RICARDO, ERROL PREGUNTA CUÁNDO PARTEN. TRAJO LAS BOTAS PUESTAS Y DICE QUE NO TIENE APURO. VINO WAYNE. TAMBIÉN ESTÁN FIERRO, MOREIRA. Y BORGES COMO CRONISTA.
Escribe
AMILCAR MORETTI
Y tiene las botas puestas, Flaco querido. ¿No lo ves? Es Custer, es Custer, Flaco, ¿sí, ahora te das cuenta, no? Ah, ya me parecía que no podía ser que no lo vieras. Es Errol Flynn, Flaco querido, si todavía me dice a mí, que abro la puerta: “Vine a acompañar a Ricardo”. “Sí”, le digo, seguro, también. Él me habló en español, medio mexicano, pero igual. Tenía las botas puestas y el sable y el Colt, claro, cruzado. Me sorprendió la compañía que trajo por vos; atrás estaba John, John Wane con el Winchester tomado por el medio, tranquilo, apoyado en la pared y con una pierna también sobre la pared. La sonrisa, como te imaginás, medio entre comprensiva y como sobrándonos. Él sabía todo y cómo está planteada la cosa. Yo me equivoqué: te dije Jeffrey Hunter, pero no, querido, es Errol con las botas puestas. Vino de custodia, a acompañarte, ¿un sueño, no? Y está la caballería del 7mo. regimiento (¿o es el 5to., decíme, vos que sabés mejor?). Por las suyas se agregaron, solos, Robert Duvall, chueco y Kevin Costner, los “nuevos”, ja, Costner todavía pretendiendo, ja. Es inmejorable. Te vas como los dioses. Fierro y Moreira esperan aparte, pero suman en la partida, no podía ser de otra forma. Los fui a saludar. Borges, impaciente como todo pibe del periodismo, hace las crónicas.
Yo me quedo, por las dudas. Después voy. Cuido, por si acaso. No creo que pase nada. Pero me quedo. Después voy, vos esperáme. No sé qué harán ellos, pero van a hablar mucho. Se reirán con Errol de laúltima fiesta, en el velero, con botellas, y sumergirse en el agua, hasta no aparecer. Vos y él saben de eso. El agua, el mar, el río, las copas, las chicas hermosas, las risas, el agua por debajo. Decíle que quiero ver el Colt, por la duda que tengo, ¿es Navy? No, ¿no? Nada que ver, si él es de caballería y llanura, con pantalón y camisa de cuero crudo, descarnado. Wayne mira con su sonrisa y el Winchester que le queda chico en sus manos, una risa, pero igual es 44. Ese no falla. No queda nada con Wayne con ese Winchester que también amo. ¿Te dije que lo probé de nuevo hace poco? No me acordaba, golpea bastante fuerte el 44 en el hombro.
Bueno, Ricardo, Flaco, dale, que ya salen. Dale, levantáte y ponéte galán. No hagas el lamentable. Tomá, apoyáte este Colt en el pecho, lo trajo Duvall especial para vos. El viaje no es largo y no pasa nada. Pero es la primera vez. Yo me quedó aquí y miro, por si acaso, ya te dije. Después voy. Te cuento quién me toca en el viaje, si tengo compañía. Yo prefieron a Steve con el Mustang 68, pero él anda bastante escorado. ¿Quién te dije? Por ahí vamos juntos.
Chau, y esperá.
Amílcar