(La imagen de tapa -arriba- es de Amilcar Moretti. Edición de esta madrugada del 21 de agosto del 2024. Buenos Aires.)
Siempre hay tres. Siempre también uno está despierto, atento. El 38 tiene un impacto muy fuente con capacidad de volteo sobre una persona. Además, el destrozo que produce es grande porque es plomo no envainado, que se achata al impactar generando un orificio considerable, a diferencia del 9 que tiene más capacidad de penetración y sigue de largo. El 38 voltea. El otro es el 22, chiquito pero muy afectivo a metro y medio y letal en la zona del cuello y nuca hacia arriba. Es especial el 22 para los profesionales que lo usan de muy cerca con letalidad y discreción. El 45/.410 es como un 12 y en defensa y a cuatro o cinco metros genera destrozos tremendos con perdigón especial. En mano, un único cartucho pero de daño irremediable. Mi padre, hombre siempre de 38 al cinto, fue durante décadas presidente del Tiro Federal de Coronel Rosales y desde los 10 o 12 años los Mauser 7,65 fueron familiares junto a la práctica con figura a diez metros con 22 y 38. La época de la Doctrina de Defensa Nacional y no la actual Doctrina de Seguridad nacional. La práctica con figura ha continuado en el Tiro Federal de La Plata. Cualquiera de los tres tiene casi igual destreza, y uno siempre está atento, aún de noche. Trabajar de noche es más sereno.
