En Argentina no hay “burguesía nacional” sino ricos muy ricos y poderosos que hacen aquí grandes negocios sin grandes inversiones proporcionales a sus ganancias extraordinarias, en especial en el campo.
“… nos encontramos con un empresariado muy concentrado y poderoso, que emergió victorioso de la última dictadura militar, que ha desvinculado su escenario de negocios de este país. Esto es un problema. Tras la crisis de hiperinflación ’89-’90, cuando se abre el proceso de privatización y desregulación, ese empresariado no se hace cargo de las empresas públicas ni las articula con un modelo. Quedan en manos de empresas europeas. En un contexto de crisis en Europa, cuando esas empresas se retiran, tampoco se hacen cargo y aparece el Estado para nacionalizar Aerolíneas, YPF, el Correo y Aguas Argentinas. Entonces hay una ausencia de un sector empresarial que no se hace cargo del modelo aperturista de los ’90 pero que tampoco se hace cargo de este esquema. Por lo tanto ahí se hace un vacío. La ausencia de este actor se aprecia en las grandes discusiones que hay sobre la monetización de la economía argentina o el peso como reserva de valor. Repudia el peso bajo cualquier modelo económico. Tanto en la Convertibilidad como ahora, la monetización de la Argentina está entre el 30 y el 35% del PBI. Esto plantea que hay un sector dominante que acumula ganancias y automáticamente las dolariza y repudia su moneda porque no la considera representativa de los activos que tiene acá. El otro punto es una sistematicidad del sector agropecuario de desfinanciar el sector industrial. Es decir, el sector superavitario en divisas se niega a aplicar esas divisas al desarrollo industrial. Pero tampoco es capaz de construir un país porque el que proponen es inviable. El sector más dinámico es el que más trabajadores en negro tiene, el que peores sueldos paga. A su vez, también se niegan a industrializar la renta agropecuaria, que sería lo que generaría empleo y al país lo haría competitivo.”
(ver: http://veintitres.infonews.com/nota-8570-politica-Se-va-a-producir-un-descenso-de-los-precios.html)
INTERPRETACIÓN EXPLICATIVA DE AMILCAR MORETTI del texto del economista Roberto Feletti, ex viceministro de Economía y presidente de la Comisión de Presupuesto de Diputados de la Nación.
—El empresariado argentino (“burguesía nacional”) más poderoso y concentrado, que salió victorioso de la última dictadura militar (1976-1983), desvincula sus negocios del país.
—Después de la hiperinflación del 1989-1990 cuando se privatizaron (a menos del costo) las empresas públicas argentinas, este empresariado no se hizo cargo de ellas ni articuló un proyecto nacional. Casi todo fue a empresas europeas. (Los que compraron algunas empresas del Estado -capital de la ciudadanía- hicieron simple negocio de compra-venta y en seguida se desprendieron de las mismas. Hicieron negocios, y evitaron invertir y trabajar como “burguesía nacional”, el viejo mito de Jorge Abelardo Ramos que tanto refutó Milcíades Peña, suicidado a los 32 años en 1965)
–Con la crisis en Europa desde el 2008 estas empresas europeas se retiran. El empresariado de Argentina tampoco se hizo cargo. Se hizo cargo el Estado en YPF, Aerolíneas, Aguas Argentinas y Correo. (En lo personal, espero que -de no continuar el kirchnerismo con la misma política- y sea reemplazado por un Macri (el hijo del empresario) o símil, las empresas del Estado -el petróleo, por ejemplo- no sean regaladas de nuevo a empresas extranjeras tras ser ordenadas con el gasto de todos, el aporte de todos los ciudadanos de a pie. El caso temible sería el del petróleo: que nosotros todos paguemos hoy la exploración y perforación de nuevas zonas petroleras, y la explotación regalársela después a una empresa extranjera con maquinaria y todo).
–El empresariado argentino no se hace cargo del modelo cavallo-menemista de los años 90 y en paralelo puso y pone su dinero en dólares y repudia el peso porque entiende que no representa a los bienes que posee en su propio país.
–El sector agropecuario como sistema no financia al sector industrial. El sector que tiene superávit de divisas no los invierte en el desarrollo industrial de su propio país, de donde obtiene sus ganancias extraordinarias.