SOBREACTUACIÓN GUBERNAMENTAL PARA EXARCEBACIÓN DEL ODIO POLÍTICO INTERIOR. Acciones riesgosas que solo hacen sospechar desenlaces trágicos y desintegración de la comunidad para su más fácil ocupación y venta.
La eximición de prisión de la señora Hebe de Bonafini refiere a uno de dos factores, o bien a los dos: la concentración multitudinaria en su favor indica que no es «publicitariamente» conveniente para la justicia-gobierno la detención de la dirigente de derechos humanos. O, la justicia por indicación del P.Ejecutivo, evalúa la ecuación «costo-beneficio» y decide que no le resulta ventajoso tal escándalo. Debe subrayarse que Bonafini es una figura de renombre y prestigio moral-ético mundial, recibida aún por el mismo Bergoglio hace poco en el Vaticano. Es un referente mundial. Hay un tercer factor a tener en cuenta: que gobierno-justicia utilicen este tipo de sucesos como termómetro de la reacción y estado de ánimo de la ciudadanía activa. En todo caso, reitero que estos sucesos aún si sirviesen de distracción para correr la atención de acciones económicas estructurales perjudiciales a la mayoría no parecen emanados de funcionarios políticos que deseen conservar el favor del 51% que lo votó. Si bien la derecha retardataria no solo debe ser sino parecerlo, siempre hay máscaras y posiciones flexibles que permiten absorber a gente política de ultraderecha y privatista como el presidente Juan Manuel Santos, de Colombia. Salvo, claro está, que las acciones del gobierno en este orden y otros no sean más que sobreactuaciones y reacciones revanchistas que, al fin de cuentas, no les interesan demasiado al círculo de electos en noviembre del 2015. O algo peor: que representen la valoración de odio social en gran parte de ese 51%.
AMILCAR MORETTI. Escritor de periodismo y fotógrafo
EROTICA DE LA CULTURA Magazine Digital
(publicado en página GOOGLE + de diario EL DIA de la Argentina)
(publicado en página GOOGLE + de diario EL DIA de la Argentina
2 Comentarios
Es posible que buena parte del 51% que eligió a los actuales gobernantes odien a Hebe de Bonafini, como odian a Eva Perón, Estela de Carlotto y Cristina Fernández, las cuatro mujeres más importantes de la historia argentina.
Vale recordar que tres de ellas son de La Plata, uno de los principales focos de exterminio de luchadores populares.
Extraño, ¿paradójico? -o acaso la consecuencia «natural» de los procesos históricos sanguinarios y crueles-, pero sí, tres mujeres que son paradigmáticas de lo mejor que puede producir humanamente Argentina. Y eso tiene relevancia mundial, hace a una diferencia cultural que no es comparable. Un pañuelo blanco como arma de lucha y resistencia inmediata que inquieta, perturba, deroga al enemigo en su esencia de Horror, es algo que ha quedado en la historia de la humanidad y del siglo XX. Un pañuelo blanco en la cabeza de una mujer haciendo ronda en el centro de la principal plaza de una ciudad de 3 millones de habitantes, a metros de la casa de gobierno, es algo que no se ha dado en otro lugar en el mundo. Y en eso tan particular, singular, ha de tener la ciudad de La Plata, en su magma constitutivo de horror y altruísmo.