El año pasado EROTICA DE LA CULTURA registró más de 170.000 visitantes. En lo que ha transcurrido del 2017, poco más de dos meses, el registro supera las 18.000 visitas.
Durante 2016 los visitantes, espectadores y lectores fueron 171.500. Fue precedido por un llamativo y sorprendente diciembre del 2015, cuando en un solo mes se registraron 211.000 visitantes. Lo siguió un enero del 2016 también notable, con 48.000 cibernautas en la página. Fue allí que EROTICA DE LA CULTURA comenzó a convocar a decenas de miles de visitas desde México, que aún se mantienen, y por momentos superan a las de Argentina, mi país.
Este año parece presentarse alentador y creciente en sus dos meses transcurridos: enero registró 7.600 visitas y febrero pasado 8.000. Los siete días de marzo ya suman 2.500 visitantes. Es prematuro suponer tendencias y proyecciones. Depende de muchos factores, condiciones, circunstancias y condicionalidades, tanto personales mías -intereses y elecciones vitales, posiciones políticas, modos y tendencias en el tipo de desnudo femenino que presento en imágenes, circunstancias políticas y sociales generales del país, estados de ánimo de la cultura general nacional y hasta mundial y preferencias oscilantes e impredecibles del público y la sociedad, así como otros muchos aspectos.
Ya he dicho y repetido que en la medida en que priorizo o me dedico más a la escritura, mi profesión de supervivencia, y sobre todo escribo sobre política en oposición a las medidas de gobierno de derecha del designado por el 51% de los electores a fines del 2015, menos visitantes tiene EROTICA DE LA CULTURA. Y al revés, cuanto más publico imágenes de desnudo femenino se hace notar un incremento de las visitas. No tiene que ver «lascivias» de macho tosco, como podría suponerse de modo vulgar y frívolo. Al respecto señalo algo que me parece percibir: el incremento de visitantes en cuanto a imágenes de desnudez femenina en situación de cotidianidad -mi modo, mi preferencia, mi especialidad– no depende tanto de la calidad de las fotos sino de, muchas veces, de la lindura o hermosura de la modelo. Se advierte algo del orden segregativo. Y no tiene que ver con la belleza o lo que entiende por «bello», concepto dudoso y hace años puesto entre paréntesis.
AMILCAR MORETTI
Martes 7 de marzo del 2017
La Plata-Buenos Aires
Argentina