ARCHIVO (desde 2010)

CUANDO ME EQUIVOCO, A VECES, ME PONGO MUY CONTENTO. EL SUEÑO ESTÁ INTACTO EN UN PUEBLO ARGENTINO QUE LUCHA POR SUS DERECHOS, PACÍFICAMENTE, CONTRA UN GOBIERNO RETARDATARIO.

Google+ Pinterest LinkedIn Tumblr

 Hay veces, cuando me equivoco, en que me siento muy feliz. Esta tarde, por ejemplo.

 

24marzo 2017. www.dw.com es 19142050_303

 

 

 

Escribe
AMILCAR MORETTI

 

 

                   Equivocarme me produce a veces una inmensa alegría. La multitudinaria, conmocionante concentración que hoy viernes 24 de marzo se desarrolló en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, centro histórico de las demostraciones sociales y políticas en Argentina, esta vez a 41 años del inicio del último ciclo militar-civil-clerical que dejó 30 mil desaparecidos políticos y de lucha social e intelectual, no registró ningún acto de represión por parte de las fuerzas de seguridad. No hubo golpizas, no hubo detenciones, maltratos, cuerpos heridos por disparos policiales, gases, chorros de aguas de irritación colorante, persecuciones ni otras consecuencias graves o, bien (mal), trágicas. Fue una concentración imponente donde se hizo notar la pacífica presencia de familias con sus pequeños hijos y de jóvenes de todas las edades.

 

                    Días pasados, cuando se produjeron hechos violentos, también, en inmensas concentraciones por el 8M (Paro Internacional de la Mujer), con desmanes policiales, humillaciones y vejaciones varias, y la muerte de dos personas en el recital del músico Carlos «Indio» Solari en el sofoco de más de más de 300 mil seguidores sin que se registrase asistencia policial y médica, lancé un grito dolorido, acongojado: «el sueño terminó».

    Tuve, obvio, el eco lejano: «el sueño ha acabado» («the dream is over») de «God» (Dios), la célebre letra de John Lennon (1). Pero, sobre todo, la memoria de las innumerables represiones sangrientas, verdaderas matanzas de los años 70, que la derecha -institucional o no- perpetró contra pequeñas y grandes multitudes indefensas. Ezeiza, en el regreso del General Perón tras 18 años de exilio, por ejemplo, donde tomé conciencia de que «la revolución» (social) no tendría lugar, no podríamos hacerla, como había soñado ya por más de década y media. O en fecha más cercana, el diciembre nefasto del 2001 con más de 30 muertos para que otro gobierno conservador se retirara a las apuradas, con abandono de sus funciones y las fieras sueltas en las calles, a escopetazos y tiros contra el pueblo.

 

 

                   Siempre autorías de gobiernos reaccionarios, retardatarios en lo económico, político y cultural, dictatoriales o bien designados en elecciones claras como el actual gobierno de derecha que desde hace un año y meses saquea y humilla a Argentina y a gran parte de los argentinos. Han sido matanzas en revancha de odio racial-clasista como respuesta a la distribución de la riqueza -reparación moderada pero imprescindible frente a los prolongados despojamientos de derechos sociales y de ingresos básicos e indispensables-, distribución reparatoria que tuvo lugar, con sensibilidad y dignificación, durante el ciclo kirchnerista del 2003-2015, guste o no guste.

 

24 marzo2017. telam. 0014473816

 

 

 

                    Fue en esa década, la última, la anterior que los niños y adolescentes, las familias, los jóvenes de primera juventud volvieron a la Plaza de Mayo -como no se veía desde la década clásica del peronismo histórico, entre 1945 y 1955-. Yo ví en la Plaza las presencias felices de mujeres, familias, niños, en concentraciones también imponentes para agradecer a Perón y Eva los logros sociales que aún son motivo del odio derechista de estos gobiernos actuales y anteriores.

             

               Pero después de 1955, todo fue distinto, violento, sangriento casi siempre, hasta el 2003, cuando el 25 de mayo llegó Néstor Kirchner. Desde esa fecha, hasta hace un año, las concentraciones en Plaza de Mayo fueron otra vez una fiesta y, más que nunca, ví innumerables familias con sus hijos, ciudadanos «sueltos», sin militancia o encuadramiento político que concurrieron de nuevo -o por primera vez- al centro de la polis para agradecer al «hombre que pudo». El «hombre que pudo»: recomenzó la paulatina devolución de salarios dignos para los obreros, el trabajador y el empleado y, más que nada, reanudó el derecho universal al trabajo, para que mujeres y hombres tengan un trabajo digno. No voy a hacer una enumeración de derechos recobrados, ahora de nuevo de a poco o bruscamente derogados aún violando el cumplimiento de leyes.

 

 

24 marzo2017. telam.0014474274

 

 

 

                Cuando ví la detención, golpiza y vejación de veinte mujeres el último 8 de marzo resurgió no un delirio fantaseado, sino la experiencia repetida durante décadas que dejó siempre muertos, miles, también 30 mil cuyos cuerpos no han sido recuperados. Además, funcionarios del gobierno del electo en noviembre-diciembre del 2015 no han dejado de anunciar su deseo, su intención, su propósito de reprimir las expresiones político-sociales opositoras, por ser cada vez más frecuentes y más masivas. Y por ello el rearme de las fuerzas de seguridad. En principio, el temor, el sembrado de miedo. 

 

 

                   Fue allí que surgió mi alerta «la fiesta terminó». No para desalentar, sino para cuidar, para pensar desde ahora nuevas formas organizativas y de autoprotección frente a la violencia, autodefensas siempre dentro de la ley. Fue el peronismo desde 1945 el que sustituyó la lucha muchas veces violenta de los obreros para lograr legítimos derechos desde la izquierda anarquista, socialista, comunista, sustituyó, repito, por las grandes concentraciones pacíficas de alegría de una clase obrera satisfecha que agradecía a su líder las reivindicaciones largamente esperadas. No hizo falta ya la violencia en la lucha de clases para obtener mejoras sociales y laborales, un 50 por ciento de la ganancia del capital. La plusvalía dividida en dos partes iguales, algo bien peronista: 50 % para el patrón (ayudado por el Estado, que sostiene el trabajador con sus aportes) y el otro 50% para el asalariado (con patronales con obligación sin violencia de hacer -también- su aporte a la comunidad). Único en el mundo, en su momento, y ahora casi una ilusión en naciones desarrolladas del planeta.

 

 

                   Hoy no hubo nada que lamentar. Sí mucho que celebrar. El entusiasmo de la multitud en Plaza de Mayo fue conmovedor en su reclamo a un gobierno retardatario, mientras la autoridad máxima se ausentó en suspicaz viaje a Holanda. Un electo para un gobierno (lo votó el 51%) que quita derechos aún recobrados a medias, que creó una crisis donde no la había y que retrocede a antes de 1945, a 1930 o… 1910. 

 

                     No se cumplió mi temor a la repetición e incremento de una violencia represiva, por ahora, insinuada. Me alegro mucho, pero mucho, de que mi temor no haya tenido justificaciones reales esta tarde. Me alegro de mi error, me produce alegría mi equivocación. Conservemos esa alegría y el mismo entusiasmo de lucha y no nos descuidemos. Los ricos no van a entregar ni devolver lo despojado sin lucha.

 

(1) http://www.letras4u.com/john_lennon/god.htm

 

24 marzo2017. telam. 0014473031

 

1 Comentarios

  1. Carlos Diaz

    Comparto la alegría y los argumentos de tu hermosa nota.

Escribir un Comentario