(La imagen de tapa -ver arriba- es una composición de Amilcar Moretti en la noche del 14 de abril del 2025, en Buenos Aires).

Escrito por
AMÍLCAR MORETTI

 

          Anoche soñé con la Muerte. Anteanoche soñé con la Muerte. En serio, no te rías. No es para llorar porque no fue feo, pero no te rías, esperá que te cuente. ¿Cómo fue? Debe haber sido, digo, porque estuve escribiendo sobre la Parca. Y después por eso de los chicotazos que ya te comenté, que pegan cerca cerca, no sé si viste, en estos últimos días, en estos últimos tiempos. Son chicotazos, digo yo, porque suenan cerca como balas que rebotan por ahí nomás. El chicote, claro, es un látigo y el golpe que da suena como un chicotazo, como que saca chispas y duele. Sonido acerado. ¿Respinga, se dice? No, creo que no. ¿Los chicotazos respingan?

                       A mí no me dolió soñar con la Muerte. No soñé que me moría, no, sino que soñé con ella, la Muerte, creo que por primera vez. Cuando era chico, pibe y no tanto, cuando lo escuchaba a mi viejo que se daba vuelta en la cama junto a mi mamá, rezaba para que mi viejo no se muriera. Muchas veces. Tenía miedo que se muriera. Después, no; perdí ese temor. Papá murió a mi lado, a medio metro, mientras hablaba con el médico, viejo amigo de mi viejo. 

               Esperá que en seguida la sigo. Una acotación. Te cuento: ¿viste que a la Muerte se la imagina de diferentes formas, en general como Mujer? ¿Viste? Como si la Muerte fuese femenina. Se la imagina mucho como Vieja, como mujer vieja. Freud dice en «La lección del cofrecillo» que en el folklore y la literatura -supongo que desde siempre- la mujer es representada como elección posible del hombre en su triple carácter: la Mujer como Madre Protectora, como Mujer Sensual, y la Mujer como Apacible y Muda Muerte. Así que para Freud hay una relación entre muerte y mujer. ¿Viste que culto que estoy?

            Bergman no la soñó así: para Bergman en su película es como un fraile con toga negra, que a veces, no sé si siempre, te  permite jugarle al ajedrez para saber si te lleva o no, como para entretenerse un poco, para demorarte, o simplemente para jugar, no sé. Tal vez para gozarte porque sabe que te va a ganar siempre, o quizás de pura aburrida que está. ¿Sabés lo que debe ser para ella, la Muerte, hacer siempre igual trabajo, hacer siempre lo mismo, por miles de años, decenas de miles? Debe ser el recontra hastío. Porque la Muerte se inventó con el Hombre.

                      Hay otras películas en las que sí es mujer: en la de Bob Fosse es una mujer bella y sensual, agradable y delicada, suave, como era Jessica Lange hace muchos años. ¡Imaginate, Jessica Lange la Muerte! Fellini la pone como una pibita rubia, que mira medio de costado y con el rostro  mitad tapado por el cabello. Tiene una pelota blanca, que creo te la tira para que vos juegues, imagino que para que la patees o vayas a buscarla, te la tira y si te metés en el juego,  sonaste. Lo volví a ver hace poco, en iutú, en un fragmento de Toby Dammit, el cuento de Poe que filmó Fellini hace años.

                        Soñé con la muerte, te decía. Caminaba alrededor mío, daba vueltas, así empezó el sueño. Ahora que te cuento no sé si lo soñé o lo imaginé. O lo imaginé soñando, medio despierto y medio dormido cuando ya la claridad me daba en la cara. Había escrito de la Parca como a las cuatro de la madrugada y quizás me quedó en la cabeza. La Muerte me caminaba alrededor, pero yo no tenía miedo. No me daba miedo, ¿viste que uno tiene miedo cuando no está seguro? No es que sea remacho, no, solo que no sentía miedo.

           La mujer me daba vueltas y rengueaba. Tenía una pierna lastimada. Me miraba para que yo la mirara. No me hacía el boludo, no la había visto. Cuando me di cuenta que estaba allí, la miré, de a poco, sin mucha insistencia, por las dudas. Dudas, no miedo. No me asustó. Por ay (ahí)  la muerte no te da miedo si viene sin dolor, o no te da miedo si hay mucho dolor y entonces querés que venga y se acabe todo. No sé, digo. Vi enseguida que estaba lastimada en una pierna. No sé si estaba enyesada, creo que no. Era una mujer grande, mayor pero no muy vieja, me parece, y creo que tenía como una túnica, pero no estoy seguro, creo que esto lo imaginé después y no estaba claro en el sueño, o no me fijé bien. No me importaba cómo estaba vestida, me interesaba que me había dado cuenta de quién era. Me llamaba la atención que rengueara.

