El Cuerpo es Humano si Carnalidad con Sujeto
deivy cuacès, por correo electrónico, hizo llegar a amilcarmoretti.wordpress.com el siguiente mensaje:
“Estoy muy de acuerdo con lo que escribes sobre el cuerpo, el capitalismo, el movimiento del retorno al cuerpo, me gustaria que profundices este tema tomándolo más general, no solo la mujer, aunque es protagonista, también el hombre, y todos esos conceptos de lo post-humano, la manipulación del cuerpo, el cuerpo como símbolo, como sexualidad y poder, como presencia-ausencia,.. en fin,.. ampliar el tema, al ser humano general,…y hacia dónde se dirige el arte…”
(Enviado el 09/12/2013 a las 15:52)
“CUERPOS DE LA POLÍTICA, POLÍTICA DE
LOS CUERPOS”
(lo que sigue a partir de aquí,
un texto de AMÍLCAR MORETTI.)
La Plata, medianoche, final del martes 10 de diciembre 2013.
Tal el título de la nota que una investigadora de la Universidad de Buenos Aires (1) hizo pública hoy, martes 10 de diciembre, a 30 años de la recuperación de la institucionalidad democrática constitucional. Tiene que ver con el comentario de más arriba -para mí un elogio, un estímulo, una motivación para encarar lo ya pensado desde hace tiempo- llegado al Blog de ERÓTICA DE LA CULTURA, sitio éste que es solo la versión en pequeño y primera de este dominio web de hoy: www.moretticulturaeros.com.ar
Sabemos que el cuerpo -el cuerpo humano- está atravesado por el lenguaje. Es el lenguaje el que introdujo la Cultura y sacó al hombre de la pura Naturaleza, que quizás era el paraíso, el edén de la pura biología, el de la inocencia de un animal que no tiene conciencia moral ni acción reflexiva ni capacidad de desarrollo de pensamiento crítico. Conozco prelados que han expresado su indignación ante la idea de estimular el pensamiento crítico, cuando es, justamente, lo que distingue al Humano de lo Natural.
El cuerpo occidental (del oeste, como dicen en China, no Occidente y Oriente, como si fueran dos Mundos y no un solo y único globo) es un cuerpo atravesado y también transido, a veces, por el lenguaje, el inconsciente. No hay humano sin subjetividad. Hoy, los llamados avances tecnológicos (hechos pasar como “ciencia”) tienden a confundir e indiferenciar la Cultura de y con la Naturaleza, no discernir o evaporar el sujeto frente objeto en frontalidad dialéctica. La naturaleza está intervenida por el hombre, no solo por contaminaciones ambientales sino también por transformaciones genéticas, no se sabe hasta qué punto intoxicantes. Eugenesia. Tal vez se piense el futuro habitado solo por rubios de ojos celestes de 1,80 de estatura. Y la cultura está siniestrada, cambiada, atemorizada por la intrusión desbordada de una naturaleza que se acerca a lo indomable, aunque siempre lo fue. La diferencia es que hoy parece no haber sitios o regiones territoriales a salvo, parece, repito.
El cuerpo después del siglo XX y sus grandes hitos -los genocidios científicamente planificados- ha pasado a ser menos que mercancía. Es aún una mercancía con fetiche que se compra y se vende en el mercado. La expansión a fines del siglo XX de la trata de personas con fines sexuales y de esclavitud laboral señala la vigencia de esta mercantilización. Pero a la vez se ha producido una degradación de lo corporal humano, que empieza a cotizarse menos que unos gramos de cocaína. Una mujer esclava en la Argentina, hoy, puede calcularse valuada en 20 mil pesos, y volver a subastarse muchas veces más. Un niño morocho seguramente se cotiza menos.
Este cuerpo degradado también desapareció del arte del siglo XX, que de tanta forma reactiva y de vanguardia y de tanto discurso explicativo y agitador terminó por perder sustancia, contenido, marco, esto es, en paradoja, el arte terminó por perder forma. La forma, el formalismo hizo que se perdiese la forma humana. A esto se llamó, a veces, “informalismo”, la falta de formas reconocibles. Bien como revulsión e intento de cambio y de decir algo nuevo en un mundo nuevo. Malo para el cuerpo. El cuerpo, la verdadera sustancia, el Ser, desapareció. Se desvalorizó, se devaluó, se invalorizó. Ha habido en el siglo XX, acelerado en las dos primeras décadas del XXI, un proceso tecnológico y económico, como política y organización social, de invalorización del cuerpo humano. Convertirlo en res, en carne sin sujeto. Sin Sujeto no hay Hombre, no hay Humano, no hay Cuerpo Humano.
Hacer desaparecer cuerpos se convirtió en una praxis, para decirlo marxísticamente al estilo años 60-70 del siglo pasado. Una práctica política, una política planificada, pensada y luego ejecutada consistió, esencialmente, en hacer desaparecer cuerpos, 30 mil solo en Argentina durante siete años y pico de la última dictadura militar. Pero en el mundo entero durante la centuria, desde los armenios hasta los palestinos, sin dejar las dos guerras mundiales afuera, fueron decenas de millones los cuerpos exterminados y la mayoría desaparecidos. ¿200 millones? ¿300 millones en cien años? Imposible de calcular. Hoy mismo desaparecen de a miles los habitantes de África, diezmados por hambrunas, guerra, sida y falta de agua. Nadie parece sentirse preocupado. Los organismos mundiales hacen silencio. Sucede hoy, ahora.
