MALINA. Francesa de la región alsaciana. Ha residido en varios lugares “extraños” del planeta, como Islandia, una nación de 300 mil habitantes que tienen meses de completa oscuridad durante todo el día y dos meses de luz y verano. Argentina la fascina por muchas de aquellas cosas que muchos argentinos creen síntomas de “atraso”. Por ejemplo, la protesta social y la capacidad popular para movilizarse y accionar en las calles en reclamo de derechos sociales y económicos. Malina confiesa que su país ya no tiene eso. Licenciada en literatura, ha trabajado de modelo vivo, en desnudo, para fotógrafos como Lallemand, un conocido estilista caracterizado por representar pinturas famosas de la historia del arte. Ama el tango y lo baila, lo estudia, lo perfecciona. Sufre por no ser una milonguera de primera, aunque se destaca. Pequeña, menuda, en apariencia tímida, hace un año que trabajamos juntos. Esta última vez fue en un amplísimo apart hotel de la calle Viamonte casi avenida Callao de Buenos Aires, un confortable noveno piso que hizo de escenario durante dos jornadas completas. Siete mil fotos entre digitales y en celuloide fueron registradas y es inevitable que, entre ellas, muchas pongan de relieve la peculiar expresividad de esta escritora y poeta que organiza ahora un taller literario en francés sobre el tema del recuerdo. (AMILCAR MORETTI)
(1) MALINA, no Milena, como escribí anoche. ¿Puede ser que alguien, un fotógrafo, confunda el nombre de su modelo? Sí, puede ser. Me ha pasado ya, con afensas irremediables. Pocas cosas tan ofensivas para una mujer como llamarla con el nombre de otra. No es el caso de Malina, quien es muy comprensiva conmigo. Una vez una modelo (mala como persona) me recriminó: “¿Pero es posible que no puedas diferenciar realidad de ficción o actuación?”. “No”, le dije. “No puedo”. Ahora puedo un poco más, pero antes, hace mucho tiempo, casi no podía. Pero creo que le sucede a casi todo el mundo. Y al que no le ocurre está siempre a punto de morirse de pena o es un grandísimo psicópata, es decir, un grandísimo hijo de puta, que es otra forma de confundir realidad con fantasía. (AMILCAR MORETTI)
“…a la gente no le gusta que uno tenga su propia fe
la música militar nunca me pudo levantar
en el mundo no hay mayor pecado que no seguir al abanderado
todos corren tras de mí, salvo los rengos
ya sé con mucha precisión como acabará la función
no les falta más que un garrote para matarme como un coyote
a pesar de que yo no arme ningún lío…”
(“La mala reputación”, de y por George Brassens -1921-1981)
EROTICA DE LA CULTURA agradece como siempre el invalorable servicio a la cultura mundial que ofrecen YOUTUBE y sus espontáneos colaboradores.
Brassens _ La mauvaise reputation
(Subtitulado español)
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Un clásico del Gran Bigotudo.
Georges Brassens-
La mala reputación
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