«…me cuesta mucho trabajo aceptar, en términos racionales, que la gente tenga un especial interés por votar a los verdugos». (FEDERICO LUPPI)
¿Cómo fueron los años del Proceso Militar?
– «Tan tristes como ahora, con la tortuosa diferencia que había muchas muertes. Eso marcó un país para siempre y nos marcó también en términos cívicos o políticos. Se empezó a respetar más el derecho humano y, en otros aspectos, no me gusta la palabra pero la uso igual, nos hizo menos valientes. Porque hoy deberíamos tener un sentido de la lucha bastante más eficiente, más claro y más de amor propio. Yo comprendía casi todo lo que se vivía en política en Argentina. En cambio, hoy lo comprendo pero no lo entiendo.»
– ¿Cómo es eso?
– «Comprendo la relación causa- efecto, comprendo las derivaciones que tienen las etapas políticas, pero me cuesta mucho trabajo aceptar, en términos racionales, que la gente tenga un especial interés por votar a los verdugos.»
– ¿Es el síndrome de Estocolmo (la víctima se enamora del victimario)?
– «No creo que sea esto pero sí nos ha permitido disculparnos de la culpa de no colocar los límites. Y tan lentamente, se ha metido esto en el alma argentina como un caballo de Troya que la corruptela, el crimen, el secuestro, la mentira, el político paparrucho, muy limitado hoy en día, nos parezca normal. Que un tipo robe 10 palos verdes nos puede generar la sensación que sea un tipo piola.»
LA GRIETA
– ¿Que te ha sucedido con algunos colegas y con este famoso tema que se ha dado en llamar “la grieta”?
– «La gente piensa como quiere pensar y está bien.»
– En los años 40 y 50 también hubo una grieta muy profunda…
– «Sí, con la diferencia que ahora hay una tendencia a hablar mucho y a opinar de lo que no se sabe. Y esto es mortal. Por eso tenemos diputados y senadores que son francamente ignorantes y delincuentes, además.»
– ¿Cuál es tu opinión sobre los procesos judiciales que enfrenta la ex presidenta?
– «Esto es una persecución que tiene que ver con dos caminos: la verdad o la mentira. Si se prueba que ha hecho cosas deleznables pues tendrá que ir en cana. Y si no, lo que se prueba es que hay una anidmaversión basada en el odio y no en la ideología.»
– La historia del país está centrada, precisamente, en las antinomias y el odio desde la época de la colonia.
– «Qué te parecería si los polacos mañana festejaran el levantamiento del guetto de Varsovia e invitaran a la fiesta al sobrino de (Heinrich) Himmler (uno de los principales líderes del partido nazi). ¿Cómo se va a invitar a la celebración de la independendencia argentina al ex rey de España. Para hacer esto hay que ser un poquitín pelotudo.»
POR: RICARDO FILIGHERA
07/08/2016 11:19:41
(el texto completo de la entrevista al actor FEDERICO LUPPI debe leerse en el sitio en que fue publicado original y con anterioridad, y a los que pertenecen todos los derechos:
http://www.diarioshow.com/article/details/82178/los-anos-del-proceso-fueron-tan-tristes-como-ahora
https://twitter.com/diarioshow?lang=es
https://twitter.com/diarioshow/status/762274546565189632/photo/1?ref_src=twsrc%5Etfw
4 Comentarios
Coincido con Luppi en casi todo, menos en dos cosas: una, que si los ataques judiciales a Cristina Fernández no tienen fundamento, son » animadversión basada en el odio y no en la ideología». Yo creo que está basada en la ideología nacional y popular, que toca privilegios de los más ricos y poderosos y le pone límites a su poder. Eso provoca odio de clase. Y hay que eliminar a los símbolos de esa ideología política (Bonafini, Fernández, Lugo, Chavez, Lula, Dilma y otros) con la notoria ayuda de potencias extranjeras.
Y otra: la invitación al ex rey de España no es una pelotudez., responde a la misma lógica e ideología política. Parece, pero no es algo estúpido no quieren que seamos independientes y quieren que nos convenzamos de eso y lo aceptemos. Como no es una torpeza, un «error», la presencia de Rico en el desfile militar y el intento de detención de Bonafini. Vulnerando símbolos, tratan de quebrar la consagración institucional del tema de los derechos humanos y no lo hacen por los militares procesados y condenados -esos no les importan un pito- lo hacen para proteger a los civiles poderosos cómplices de la dctadura, porque los juicios ya están -oestaban- llegando hasta ellos. Es decir que lo principal es de ideologia politica y, en el fondo, como siempre, económico. Eso provoca odio de clase. Me parece.
Coincido contigo. Odio de clase, una ideología de odio de clase. O un pensamiento y sentir de odio de clase. Más complejo de explicar es el apoyo suscitado en gran parte de la «ciudadanía» para dar sustento voluntariamente con su sufragio a ese odio de clase. (Aclaro: «ciudadanía» en este caso lo escribo entre comillas porque, más allá de que sea un concepto cuestionado por cierto anacronismo -algo a debatir- tiene que ver, funciona y es correlativo con el concepto de «República». Y aquí creo que esa noción ya no tiene mucho asidero real, o está en aparente disolución. No hay ciudadanía sin repùblica y viceversa. Así como no hay Pueblo sin Estado. ¿Hay república? ¿Hay Estado (o bien solo un grupo «de empresarios y gerentes» que no representan a un Estado -mediador por definición- sino a intereses concentrados o lumpen-capitalismo)?
Y en cuanto a Luppi, comprendo su modo de decir, a mi parecer entre amargo y lúcido. ¿Cómo decir lo que piensa y siente en un país y en un momento en que Brandoni, su compañero durante la dictadura; Ricardo Darín, Oscar Martínez y otros buenos actores apoyan a este gobierno? «Cada uno piensa como pìensa», dice Luppi. Y yo me pregunto, gente con cierto confort y posibilidad cierta de estar informada y ser sensible ¿tiene necesidad de decir y manifestar esos apoyos? ¿No es más decente callar? ¿No es más pudorosamente decente guardar silencio si esta situación no te perjudica de modo directo? No reclamo un coraje o valentía de héroe, de los que yo carezco, sino solo un respetuoso silencio, salvo que seas un…
Pienso igual. Hice esas observaciones sobre Luppi no para criticarlo, sino para tratar de redifinir algunos aspectos, de acuerdo a mis ideas políticas y a mi visión política. Luppi es más valiente que yo, es una figura pública y se anima a decir lo que siente. Los otros me producen el mismo desencanto.