El proyecto de idea-imagen del inicio, al momento del registro fotográfico, casi nunca coincide con lo que queda al final, publicado. En la edición-montaje-compaginación es cuando se eligen, priorizan formas, sentidos (nunca del todo comprensibles para mí mismo y, menos aún, para lo que recibe e imagina quien cumple de espectador). No es que trabaje a ciegas. Compongo paso a paso, a veces con ritmo ligero, otras más lento, con dudas y con certezas. Muchas veces sé que la imagen requeriría otra elaboración, diferente o más detallada (en ocasiones, publico contra la certeza de que falta trabajo, elaboración, composición. O que no es lo que me conforma. ¿Por qué publico aún en esos casos de dudas es algo que tiene que ver, supongo, con la ansiedad, o con una obligación autoimpuesta? Me lo han reprochado, con razón). Otras veces sé que no puedo hacer más, que bien o mal la fotografía debe ser publicada tal como queda cuando ya no puedo rehacerla, recomponerla, por el momento, en ese instancia y circunstancia. Cierto también que con el paso de los años un mismo original me sorprende con una nueva composición, diferente, mejor, peor, distinta. Quién sabe. El trabajo de composición-«corrección» puede ser interminable, obsesivo como un texto modificado una y otra vez y que nunca termina de convencer aunque en el fondo se sepa que ya no hay nada que como autor pueda hacer.
A.M.
(La imagen de tapa -también más arriba- es una edición realizada el viernes 17 de enero del 2025. En BUENOS AIRES La Plata City.)
