Ya lo referí varias veces. Y en alguna medida es público. Algunas modelos de mi fotografía de desnudo suelen quedarse dormidas después de algunas horas de trabajo. Cansadas del viaje desde Buenos Aires Ciudad a La Plata, poco dormidas después de alguna trasnochada juvenil, tras almorzar y al ritmo de la paciencia de quien sabe que el vulnerable -la vulnerable, desnuda frente a un desconocido personal de ellas- no es desafío ni me suscita nada más que cierta ternura y una especie de sosiego, las dejo hacer, o dejar de hacer, y me digo: “Bueno, Moretti, tomáte unos mates y pensá en cómo sigue esto, que la luz del día se te va”. Las cubro con una manta, temo que enfermen, que tomen frío, acomodo un poco sus ropas que acostumbran dejar tiradas donde caigan, y espero. Respiro hondo y lentamente, y espero. Como son dos jornadas, dos días seguidos, continuados, hora tras hora, de 12 a 20 o 21 horas o más, cada dos o tres horas, paramos. A veces hay ideas, a veces no. A veces, la acción misma repone ideas e iniciativas, a veces son ellas. Se quedan dormidas. Igual la luz se me va, se esconde y debo mendigar una de las ventanas del escenario real para conseguir la luz suficiente según va yéndose el día. A la media hora las despierto, suavemente, para no asustarlas. Soñolientas piden disculpas y yo digo “no hay de qué”. Antes, les dije, “bueno, vos acomodate, tapate y ponete como estés cómoda, que yo entre tanto tomo algo y acaso te saque algunas fotos. Vos acomodate como quieras y te sientas bien”. Y así a veces salen algunas fotos, que me gustan. El sueño no se teatraliza, no se representa. El sueño es soñado, se sueña a sí mismo, y yo -creo, es una pura fe- debo soñar con ellas.
(AMILCAR MORETTI)
2 Comentarios
Hermosas imágenes, mostrando poco obtiene una gran sensualidad, bellisima modelo (creo que la reconozco, no escribo su nombre porque comparto con usted la idea de mantener en reserva el nombre de la modelo).
Gracias ……
Sí, la pequeña…