Y otra forma paralela de hacer desaparecer los cuerpos es colocarlos en una vidriera, ponerlos en un televisor, convertirlos en publicidad. Un cuerpo hoy es, fundamentalmente, una imagen de mujer con lencería sexy en una pantalla, un afiche, en la relativa lejanía de una pasarela. Una imagen en una revista. Una imagen, pornografía, explícita o no, eso ya no interesa. O bien una pura formalidad producida en un gimnasio, espacio de un nuevo credo. No hay mente sana en cuerpo sano en un gimnasio o en una publicidad. A todos puede gustarnos ese cuerpo pero todos intuimos que es falso, simulación, simulacro. Una imagen es una imagen. Un cuerpo es sustancia que sangra, suda, excreta, perfuma, come, defeca, tiene sexo genital, destroza de un garrotazo el cráneo de un obstáculo. Y hay subjetividad en ese cuerpo es un entonces un cuerpo que puede optar sentir, acariciar, desear, ternurizar, besar, apretar, entibiar, chupar, lamer, cubrir, tapar, cobijar a otro cuerpo, a otros cuerpos.
Si ese cuerpo no se ha desculturalizado del todo, si no se ha brutalizado del todo, ese cuerpo (humano) lo es en la media en que tiene subjetividad. No hay cuerpo sin subjetividad. No hay cuerpo (humano) sin sujeto. No hay Sujeto sin cuerpo humano. En ERÓTICA DE LA CULTURA, que tiene como intención y meta combinar Cultura con Política y Erótica, yo, autor, sé que el erotismo es una sofisticación de la cultura, que necesita del tiempo y del ocio, del pensamiento y del desarrollo de los sentidos finos. Es una creatividad de la sexualidad, un refinamiento de lo sexual-genital. La Erótica es una Pasión. La Pasión debe ser una Erótica, debe ser una Erótica Pasional.
Si no, la opción frontal es la Pasión como Muerte. O nos matamos unos a otros o nos apasionados y acompañamos unos a otros. O nos vivimos unos a otros, atravesamos con vida a los otros, o nos exterminamos con muerte unos a otros. No hace falta sangre, ya, ni siquiera: basta con una simple experimentación genética, con una proliferación virósica, con una gran vidriera o gran pantalla que convierta todo en imagen.
Y allí entonces, en ese futuro para las mayorías deseado por algunos, es donde no habrá cuerpo humano, no habrá Cuerpo, bello o feo, con forma o informe, femenino o masculino, por la sencilla razón de que no habrá subjetividad, no habrá Sujeto. Será un cuerpo pura imagen. Y tal vez no habrá dolor, no haya excreciones malolientes o perfumadas, pero todo será nada. No habrá la llamada felicidad, ni siquiera la llamada comodidad, habrá, apenas, Nada. Sin cuerpo humano habrá Nada. El mundo es mundo para el Hombre-Mujer, el universo es Universo para el Humano, para el Hombre-Mujer-Cuerpo-Subjetividad que lo vive, lo observa, lo razona, lo interviene, lo disfruta, y lo apena con su propia pena. El humano es esto, lo que dijo el personaje de William Faulkner en “Las palmeras salvajes”, que ya cité: “Entre la pena y la nada, elijo la pena”. Un humano es Pena. Sin pena no hay humano. El resto es la Nada, no la serenidad, sino Nada, la Nada. Oscuridad inicial. Falta y ausencia de Cuerpo, de cuerpo humano, mujer bella y varón fuerte, pensantes, sintientes, subjetivadores.
Y el arte, tengo la impresión,opinamos algunos, aquí cerca o allá lejos, el arte o lo que queda del arte o de lo que se llamó arte solo por dos o tres siglos, el arte -los artistas, mejor- parecen querer desear volver al cuerpo, confusamente, desesperadamente, angustiadamente. Creo que tienen los creadores -no sé si artistas, si es que el arte y no existe-, tienen los creadores una oscura e inquietante intuición de que el cuerpo desaparece, se desvanece, entre contaminaciones, genética, televisión, imágenes y láminas de colores. Por eso el auge de la belleza sexual de la mujer en la Imagen. La Imagen es Imagen esto es, Nada. La imagen no es cuerpo. La Imagen se hará pasar por Cuerpo. El creador, los creadores desde hace años intentan volver a poner sustancias, cuerpos, cosas, objetos en su producción. Un inodoro, la rueda de una bicicleta, un caballo colgado, miles de gigantes espejos, un tiburón, una grieta gigante en un museo, unas latas de sopa, una instalación con cosas y seres que se mueven y hacen sonidos y se ven y se miran y se tocan. Para que haya algo, una sustancia, un ser. Para que algo obstaculice a la nada. Si no un Cuerpo -que los hay, también, y muchos- al menos una cosa, un objeto. Algo antes que nada. Que volvamos a notar el Objeto, el cuerpo. Que el Sujeto humano sea otra vez subjetividad crítica y doliente, sintiente y disfrutante.
(1) María Alicia Gutiérrez, docente e investigadora de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Pág. 16 del suplemento “30 años” referido a las tres décadas de democracia en Argentina. Diario Página12, Buenos Aires, Argentina. Martes 10 de diciembre 2013.
EROTICA DE LA CULTURA agradece a YOUTUBE su aporte a la cultura
Manu Chao – Me Quedo Contigo (Si me das a elegir)
Lucio Biancari
Subido a YOUTUBE el 17/08/2010
