Sucede que hay mujeres que son bellas vestidas y hay otras que son bellas desnudas. Ocurre que hay mujeres que son hermosas por su cuerpo, su pura carnalidad, y hay otras muchas que son bellas por su actitud, su mirada, la línea de su boca, la caída de su melena, que transforman en expresiva su corporalidad. Los cuerpos expresivos, de mujeres. Esos que dicen cosas. Un decir que está en la forma de caminar, de mover las caderas o dar vuelta la mirada para sobrar al varón que las mira. Las mujeres son de una clase y hay muchas clases de mujeres. La calidez es el nudo de las irresistibles, las confiables. Las hay muy buenas en lo suyo, como académicas de la mujeridad, pero las jefas de tribu son las mujeres con calidez y ternura. La madritud de sus pechos y su vagina. La llevan en la piel, esa madritud, con o sin hijos. Mujeres vaginas del goce del amar tiernamente, porque sí. Los hombres son hijos. Hijos de ellas. Y esas jefas de tribu tienen pies pequeños y blancos y cuando se desplazan para sí y para el varón lo hacen con cadencia. Las jefas son las sabias. No hay mejores. Las Sabias.
AMILCAR MORETTI

