«Quién será», bolero mambo fue grabado por Nelson Pinedo el 19 de Octubre de 1953. Pinedo trabajó con La Sonora desde 1953 hasta 1958 como cantante invitado y procrearon juntos 58 temas.
Linda música para recordar. Y buen marco para la modelo, que me parece madura pero hermosa.
Amilcar MorettiPost Author
Buena mirada. Es madura y bella. Plena. Cálida, húmeda y generosa en su experiencia. La carencia de la mujer joven es ignorar que la entrega generosa -no ya genital sino de una sexualidad afectiva y afectuosa- no consiste en puro brío físico de técnica gimnástica sino es saber dosificar la intensidad siempre al máximo para hacer prolongado, interminable, el punto más alto del nivel de disfrute y olvido. Y lo mismo en la varón masculino: no se trata de cuántas veces, como en carrera de 100 metros, que se acaba en dos o tres demostraciones, sino en saber conservar la energía para sostenerla sin esfuerzo al máximo tres o más horas, una noche entera. Y ahí es cuando se engancha e iguala el orgasmo encadenado del varón masculino (eslabón tras eslabón, sin imprescindibilidad biológica de descarga abrupta, y fruto de la experiencia y el saber, el equilibrio y el afecto por el otro, la otra), se asocia y corresponde, digo, con el de la mujer, si es que ha sido distinguida por esa cualidad no tan frecuente.
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Linda música para recordar. Y buen marco para la modelo, que me parece madura pero hermosa.
Buena mirada. Es madura y bella. Plena. Cálida, húmeda y generosa en su experiencia. La carencia de la mujer joven es ignorar que la entrega generosa -no ya genital sino de una sexualidad afectiva y afectuosa- no consiste en puro brío físico de técnica gimnástica sino es saber dosificar la intensidad siempre al máximo para hacer prolongado, interminable, el punto más alto del nivel de disfrute y olvido. Y lo mismo en la varón masculino: no se trata de cuántas veces, como en carrera de 100 metros, que se acaba en dos o tres demostraciones, sino en saber conservar la energía para sostenerla sin esfuerzo al máximo tres o más horas, una noche entera. Y ahí es cuando se engancha e iguala el orgasmo encadenado del varón masculino (eslabón tras eslabón, sin imprescindibilidad biológica de descarga abrupta, y fruto de la experiencia y el saber, el equilibrio y el afecto por el otro, la otra), se asocia y corresponde, digo, con el de la mujer, si es que ha sido distinguida por esa cualidad no tan frecuente.