MIS TRABAJOS Y DÍAS

HISTORIA DETRÁS DEL DESNUDO FEMENINO. Por Amilcar Moretti

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Al componer mis fotografías de desnudo femenino a lo largo de más de cuatro décadas -pronto se cumplen mis quince años con ERÓTICA DE LA CULTURA, mi publicación autoral- siempre he intentado contar una historia, despertar la fantasía narrativa del espectador. Atinar una composición frente a la cual el que mira encuentre o invente una trama o historia que está contenida en la imagen, dentro de ella, una historia de vida más compleja, más simple, aunque sea circunstancial, que sea inherente a la imagen, que no pueda desprenderse de ella. Cualquier historia. Todas valen.

                   Es cierto, no importa qué historia, aunque por lo que a veces me han cuchicheado con reticencia y no sin cierta ironía esas historias fantaseadas se presentan preferentemente como algo concerniente a un tipo de vínculo especial entre yo, el autor, y la modelo, pese a que casi nunca sea así. Pero, parece, la imaginación del espectador no entrenado, ingenuo o burdo, vulgar en su conjeturar interpretativo solo atina a recalar en la sugerencia de que «hay algo» en la fotografía que sugiere un asunto del orden de la intimidad, que  es casi lo único que atina a imaginar con pobreza y no sin cierta curiosidad el mirante-mirador común, especie de voyeur torpe a la caza de agujeros en la pared para espiar al estilo Norman Bates (Anthony Perkins por Hitchcock) sobre Marion Crane (Janet Leigh) desnudándose para tomar una ducha.

 

                Yo atribuyo mi proclividad a una íntima, intensa y larguísima relación con el cine, fundacional en mi vínculo con la imagen y el arte, y casi de inmediato, en la primera juventud, a mi voraz interés por la historia del arte que despertaron, en especial, las cátedras universitarias sobre el tema en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, en los primeros años 60 del siglo pasado. Sin darme cuenta mi formación desde niño, en una oscura sala de cine de todas las noches, me hicieron ingresar de cabeza, cuerpo y alma en las imágenes. en movimiento o quietas, en su transcurrir temporal o su congelamiento, en un universo lleno de peripecias, subtramas imprevistas u ocultas, historias reveladas, dramas en estallido, engaños solapados, iluminaciones de supuesta verdad, accesos al paraíso o amagues de empujarme hacia la oscuridad del infierno más tenebroso. Creo, también -me dí cuenta más tarde, también en la Universidad- que Homero había intentado y logrado eso mismo en la Odisea con su mito de Ulises. Tal vez,  Antonioni, en el final de «Blow Up», cuando  David Hemmings, el fotógrafo de su ficción, entra en el juego de los mismos que juegan al tenis con una pelota que no existe.

                 En la composición de una imagen, sin que deje de ser centro el desnudo de mujer, intento -espontánea o deliberadamente, improvisada o planificadamente- agregar detalles que den grosor y entorno al cuerpo de la modelo, desnudo sí, pero en un ambiente que la devela, la hunde, la muestra en su esplendor o la sumerge en una mirada perdida o inquisidora que sugiere tristezas, goces, dominios y cuestiones que nunca se conocerán. Un entorno que, si logro lo que deseo, pasa a pertenecer a la modelo desnuda. No me interesa de qué hablan esas supuestas historias, eso es cuestión y conflicto del espectador, forma parte de la intriga que debe tener toda buena foto de desnudo, o toda buena foto a secas. A veces son objetos o luces y oscuridades que rodean a la modelo, otras son actitudes y posturas del cuerpo, en muchas ocasiones la mirada de la modelo que no se esfuerza por crear y , con solo situar su cuerpo y dejarse estar, si es una excelente modelo que actúa por sola presencia, deja ir su mirada y se desprende y olvida su desnudez al tiempo que se deja rodear por la cámara y el fotógrafo, yo y mi máquina, entregada ella, vanagloriada, admirada, y abandonada a la mirada de un autor que, en el fondo, aunque no sepa que busca, no cesa en su exploración y se olvida a sí en el rito del embeleso del clic continuado del instrumento mecánico sobre el cuerpo de ella. 
AMILCAR MORETTI

(La imagen de tapa -puede verse más arriba, al comienzo de la nota- fue compuesta por Amilcar Moretti en estos calurosos y pocos días de inicio de febrero del 2025. Buenos Aires. (La Plata City)

 

Imagen compuesta por AMILCAR MORETTI en febrero del 2025. BUENOS AIRES, La Plata City.

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