La blancura del cisne blanco, una blancura insensata. No es de este mundo. Es insensata porque no compagina con este mundo. Esa blancura será necesariamente destruIda. O será usada para destruir. La blancura como de un cisne blanco puede ser la fuerza que destruya al otro, lo haga añicos haciéndole desear lo que nunca va a alcanzar ni poseer. Y quizás esa blancura de cisne, por esa razón, no sea de este mundo, uno que no la merece porque no la tolera o no puede posesionarse de ella. La blancura es pensativa, insensata. Superior y enceguecedora. (AMÍLCAR MORETTI)







(Creo no equivocarme si afirmo que casi todas las imágenes de este post han permanecido inéditas hasta esta madrugada del jueves 14 de noviembre. Revisadas, descubiertas y publicadas ahora por primera vez. Al menos, estas imágenes -tal como aparecen aquí y ahora- no existían hasta hace unas horas. Tal vez, no estoy seguro, una de estas fotos fue ya publicada aunque en otra versión, o bien esa otra foto pertenece a una toma similar registrada en igual oportunidad. Uno de los grandes temas de la fotografía: si la versión editada es diferente, ¿cuál es la original? ¿Cuál es la que vale? ¿Es la misma obra o es otra obra? En última instancia es como un mismo tema llevado a la tela por un mismo pintor, entre muchísimos célebres, tal el caso de Matisse con sus bañistas?) (AMÍLCAR MORETTI, entre Buenos Aires y La Plata, de madrugada)