MIS TRABAJOS Y DÍAS

Desolaciones privadas y sublevación de una desnuda cámara. Texto e imágenes por AMÍLCAR MORETTI

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VER: https://amilcarmoretti.wordpress.com


Escribe

AMILCAR MORETTI
Jueves 14 de marzo, 2013. Madrugada.

Ver: https://amilcarmoretti.wordpress.com
(Actualizado el 16 de junio del 2020, madrugada)

                He aprendido que la cámara fotográfica, en ocasiones (más de lo que uno advierte) registra por propia voluntad y decisión. “La cámara fotografía sola”. Capta lo que uno no ve o no sabe. Dice Jorge Nassio, el prestigioso psicoanalista argentino en París, que un buen analista (analizador) debe estar siempre preparado para ver lo que no sabe ni está acostumbrado a ver, porque esa es la forma de ver, descubrir, advertir cosas y situaciones nuevas. La cámara de fotos -al menos, mis cámaras- hace eso. Muchas veces fotografía lo que yo no sé que fotografía, lo que no advierto al menos concientemente. Otras veces, muchas, sí sé. En estos casos, le hago fotografiar a la cámara asuntos y actitudes que ella no sabe ni ve en el instante previo. También, le sugiero que fotografíe eso que veo (o imagino), y no lo hace. En no pocas oportunidades coincidimos y lo que yo deseo y aquello hacia lo cual la oriento es tomado por ella con absoluta -y creativa- obediencia. Para complejizar, aquí se da también en ocasiones el gusto de “desobedecerme” al tiempo que cumple lo que le indico. Aunque ella no sabe que, en elevadas y felices oportunidades, mejora lo que yo pensaba, veo o imagino y lo hace de otro modo que igualmente me conforma o me satisface más. Y hay veces en que, como dije, “fotografía sola”. (SIGUE MÁS ABAJO)

Composición por AMILCAR MORETTI. Junio 2020. Registro original 2 de noviembre del 2011. Primera edición 14 marzo 2013. Buenos Aires.


Escribe

AMILCAR MORETTI
Jueves 14 de marzo, 2013. Madrugada.
Ver: https://amilcarmoretti.wordpress.com
(Actualizado el 16 de junio del 2020, madrugada)

                He aprendido que la cámara fotográfica, en ocasiones (más de lo que uno advierte) registra por propia voluntad y decisión. “La cámara fotografía sola”. Capta lo que uno no ve o no sabe. Dice Jorge Nassio, el prestigioso psicoanalista argentino en París, que un buen analista (analizador) debe estar siempre preparado para ver lo que no sabe ni está acostumbrado a ver, porque esa es la forma de ver, descubrir, advertir cosas y situaciones nuevas. La cámara de fotos -al menos, mis cámaras- hace eso. Muchas veces fotografía lo que yo no sé que fotografía, lo que no advierto al menos concientemente. Otras veces, muchas, sí sé. En estos casos, le hago fotografiar a la cámara asuntos y actitudes que ella no sabe ni ve en el instante previo. También, le sugiero que fotografíe eso que veo (o imagino), y no lo hace. En no pocas oportunidades coincidimos y lo que yo deseo y aquello hacia lo cual la oriento es tomado por ella con absoluta -y creativa- obediencia. Para complejizar, aquí se da también en ocasiones el gusto de “desobedecerme” al tiempo que cumple lo que le indico. Aunque ella no sabe que, en elevadas y felices oportunidades, mejora lo que yo pensaba, veo o imagino y lo hace de otro modo que igualmente me conforma o me satisface más. Y hay veces en que, como dije, “fotografía sola”. (SIGUE MÁS ABAJO)

Amílcar Moretti. Edición del 14 de marzo 2013. Argentina.
 Composición por AMILCAR MORETTI. Junio 2020. Registro original 2 de noviembre del 2011. Primera edición 14 marzo 2013. Buenos Aires.

             Este último es, bastante, el caso de las imágenes de Mel, tomadas tiempo atrás, a fines del 2011. Sus ojos de perdidez en el tiempo y en el espacio los advertí desde el principio. Los dejé hacer: los ojos marcan su estado, cuya causa comprendí mucho tiempo después. Su cuerpo desnudo y esos ojos de perdidez, como la llamo, pienso que hacen buena combinación. Sucede que yo no busco -por decirlo de manera cristiana- la “lujuria”. No me interesa eso en la fotografía, en mí fotografía. Admiró a los que hacen fotografía de lujuria y le dan un toque altamente dramático y expresivo. A mí me interesa  que el cuerpo desnudo de la mujer exprese otro algo en la fotografía. Que esté movilizado por el drama: cuando digo esto muchos fotógrafos no me entienden, aún algunos veteranos. Yo busco el drama de la imagen, no de la situación. No hace falta ver a alguien llorando o gritando desesperación. Puede ser apropiado pero yo no busco eso. Lo que busco es que el cuerpo desnudo de la mujer muestre una conflictividad inadvertida para otros pero percibida por mí. Tensión, conflictividad. Alguien ve la imagen de una mujer joven desnuda y la cree relajada: y no es así en muchos casos. Tienen tensiones, entramados musculares, nudos dolorosos, temores y conflictividad fibrosa. 

      Y esa mirada perdida de Mel, perdida en sus recuerdos, en su memoria, en su cabeza que no puede parar porque no quiere abordar aquello que sabe que tiene que abordar, esa mirada, esos ojos chocan y funcionan bien con su cuerpecito de chica grande y chica piba. Que no sabe -o no sabía- si ir para aquí o ir para allá. Los moretones en sus piernas, también. Bajita, menuda, con vocecita de nena, Mel en esa época creía, de algún modo, estar más allá. O controlar la situación. En buena medida las mujeres desnudas y atractivas lo hacen. Manejan situaciones con el poder simbólico e imaginarios de sus vaginas. Es lo que tienen y es como afrontan, compiten, rivalizan y se empoderan en el vínculo con el otro sexo, o entre ellas. Allí va otra tensión que da el núcleo duro del poder mujeril: la gruta.

 Cada vez más tengo la inquietante sospecha que mucha de la gente con la que he trabajado -modelos a veces bellísimas, a veces hermosas, apenas lindas, rozantes de lo bello- nunca entendieron del todo lo que he querido y quiero hacer. Gente que se exhibió inteligente, libre, liberada, abierta. Gente que actuó esas cualidades y que, en poco tiempo, en los mejores casos, se mostró comprensiblemente temerosa, cambiante, voluble, manejadora y manejable por el siempre desagradable -para mí- lugar común de la mayoría formateada. Gente con la que me engañé con demasiada facilidad. Esa gente la hizo fácil: me tomaron por un “tipo fácil”. Alguna lo dijo a su manera: “¡No sabés lo difícil que me resulta entenderte!” Pero no, en el fondo, le (les) era fácil. Fácil y a la vez complejo, y entonces a veces aparecieron enredadas en su propia situación, que no advirtieron, que terminaron por no manejar, que las sobrepasó aunque la monitoreaban ellas. Ellas. Ella. La gente, digo. 

Composición por AMILCAR MORETTI. Junio 2020. Registro original 2 de noviembre del 2011.  Buenos Aires.
Composición por AMILCAR MORETTI. Junio 2020. Registro original 2 de noviembre del 2011. Primera edición 14 marzo 2013. Buenos Aires.
Composición por AMILCAR MORETTI. Junio 2020. Registro original 2 de noviembre del 2011. Primera edición 14 marzo 2013. Buenos Aires.

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