El corset, le han dicho, es otro instrumento de tormento inventado para su padecimiento femenino. Pero al mirarse en el espejo al ceñir las cintas que la moldean aún más, ella se siente bella, confiada. Sabe que ha de ganar. Lo mira a él. Y él la mira, con deseo. Está a su disposición. El sacrificio parece ser que vale la pena. El placer del cuerpo y el alma son así, el deseo es así, atravesado de estos fetiches tan necesarios como refinados. Herencias de religiosidades ancestrales, quizás».
(AMILCAR MORETTI)
Una foto de Maga compuesta por Amilcar Moretti. Esta madrugada del 25 de noviembre del 2019, entre Buenos Aires y La Plata. Mientras, Susta Gómez, la gata, me mira con ojos fijos a la espera de que apague la luz y me acueste, así ella se arrima y siente calor y me protege.
Otra foto de Maga compuesta por Amilcar Moretti. Esta madrugada del 25 de noviembre del 2019, entre Buenos Aires y La Plata. Mientras, Susta Gómez, la gata, me mira con ojos fijos a la espera de que apague la luz y me acueste, así ella se arrima y siente calor y me protege.
Una tercer foto de Maga compuesta por mí, Amilcar Moretti. Esta madrugada del 25 de noviembre del 2019, entre Buenos Aires y La Plata. Susta Gómez, la gata, continúa con su mirada fija en mí, en reposo, a la espera de que apague la luz y me acueste, así ella se arrima y siente calor y me protege.
Cuarta imagen de la serie con Maga. Es un disfrute mirarla, mirar cómo se mira en el espejo. La foto la he compuesto recién. Soy Amilcar (Moretti). En esta madrugada fresca, casi fría, del 25 de noviembre del 2019, entre Buenos Aires y La Plata. Susta Gómez, la gata, no quita su mirada de mí, mientras reposa a la espera de que apague la luz y vaya a la cama y duerma. Al rato ella, silenciosa, sigilosa, se arrima y siente calor y me da calor, y me protege.