«En lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte». (SUSAN SONTAG)
«Algo, realmente, como una amenaza cerrándose en torno nuestro».

«Las impenetrables tinieblas bloqueaban el navío de tan cerca, que parecía que con solo tender la mano por encima de la borda se tocaría una sustancia sobrenatural. Había en ellas un no sé qué de terror inconcebible y de indecible misterio. Las pocas estrellas que brillaban sobre nuestras cabezas, solo arrojaban sobre el navío una luz oscura, sin dejar sobre el agua ningún reflejo, como rayos aislados atravesando una atmósfera con vertida en hollín. Era algo que yo no había visto nunca hasta entonces, y que no permitía la menor conjetura respecto a la dirección en que podría producirse un cambio; algo, realmente, como una amenaza cerrándose en torno nuestro».

«El timón continuaba solo; una inmovilidad absoluta reinaba en todas partes. Si el aire se había ennegrecido, el mar parecía haberse vuelto sólido. Era inútil mirar a uno u otro lado, esperar una señal, tratar de prever, la proximidad del momento. Cuando este llegara, las tinieblas absorberían silenciosamente la débil claridad que caía de las estrellas sobre el navío, y sobrevendría el fin de todo, sin un suspiro, sin un movimiento, sin un murmullo, y todos nuestros corazones se detendrían como los relojes a los que se les terminó la cuerda». (2)
(2) Pág. 137, JOSEPH CONRAD, en «La línea de sombra» (The Shadow-Line). Brughera, 1980, Barcelona.
