La ventana de ingreso de Mi Luz en el interior de mi casa, varias ventanas de entre ellas, es el espacio constituyente de mi Fotografía de Autor. Sin esas ventanas, aberturas, puertas-ventanas, ventanales, en todo lugar, se me ajustan las disposiciones y conjeturas en torno a qué hacer con ese cuerpo desnudo de mujer. Es la mujer desnuda, yo y la cámara, y la luz de la ventana, a veces lateral, a veces frontal. Es un procedimiento antiquísimo, ya lo sé. Del Renacimiento europeo, un poco antes, un poco después. Viene de allí. Pero a mí, sin pensar en detalles de la historia del arte o de la composición de la luz sobre el cuerpo humano o de la naturaleza sin humanos, es como más se me inspiran las cosas, las fotos. Las imágenes a mí se me inspiran -prefiero, me sale decirlo así- con esa luz ventanal. Y hay una ventana que tiene mejor luz que todas, pero me está vedada. Y está bien: me obliga a buscar otras ventanas y de allí salen variantes de lo mismo, del cuerpo desnudo de mujer, que es lo que me apasiona como indagación. Fotografío esa desnudez porque trato de averiguar o explorar mi porqué. Una modelo, en una sesión de seis u ocho horas -efectivas cuatro, más o menos, aproximadamente- me absorben entre 1500 y 1.800 fotos digitales y analógicas. De cada cuerpo desnudo reviso solo unas cientos, con suerte. Las otras quedan en recinto, archivadas, y acaso se usen y publiquen, una vez trabajadas. Pero lo que me arrastra y me mueve es la próxima sesión, siempre, con otra modelo, con la misma modelo si nos comprendemos de órdenes profundos. Y esto último, siempre, es para mí lo más difícil. Hay muchas modelos. actrices, bailarinas experimentadas en desnudarse en cámara, pero no hay muchas mujeres que hagan esto y con las que lo humano fluya. Y si no hay fluir de pensamientos, ideas, afectividades, sentimientos, emociones, convicciones, sudores, roces, pieles, luces, fragancias, anhelos, ganas, persistencias y resistencias, entonces, para mí, no hay foto de desnudo de autor. No me interesa una modelo desnuda, por armónica que sea, por su sola desnudez. (AMILCAR MORETTI)
Modelo: María Virginia Grieco.
(Estas imágenes, primera y minúscula parte de los registros de una larguísima serie de sesiones con decenas de modelos, actrices y bailarinas en desnudez, han permanecido inéditas hasta hoy. La mayoría de esas decenas de miles, tal vez 100 mil imágenes o más, no las he visto nunca. No he tenido tiempo entre estudios, trabajo para ganarme la vida, escritura, periodismo con firma, lecturas de diarios, lectura de libros, trabajo en la web, mantener EROTICA DE LA CULTURA y cuatro o cinco espacios más en la web en Estados Unidos y Europa, contestar a diario correspondencia, atender los quehaceres cotidianos y las nuevas sesiones fotográficas, contratar modelos (nadie imagina lo difícil y complejo que puede llegar a ser), modelos con dramaticidad y expresividad, identificadas y acompañantes de ilusiones y deseos y propósitos. Todo ello, más el trabajo de edición y compaginación, de por sí arduo aunque también creativo tanto o más que el registro originario de la foto. Y el trato humano entre la mujer desnuda y yo, y la mujer vestida y yo, sobre todo esto último, lo más difícil. La fotografía sin lo humano no me interesa, no me mueve nada, no me estimula, es como la escritura sin nadie vaya a leerme ni publicarme. Las fotos, editadas este 24 y 25 de diciembre del 2015, fueron registradas tiempo atrás.)
2 Comentarios
BELLAS Y SUTILES COMO SIEMPRE ESTAS IMÁGENES Y LAS MODELOS NO SE DIGA MAESTRO FELICIDADES.
Te agradezco mucho. Sí, las modelos son lindas y bellas. Son todas muchachas comunes, o actrices y bailarinas jóvenes no conocidas, ajenas a los medios masivos de comunicación. A veces, chicas algo mayores, mujeres igualmente deseables. No trabajo con modelos de pasaralela (en su nivel cultural, suelen ser prejuiciosas producto de un grado de ignorancia llamativo). Tampoco suelo trabajar con las llamadas “profesionales”, que viven de esa actividad, dado que tienen la cabeza tabicada: hacen desnudo pero no pueden juntarlo con el resto de sus vidas. Una especie de fractura de la personalidad. Además, llegan, se sacan la ropa, posan, cobran y se van corriendo. Imposible comunicarse con ellas, en especial fuera de la sesión, antes o después. Se ofenden si intentás comunicarte y suelen decirte: “¿No te habrás confundido?”. No me gustan las llamadas profesionales. Me gustan las personas, los seres humanos mujeres. Seres humanos con pensamientos, ideas, gustos, amabilidad, afectos, sentimientos, emociones: alguien con quien, si ambos hemos conectado en el trabajo, se pueda tomar un café e invitar a comer torta de chocolate en una confitería céntrica, a las seis de la tarde. Si me pagaran a mí, por ejemplo una publicación o una industria, quizás fuera un profesional de la fotografía de desnudo femenino, pero no lo sé ni estoy seguro de que me guste serlo.
