«He aquí, pues la definición de la imagen, de toda imagen: la imagen es aquello de lo que estoy excluído. Al contrario que en esos acertijos en que el cazador está scretamento dibujado entre las hojas de los árboles, yo no estoy en la escena: la imagen carece de enigma». (…) «Las imágenes de las que estoy excluido me son crueles, pero a veces también (inversión) soy apresado en la imagen. Al alejarme de la terraza de un café en la que debo dejar al otro en compañía, me veo partir solo, caminando, un poco deprimido, por la calle desierta. Esta imagen, en la que mi ausencia es aprisionada como en un espejo, es una imagen triste«.
(Pag.155, Roland Barthes, «Fragmentos de un discurso amoroso». Siglo XXI Editores, México, 1983)
«Despertares tristes, despertares desgarradores (de ternura), despertares blancos, despertares inocentes, despertares pánicos (Octavio se despierta de un desmayo: «De golpe sus desdichas se presentaron ante su pensamiento: no se muere de dolor, o hubiese muerto en este instante»). (Stendhal)
(Pág. 96, Roland Barthes, «Fragmentos de un discurso amoroso»)