LOS ESPEJOS, LA MUJER DESNUDA, EL LECHO
Y a veces, los espejos no devuelven nada. Solo una figura que no se entiende, que no se interpreta, o que no vemos. Quizás, la única función duradera de los espejos no sea la de prolongar el narcisismo femenino, también masculino, sino mostrar que la carne femenina es la que da sentido, y también está junto a nosotros, aunque no lo creamos o no veamos su sentido, su Sujeto. El espejo cuando se vacía de corporalidad de mujer deja de ser. El espejo es como una cámara fotográfica que desea buscar en la sexualidad, la Erótica, el erotismo, el sexo, el Deseo, el deseo sexual, en el Deseo como fuerza vital.
Sin mujer es posible que no existieran el cine ni la fotografía. El cine y la fotografía nacieron como cine y fotografías pornográficas, eróticas. Ese fue su primer ejercicio, privado antes que público. El espejo. Como si hiciera falta confirmar la existencia de mujeres. En la última escena de “La dama de Shanghai” Orson Welles muestra como las imágenes se reproducen deformadas en los espejos como escobas del aprendiz de brujo y de pronto, al romper uno, se rompen todos y el castillo de vida cae. Y todo desaparece, lo anterior, o lo que vendrá, contado ya como otra historia. El espejo y la mujer desnudos.
AMILCAR MORETTI
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