“Los
compañeros en la dilación (2)
crean charcos (3)
con los ojos nomás”.
(JUAN GELMAN, de “Mundar”)
Escribe
AMILCAR MORETTI
Sábado 18 enero 2014.
Argentina. (a 60 kms. Buenos Aires)
Se murió Juan Gelman. El otro día se murió, no me enteré ahí, estaba un poquito lejos (apenas). Para mí, desde hace unos años, Gelman, el mejor poeta de la Argentina. O el que más me gusta. Entiendo lo que dice, comprendo cómo dice lo que quiere decir, o lo que me inspira con su decir (su modo de decirlo): la connotación (imaginada, la mayoría de las veces). Eso es la poesía mejor: la connotación imaginada. Eso es el arte, siempre les expliqué a mis alumnos de cine y literatura y hasta escuchantes de psicoanálisis: una película significa la connotación que le imaginamos. Si se prolonga por siglos, e infinita gente imagina cosas diferentes (sentidos, significaciones, imágenes, sonidos, músicas), generación tras generación, siglo tras siglo, hay que poner la firma en que es un clásico. En fin, que se murió JUAN GELMAN, desde hace unos años el mejor escribidor poemas en y de argentino, al menos para mí, que digo saber.
Conozco a Gelman -lo había leído- hace décadas. Gelman tenía 80 y pico años. Pero hace pocos que me comenzó a gustar y comprender qué y cómo decía las cosas del mundo y de humanos (nosotros, supongo), y cómo y porqué quería romper la estructura,vocabulario y sintaxis del lenguaje y expresar la poética escrita de otra manera en castellano argentino. Aunque viviera en México desde fines de la década del 80, tras largo exilio deambulante desde la última dictadura militar (1976-1983). Y ahí le agarré el amor a Gelman.
Algunos muy buenos compañeros -y reflexivos- me dicen que no les gusta porque -creo y no se animan a decírmelo- no entienden su forma de poner palabra tras palabra. Yo lo siento un compañero a Gelman, como a otros pocos, muy pocos. Muchas chicas (muchachas) me preguntan porqué les digo que para un primer contacto “hablá con mi compañera Cristina (mi esposa)”. “Compañera”. La palabra “compañera” es como que no la entienden muchas chicas modernas, de hoy, digo, pibas de 20 años muy emancipadas, dicen ellas. “Esposa” parece que vale más,¿aún? Para Cristina y yo el orden de categorías en amor viene en esta sucesión, todo junto, claro: AMIGA, COMPAÑERA, AMANTE, MADRE DE MIS HIJOS, ESPOSA. (Y si es compañera y amiga no puede dejar de ser amante, ¿eh?, si no es todo verso lo de compañero y amigo de verdad verdad). Y con Juan Gelman es algo parecido: con él recuperé el entendimiento del lenguaje de la poesía, hace pocos años, y empecé a sentirlo un Compañero, cerca del sentimiento, de los muy pocos que siento así, casi nadie. No es fácil. No es para cualquiera la amistad y el compañero, verdaderos, más difíciles, mucho más, que el amor.
“En medio de su olvido ocurre
la grandeza del mundo…”
(JUAN GELMAN, versos de “Mundar”)
Sé que Gelman era de tango, también. Y de muerte, y buen amar y buen sexo, y de buen vino tinto, y de compañeros, de redacción de diarios y de accionar político y charlas y lecturas muchas y siempre escribir y pensar. Y le gustaba el jazz, por supuesto, el buen jazz, además. Consigno a continuación un video de LIZA MINNELLI cuando estuvo en Buenos Aires en el 2009. Está revieja y hecha pelota. No puede casi caminar y la voz le falta bastante. Se agita al respirar y dar unos pasitos. Yo supe criticarla mal en el diario EL DÍA de la Argentina. Dije poco menos que era como una “vieja chota”, que estaba decrépita o que era lastimoso verla y escucharla, como Sinatra cuando vino con peluquín y sin voz en épocas de dictadura militar (4). No es mi injusticia lo que quiero decir aquí, sino que el tema musical me parece tiene que ver con la gente que se muere siempre, como uno mismo que se está muriendo sin parar, como todos. No quiero hacer el sartreano, pero entre otras cosas se nace para morir, para ir muriéndonos. Es que “SIEMPRE DECIMOS ADIÓS” (“SIEMPRE ESTAMOS DICIENDO ADiÓS”), de una u otra forma, a los amigos y conocidos, a nuestra vida y a nosotros mismos, a nuestros hijos aunque no nos muramos para siempre. Bueno, por eso este hermoso tema de jazz -y no de tango- cantado apenas por Liza Minnelli.
Se me importa un pito aquí y esta vez si Juan Gelman fue comunista en los años 50 o de Montoneros después. Como siempre digo cuando escucho burdeces (de burdo): “Me chupa un huevo”. Aquí no importa aquello (se discute aparte lo que eso podría incidir, o no). Al hijo de Gelman lo desaparecieron y a la nuera embarazada también. A la nieta desaparecida, la encontraron recién en el 2000 en el Uruguay. El cuerpo de la nuera no apareció aún. El cuerpo del hijo creo que fue metido en un barril de cemento y tirado al río. Con esto es suficiente. Con ese martirio qué importancia tiene si era o fue montonero (lo fue, en prensa y teoría), y nunca dejó de reconocer errores y equivocaciones, ni de buscar a sus hijo, nieta y nuera, y nunca negó nada, y sufrió al mango y siguió con la escritura y hasta reyes lo premiaron. Así que lo otro, al lado de sus numerosas poesías -que no no son pajaritos ni florcitas, que también son poesía- no importa un corno y traerlo a colación como prejuicio o denigración es de brutos, rústicos y desinformados.
(1) dilación. (Del lat. dilatĭo, -ōnis). f. Demora, tardanza o detención de algo por algún tiempo. || 2. antiguo. Dilatación, extensión, propagación.
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(2) “Los compañeros en la dilación (2)/crean charcos (3)/con los ojos nomás”.
“Dilación” en este verso de Gelman. “Los compañeros en la dilación”, escribe. Lo que yo entiendo es que habla de los compañeros que esperan, los que esperamos, aunque estén muertos. Los compañeros “alargados” por la desaparición política. Los compañeros en “dilación”, que se demoran en volver, cuyos cuerpos no se encuentran. Los compañeros que se “estiran” en la memoria, que se quedan en la memoria, dilatados, en dilación, en espera. O que tenemos nosotros “dilatados” en la memoria. Que están como fantasmas y sueños. Que no se borran. Están en dilación. Eso entiendo. Y si no es lo que quiso intencionar Gelman, él estaría conforme con que se sumase una interpretación más, porque el arte -siempre les digo a mis alumnos- es para eso: para sumar interpretaciones, que pueden ser CONTRADICTORIAs PERO NO EXCLUYENTES NI ANTAGÓNICAS. Me preguntan, los que saben que enseño, qué es el arte, o cómo lo reconocen: no hay definición. No es tan simple. Pero una pequeña prueba es que si una obra admite interpretaciones y tiene connotaciones y sugerencias en permanente automultiplicación, que pueden ser contradictorias pero no antagónicas ni excluyentes, entonces es posible que esa obra sea arte, o un clásico.