Es cierto que sobreabunda como eugenesia en plaga el macherío bruto, rústico y analfa-sexual, de pija sin ternura ni afecto sexual, depilados y anabolizados de gimnasio. Pero son muchas las mujeres que se han dispersado en una diversidad-multiplicidad más parecida a la confusión y a la guerra civil de géneros que a una unidad emancipatoria contra la erotización de dildo de la colonialidad pedagógica. Son las hembras las que deben aprender, primero, y reeducar al macherío -que no machirulos, ahora tan mentados-. A cada machirulo corresponde una cachirula y pipistrela en conflicto con la madre y ausencia de padre en destitución. Chicanear al pantalón boludo de turno advirtiéndolo como «machirulo» solo es efectivo a los fines de la politización popular y nacional, pero indiscriminadamente solo expande la distancia Hembra-Macho. (AMILCAR MORETTI)

