“Entonces le vendaba la boca con mi cinturón, cruzaba el cinturón bajo el pelo, por la nuca, y con sus cabos le ataba las manos contra la espalda. Inmóvil, podía decirle lentamente que la quería (…) “…y ella dejaba de forcejear y yo apagaba la lámpara y me desnudaba. (…) Le hablaba despacio. La desnudaba y antes de desatar el cinturón que le acariciaba el cuello y los brazos para probar si estaba relajada.” (…) “Cuando se ponía bien le soltaba el nudo: la besaba, le besaba los ojos y la cara, acariciaba todo su cuerpo y la sentía todavía sollozar, o temblar -eran los ecos de tanto que había llorado y gritado- y nos besábamos las bocas, y ella empezaba a reír porque reconocía en mi boca el gusto de sus lágrimas mezclado con gusto de tabaco y de rimel, y así nos abrazábamos como jamás debió haberse abrazado con sus puntos y nos íbamos al cuarto, o a la hamaca, y nos quedábamos por horas amándonos, o hamacándonos hasta que el hambre, la sed o mis absurdas ganas de fumar me obligaban a separarnos”. (RODOLFO FOGWILL. Pág. 137 de “Muchacha punk”, 1992, ed. Planeta, Biblioteca del Sur, Buenos Aires)
Modelo: LIZ
Fotos por AMÍLCAR MORETTI. Martes 22 de octubre 2013, editadas. Argentina. La Plata-Buenos Aires.