«Para mí, el dilema de la mujer consiste en dejarse mecer en las barbas del señor o bien hacerse de las llaves y tomar el poder por la sangre…» (Amílcar Moretti, conjetura sobre «Barba Azul»)
Adelanto de la nota que publicará el próximo domingo 18 el diario EL DÍA, de la Argentina, en la ciudad de La Plata, sobre el estreno de «Barba Azul», el filme para la televisión de la francesa Catherine Breillat («Romance», 1999, entre lo porno y el pos-feminismo), que se proyectará en la señal I-Sat a las 22,30. Debe recordarse, de paso, que el domingo 25 se conocerá de la misma cineasta «La bella Durmiente», su segundo filme inspirado en célebres cuentos infantiles de la mejor literatura mundial.
“… las (películas) de (Catherine) Breillat (n.1949) son películas para adultos, tanto para hombres que quizás se interesen en verlas a solas como, en especial, para mujeres que, acaso, reúnan osadía para enfrentar los relatos de Breillat también en soledad o en grupos de amigas. Es como que, al menos aquí en Argentina, Breillat no tiene público “público”, esto es, espectadores públicos, o bien sucede que la mayoría (que va al cine o gusta del cine) no se permite ver sus películas, menos aún las del tipo de “Romance” (1999), donde las relaciones amatorias genitales de los actores protagonistas son reales.
No es Argentina, por supuesto, el único país donde sucede esto. El tema de Breillat, está clarísimo, es la sexualidad: la sexualidad de la mujer. También la cuestión de “las hermanas”, la “hermandad” femenina (se sabe de Caín y Abel, pero no de Ella y de Ella). Debe agregarse que Breillat se interesa en las cuestiones de género, en especial el femenino, pero no circunscrito a sí mismo sino vinculado a las diversidades de género.
“En cuanto a lo central, la sexualidad femenina, de eso –aunque ahora pareciera que se amplían miradas- “mejor que no haya difusión pública”, deben pensar algunos o muchos, ellos para continuar la hegemonía del “conocimiento” sexual, y ellas para no saber nada (y entonces ser siempre irresponsables e inocentes) o bien porque tienen miedo a que se tornen públicos algunos saberes y manejos que, en la desventaja social y de género femeninas, rinde mejores frutos desde el anonimato, la oscuridad y la manipulación “clandestina”. ¿Es así? Puede ser. Buen tema de debate.”
AMÍLCAR MORETTI, jueves 15 de agosto 2013


