El centro dramático es el punto fuerte de una imagen. Trabaja como un embudo, succiona la atención del espectador-mirador-contemplador. No debe ser solo una cuestión geométrica o de perspectiva, sino un algo crucial de densidad. El punto fuerte es el centro de densidad de un todo que se redistribuye en movimiento pero que adquiere estructura al soportarse así mismo en ese lugar, el centro dramático. Debe ser la atracción y el ida y vuelta, un movimiento que da y entrega. El que observa focaliza en él no solo por el ejercicio de equilibrio succionador del punto fuerte en la imagen, sino también porque está predispuesto a ser chupado. Hay quienes pasan indemnes, indiferentes. Los hay que añadimos cosas al centro descubierto o advertido de inmediato, y de ese agregar obtenemos beneficios simbólicos. Todo un ejercicio de fuerza.
AMILCAR MORETTI
