“La chica del sur”, un peculiar documental argentino del año pasado que da cuenta de las posibilidades que ofrece el género para reconstruir hechos reales y a la vez ensayar interpretaciones sobre la compleja condición humana y el paso del tiempo. Este domingo a las 16, la señal I-Sat repone este filme muy poco visto.
Escribe
AMILCAR MORETTI
Jueves 31 de octubre 2013
(fragmento en adelanto de la nota que publicará el diario EL DIA de la Argentina, en la ciudad de La Plata, en la columna de crítica de cine de Amílcar Moretti)
Peculiar documental argentino sobre, en su momento, una conocida activista pacifista coreana que bregó en 1989 por la unión de ambas Corea, la del Sur, capitalista, y la del Norte comunista aún hoy. El documental del argentino José Luis García –calificado de “maravillosa libreta de apuntes” por un crítico- es por cierto un singular y casi “extraño” trabajo de reconstrucción, compaginación de filmaciones de época (1989) y registro del presente que, aunque hoy por aquí parezca referirse a una cuestión ajena, destaca con sensibilidad e inteligencia lo que ha sucedido con una persona –“La chica del sur” del título-, que de improvisada aunque sincera militante política pasa a convertirse en una mujer madura melancólica, activa como docente y con una carga que viene del pasado, ya político, ya personal.
“La chica del sur” cuenta sobre una veinteañera coreana del sur que en 1989 participó de un gran congreso juvenil comunista en la parte norte de la región. De la comitiva que iba a integrar al final es la única que pudo participar por inconvenientes en el viaje, y entonces tras un discurso espontáneo por la unificación de su país es convertida en heroína del gobierno comunista. Lo paradójico es que a su regreso, sin ser una activista de izquierda, fue encarcelada en su propio país –Corea del Sur- por una suerte de acusación de “traición a la patria” que toma como excusa el “contrabando” de un par de zapatillas. Tras la gratuita prisión de años, la joven se reintegró a su vida normal, contrajo matrimonio, su hijito murió ahogado, se divorció, no pudo nunca ahogar su dolor y a la vez se conviertió en una buena profesora de ciencias de la comunicación, hasta el presente.
El “asunto” de este singular documental argentino es que aprovecha imágenes tomadas por su director García, que solo estuvo en el congreso juvenil coreano de 1989 en reemplazo ocasional de su hermano, quien en verdad era en esa época el militante de izquierda. García, por simple curiosidad, siguió el itinerario de la heroína que se construyó según el curso de circunstancias inesperadas y todo ese material aguardó después dos décadas hasta que el cineasta tomó plena conciencia de que aquella chica, una desconocida para él, se había convertido en alguien fundamental en su propia vida, lo que quizás le ha servido para aclararse ciertos asuntos personales. Recibido García por la misma protagonista, ella después visitó Buenos Aires, con la idea de ver el sur patagónico, paisaje tratado en el último libro que su pequeño hijo llevó consigo cuando murió ahogado por accidente. De a poco, el filme de García se dispara hacia varias direcciones y obliga al espectador a juntar los pedazos para componer, aunque sea de modo parcial, el sentido de una vida humana común y a la vez extraordinaria.
Domingo 3, por I-Sat a las 16.