Hay formas de mirar, hay formas de tragarse al mundo. Maneras de esperarlo y aún abalanzarse sobre él. El mundo de frente es un televisor, la pantalla de una computadora. Allí, dice, estar el mundo, aunque no. O sí. Pero es cuando el mundo juega a ganador en la posibilidad de tragarse humanos, no ya personas. La pantalla es poltergeist, chupa y abandona en un limbo de difícil rescate. Cementerio de animales, de antepasados que pensábamos desconocer ligados a nosotros de modo secretamente íntimo. La trampa, el olvido de nuestros anteriores guardados en la bruma del líquido de una pantalla.
MIRAR Y LEER MÁS: https://amilcarmoretti.wordpress.com
(La imagen de Home fue compuesta en setiembre del 2023, en Buenos Aires, Argentina. Sobre un original nunca editado ni publicado de abril del 2016).
Escribe
AMILCAR MORETTI
(viene de arriba)
A fines del años 2015 ví asomar su cola, el rabo. En un banco, a la espera de un trámite, frente a centenares de jubilados y jubiladas, ancianos la mayoría, sentados prolijamente en sillas dispuestas a manera de platea, aplaudieron una pantalla de televisor en que un desarticulado bailaba en el balcón frente a la plaza vacía y plena de sol. Sonreía y se desarticulaba en movimientos de pinocho rústico, danzaba de un lado al otro del balcón, las ropas anchas. Se había descubierto de su chaqueta y ambuló en camisa blanca y corbata, el nudo ya algo flojo. Miré los centenares de ancianos y me lamenté por ellos; también viví un incómodo goce, el de imaginar su frustración sin dirección así como lo impropio de la vanidad frente al que iba a sufrir. Yo también sufriría, lo sabía, aunque no pudiera adelantar el sabor exacto de esa premonición.
Después, comenzó una llovizna desasosegante, aún en verano. Desde muy joven porté la idea (herida) de lo desasosegante. Fue desde que la leí repetida en ensayos de Jaime Rest sobre literatura del siglo pasado. Llegué a creer que el desasosiego era eso, algo del siglo XX. Una década lo puse en duda, aunque puede que sea solo una equivocación. Quiero decir que lo desasosegante tal vez sea lo propio inquietante y angustioso del siglo pasado, o tal vez que esto de ahora sea otro modo de sentir lo mismo, o algo diferente, a lo sentido en la centuria anterior. O bien directamente que los padeceres entre centurias son de distinta naturaleza, y acongojan del modo parecido. El estrangulamiento y las lágrimas semejan ser iguales, pero el sentido es otro, y también su oportunidad. Al final, imagino, el espacio a llenar hacia abajo es correlativo, absolutamente correlativo, así también como hacia los laterales. Un inasible pozo de agua poco clara para chapalear todos y creer en el aferramiento a los tallos crecidos en las orillas supuestas.
AMILCAR MORETTI
Escritor de periodismo. Crítico de cine, cultura y arte. Fotografía de autor de corporalidad femenina en situación de cotidianidad.
Autor y administrador del sitio web EROTICA DE LA CULTURA Magazine, desde el 2010
www.moretticulturaeros.com.ar
https://amilcarmoretti.wordpress.com/
Columnista con firma en el diario EL DIA de Argentina entre 1968-1974 y 1980-2015
Jefe del Departamento de Fotografía y Video de la Gobernación de Buenos Aires entre 1975 y 1992.
Periodista acreditado de la Gobernación de Buenos Aires en la Oficina de Prensa de la Central de Policía provincial bonaerense entre 1975 y 1992.
Organizador entre 1979 y 1984 del ciclo de cine arte de la AMIA (Asociación Mutual Israelita)
Miembro en Estados Unidos de la Red Ello.co:
https://ello.co/amilcoretti-sings_moonsarm