOS Y DÍAS

ARGENTINA EN LA CAVERNA DE PLATÓN. Imágenes y textos por AMILCAR MORETTI

Google+ Pinterest LinkedIn Tumblr

 

               Hay un emoji muy ilustrativo que  sintetiza la actual opción de la gente por la ceguera y negación tosca: se trata de una “carita que llora y ríe”.  ¿Ríe por qué y de qué si se dibujó para llorar?  ¿Llora por qué y de qué si está destinado a reír? La sensación de desconfianza, el entusiasmo inmotivado e ilusorio, el autoengaño de un posible bienestar imprevisto si es que este último no se perdió ya, la celebración esporádica  si se accedió a algún beneficio circunstancial, esa mezcla de sensaciones y sentimientos, después de duros padeceres, no mejoran al ser humano.

(La imagen de tapa fue compuesta por Amilcar Moretti en abril del 2024. Buenos Aires).

 

Por
AMILCAR MORETTI

          Es este un momento de dislocamiento y abandono de las pasiones buenas y de un inquietante apego por las pasiones tristes. En el vértice se ubica un desquicio que deshace todo lo que queda de lo bueno conocido y en la base parece motivo de festejo o alivio.  Llamativamente, abajo, en mayoría, los celebrantes  predican esperanza mientras sufren o están por padecer situaciones pesarosas quizás intuidas de algún modo y ante ello responden con una alegría bullanguera ciertamente encubridora del miedo y el desconcierto sentido ante una realidad que los ignora desde hace décadas.

               Hay un emoji muy ilustrativo que sintetiza la actual opción de la gente por la ceguera y negación tosca: se trata de una “carita que llora y ríe”.  ¿Ríe por qué y de qué si se dibujó para llorar?  ¿Llora por qué y de qué si está destinado a reír? La sensación de desconfianza, el entusiasmo inmotivado e ilusorio, el autoengaño de un posible bienestar imprevisto si es que este último no se perdió ya, la celebración esporádica  si se accedió a algún beneficio circunstancial, esa mezcla de sensaciones y sentimientos, después de duros padeceres, no mejoran al ser humano. Él o la que son buenos, crédulos, sufrirán más. La pandemia lo anunció: no hizo mejor al humano, reforzó sus frustraciones y rencores. Y la reacción ante esta gran confusión  parece suscitar en mucha gente la necesidad maníaca de alegría permanente, la negación y renegación del dolor pasado y la miseria a la vista, la ceguera y el no querer ver de quien se sabe vulnerable.

Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI en abril del 2024. Buenos Aires, La Plata.

 

              Hay una suerte de soberbia paradójica que es mala de por sí en el héroe y semidiós  pero que en el común de los humanos, como casi todos nosotros, ingresa en el ámbito de la necedad, la oscuridad del que no quiere ver y menos reflexionar. No advertir para no pensar.  Y no pensar para que no duela. Creer en la salvación solitaria porque se creció en la indiferencia y la brutal rivalidad no es un ideal ni una utopía: es la forma que el poder induce, impone y festeja para que el pasaje  del Titanic en su hundimiento del Titanic lance o crea en fuegos artificiales..

                 Y ese naufragio de noche y ciego no advierte que arrastra mucho de lo más querido,  sobre todo a los más pequeños y a los más viejos, mientras  el rudimentario creyente duerme “tranquilo” porque las sábanas aún están secas.  

                Muchas veces hay una mano que se tiende, pero el apuro, la carcajada como obligación del “ser feliz” y los antiguos rencores quizás justificados pero siempre torpes como consejeros pueden rechazarla.

Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI en abril del 2024. Buenos Aires, La Plata.

Escribir un Comentario