“Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra”.
(del poema “Cansancio” del gran OLIVERIO GIRONDO en “Persuasicón de los días”, 1942. Pág. 110 de “Oliverio Girondo Antología”, editoriales Losada-Pagina12, Buenos Aires, 2005)
CON ESTIMACIÓN DE VENTA EN 54 MIL PESOS (800 euros) SE SUBASTA EN COLONIA, ALEMANIA, UNA FOTO DE LA SERIE SOBRE “IRENE” DE LA ALEMANA ROSWITHA HECKE
https://www.invaluable.com/auction-lot/roswitha-hecke-irene-rom-1978-144-c-b4f44d98f5
La imagen de la fotógrafa ROSWITHA HECKE, de Hamburgo, es una copia de 40.5 x 30.4 cm. Data de 1978 y se pone a la venta a través de INVALUABLE, la casa de subastas de artes on line. Está a cargo de Lempertz KG en la ciudad de Colonia, Alemania, el próximo 29 de noviembre.
https://www.invaluable.com
2 Comentarios
capturas algo incapaz de explicarlo en la simpleza de las palabras.
Eso es lo que intento. Aunque a veces dudo sobre si lo logro. Otras, no. En realidad, en mi proceso de composición de fotografías hay tres momentos: primero, el conocimiento de la modelo-persona mujer y la interpretación y percepción que voy construyendo en torno a ella. Ahí se da un esencial e inicial empujón de empatía, que en general debe existir porque si no se desvanece mi voluntad y dejo de creer en lograr algo que me satisfaga.
Segundo: el registro de la fotografía, en una escena armada o espontánea. O ambas cosas juntas. Este es el momento del “original”.
Tercero, y primordial: la edición de la imagen, la construcción o reconstrucción del original hasta lograr algo que perciba como expresivo. A veces, lo logro. Hay modelos, pocas, con las que he logrado eso. Hay muchas, varias, con las que no se produce dicho proceso o ciclo, por razones mías, de ella, o externas a nosotros. En este caso, recuerdo una jornada prolongada prevista en una suite de Buenos Aires, en Av. de Mayo y Salta, creo. A las 4 de la mañana por una intensa lluvia comenzó a inundarse la suite. Llovía sobre mi cama. Mucho. Me incorporé de la cama y al poner los pies en el suelo me dí cuenta que chapoteaba en el agua. Cubrí, protegí los equipos fotográficos. Llovía en la suite casi tanto como en la calle. Llamé al conserje y me dijo que no podía hacer nada. Recién a las 7 de la mañana ingresan los trabajadores de servicios. A las 12 me dieron otra suite, más amplia y debí mudar todo solo, a mano, por dos o tres horas, idas y venidas por un edificio de varios pisos. Llamé a la modelo y le dije que no, que suspendía. No hubo lugar para “empatía”. Como conclusión, tomé un ansiolítico y me metí en el refugio de la cama, todo tapado, hasta la cabeza. Sonó muchas veces el teléfono y no atendí. Además, el phone estaba en el piso de abajo, ya que era un dúplex.