Como Rebecca, la inolvidable; como Laura, la del cuadro, Noé es una mujer que forja huella perdurable. En su caso, dados su fragilidad voluptuosa, casi desesperada, y el entusiasmo y entrega para sentirse plena, siempre, tibia, arrojada, ciega a veces, enternecedora la más de las veces. Pero percibiéndosela en el recuerdo como vulnerable en sacrificio. Hay algo de Marilyn en ella.