                 Me miraba, y medio creo que como que se sonreía suave, apenas. Entonces, mientras yo me enderecé y la miraba también ya medio como si fuera joda, ella me habló. O habló. Creo que me habló a mí. Me dijo: «Pronto me curo». O «Me voy a curar pronto». Yo asentí en silencio, no le dije nada y moví un poco la cabeza de arriba abajo. Como si le dijera que sí, para no llevarle la contra, y además mucho no me importaba si se le iba a curar la pierna pronto o dentro de mucho.

              Pero no era una Mujer cualquiera, que no conocía: era la Muerte. O la Muerte era como Mujer, era Mujer. Entonces por ay le dije suave que sí porque no quería disgustarla, para no llamar más su atención porque era notorio que me miraba. A mí. No había otro. No sé, como un boludo pensaría que venía de vuelta o pasaba por casualidad, no por mí. Pero también sabía que la hija de puta daba vueltas por mí. Como que me avisaba. No me asusté ni sentí miedo, dije. Bueno, me había dado cuenta que Ella no podía esa vez, por la pierna lastimada, rengueaba, no podía, cómo iba a llevarme, no podía. No sé cómo te lleva, pero no podía esa vez. Ahora ¡qué hija de puta, ¿no?! No llevarte pero venir a avisarte que cuando se cure vuelve a buscarte. ¡Bien hija de puta! Pero no me dio miedo, insisto. Asentí y un poco me sonreí, confirmando, amable.

               ¿Y sabés qué? Ahora me doy cuenta que yo estaba tranquilo porque me di cuenta que ella se equivocaba. Me di cuenta que no se le iba a curar rápido la pierna. No vi la lastimadura pero por la forma de renguear estaba seguro que no iba a sanar rápido como ella decía. Le iba a costar, iba llevarlle mucho tiempo. No sé si ella se engañaba o se equivocaba. ¿Cómo te explico? Por un momento me pareció que ella sabía que no se le iba a curar rápido. Después dudé si era así. No sé. ¿Qué se yo? O si tal vez se mentía a sí misma, ella ahí sin  darse cuenta, parecido a como cuando la gente le resta importancia delante de otro a algo grave que le pasa, esas boludeces que hace la gente para que el otro no te subestime.  Se está muriendo y dice ¡No, estoy perfecto, mejor imposible! Esa boludez. Puede ser, no sé. La Muerte puede sentir lo mismo que nosotros.

                   Pero yo sabía que no se le iba a curar rápido. Estaba tranquilo. Ahora que te cuento, estoy tranquilo. También. Claro, ahora porque fue un sueño, me parece. Va a venir, sí, pero le va a costar curarse. A menos que mande a otros, los del apocalipsis y los jinetes y esas cosas. Que te caguen matando o te cagues muriendo sin verla a Ella, sin darte cuenta siquiera. Puede ser. Pero en ese caso no te avisan: te los mandan a los jinetes y listo, cuando te das cuenta ya sos fiambre.

                  Ahora, ¿¡qué boluda y también qué hija de Puta, la Muerte!? ¿Con qué necesidad me viene a renguear? Si yo no sabía nada, si estaba sana o lastimada. Podía pensar que iba a venir en cualquier momento bien sanita. Pero vino y se puso en evidencia. O pasó por allí y me tiró el paquete, para joder. ¡Qué hija de puta, entonces! Es como reforzarte lo jodido que ya sabés. Eso de hija de puta, nada más. Perversa. Ahí la Muerte mostró un lado feo, humano: Perversa. Al pedo, gratuito. Si es así no la dignifica lo que hizo. Pero no sé, son cosas que se me ocurren. Por ahí interpreto demasiado. Sobreinterpreto, como dicen los psicoanalistas. La paranoia, ¿viste? ¡Pero soñé con la Muerte! ¿¡Qué tal?! 

Madrugada del jueves 3 de mayo 2012. Argentina, La Plata (a 60 kms. de Buenos Aires)

A 90 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL POETA. Juan Gelman: la poética de la acción

UN DÍA

Un día de mayo moriré.

Decirlo me limpia de morir,

tan enmayado, tan error y el peso

de amar el envés de la vida.

Siempre seré lo que seré,

centro de un niño

en un cuarto sin luz.

(Juan Gelman, del libro de poemas «País que fue será»)

 

Imagen COMPUESTA POR AMILCAR MORETTI. 2024-2025
Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI. 2025-2024-2012. Buenos Aires.

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