Yo soy un autor de fotografías de desnudo. Escribo desde siempre (y con eso casi siempre me he ganado la vida, como asalariado) y hago fotos desde niño, con diferentes intensidades y según las épocas (desde jefe de equipos de fotógrafos y camarógrafos de televisión de 25-30 personas hasta años sin hacer nada). No soy un profesional de la fotografía, sencillamente porque no gano dinero con ello. La de profesional es una categoría histórica, de época muy precisa, marcada por el mercado: sos profesional en función del mercado, vendés y comprás. A mí no me pagan, soy yo el que invierto dinero. En vez de gastar dinero en cambiar el auto o tener una casa lujosa pongo mi dinero de trabajador jerárquico (escritor y periodista) en la fotografía de desnudo. Esto específicamente desde hace cinco años, cuando internet y las libertades en democracia me permitieron publicar lo mío, sin demasiados problemas e interferencias (que los hay igual). No soy un profesional y no soy amateur, aficionado. No quiero serlo. No hago fotos solo los domingos. No contrato chicas a espaldas de mi compañera para verlas desnudas. No me interesa eso. Soy un autor de fotografías de desnudez femenina, no soy profesional ni amateur. Y estoy cansado de reiterarlo. Seguiré reiterándolo, enseñando, por mi vocación de maestro (soy maestro de escuela graduado, y ese fue mi primer trabajo, hasta que me impidieron hacerlo por razones políticas en una época en que, por ejemplo, por estar a favor del divorcio eras “subversivo” o “extremista”. Y lo digo muy en serio, aunque suene ridículo hoy). Soy Autor y no profesional ni amateur.
Ahora bien, ¿a qué viene toda esta explicación? A lo siguente. Mis modelos son chicas comunes. Muchas pero muchísimas me han elegido a mí para hacer su primer desnudo, tarea por la cual siempre les he pagado honorarios y viáticos pactados previamente, todo por escrito. Muchas, la mayoría, dudan de su lindura-hermosura o belleza. Se critican por esto o aquello. Y yo las veo y, al desnudarse e indicarles lo que quiero que hagan (con mayor o menor expresividad), les pongo mi Mirada y las convierto en expresivas, en bellezas. La belleza de mis fotos -si la hay- la construyo yo. Si hay belleza en mis fotos de desnudo, es por mi Mirada. No es solo una cuestión de cámaras o ángulos, sino de cultura, y de ilustración sobre historia del arte y la literatura y la cultura en general, incluida la política, el psicoanálisis, sociología, antropología, grandes escritores, clásicos.
En verdad, yo no busco tanto la belleza como la expresividad, dramaticidad y conflicto de la foto. Quiero que mis fotos tengan “drama, una tensión especial. Si lo logro, entonces la foto es expresiva. Yo trato de hablar de expresividad y dramaticidad y no de belleza. No hago fotos eróticas. hago desnudo. Son dos asuntos diferentes. El común de los humanos se confunde por falta de conocimientos e información. Desnudez de mujer no es sinónimo de erotismo, o sexo o lo que fuese. La imagen de una prisionera judía desnuda en un campo de concentración nazi no es erótica. Es una tragedia. La imagen de una prisionera desnuda durante las dictaduras argentinas no es erótica. Salvo que el que mire sea un psicópata total.
En fin, que mis modelos son chicas comunes que son hermosas y yo a través de mis imágenes de ellas en desnudez trato que resulten expresivas, con “drama”, con tensión y conflicto (conflicto no es igual a pelearse ni a guerra). Si esa desnudez en mi imagen es expresiva, entonces a muchos las imágenes les pueden parecer bellas. Ellas son bellas en mi Mirada y percepción y yo las hago aún más bellas. Pongo mis ideas, décadas de lecturas y reflexión y escritura (estudié letras, literatura, en dos universidade nacionales argentinas), y pongo mis afectos, sentimientos, emociones, sentidos, padeceres, sufrimientos, esfuerzo, trabajo, horas de sueño y mi dinero. Y quiero fotografiar como autor a mujeres en desnudez que sean seres humanos. Seres humanos con los que pueda haber, si cabe, si hay fluir, un vínculo de afectividad e intimidad, además de intelectual.
Un abrazo. Gracias.
Amílcar