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PIDO PERMISO SEÑORES: ESTO HABLA POR MÍ Y DIRÁ PORQUÉ MI MIRADA ES ASÍ, VEREDAS QUE YO PISÉ, VARONES QUE YA NO SON. ¿QUIÉN SE ROBÓ MI NIÑEZ? Algunas imágenes de ella con tos en una moqueta de bulín dos por dos, San Telmo. AMILCAR MORETTI.

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        Las fotos cuentan historias que uno imagina. O siquiera logra imaginar. A veces combinan diferentes historias, y salen cosas buenas, digo, expresivas, con toque dramático, sin que eso signifique llorar o gritar. Los paparulos y las alcornoques -que después votan como votan- creen que lo dramático es un mar de lágrimas y alaridos, cuando una simple risa baja puede contener una sonora y profunda dramaticidad. Yo hablo de imágenes que muchas veces descubren sus historias tiempo después. Son esas, a veces, que juntan la historia que se inventa la modelo desnuda si se entrega y comienza a soñar con su cuerpo, y lo goza, la antiprofesional en un sentido que muchas no entienden. Más la historia que el fotógrafo autor va armando en su sueño e imaginación y que después se hace otra al momento de editar. Y por fin, entre otras posibles, la historia del que mira desde afuera. En esa gran bolsa de historias es que la desnudez de un cuerpo libre y tranquilo de mujer se convierte en una enciclopedia de la conducta y condición humanas, del sentir que a veces no se hace acto y queda como deseo y fantasía. (AMILCAR MORETTI)

 

AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.

 

 

 

 

 

 

AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.

 

 

 

 

 

AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.

 

 

 

 

 

AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.

 

Ruben Juarez – Tinta Roja
leonardo juarez

Publicado el 31 ago. 2010
Ruben Juarez, Tinta Roja,
Estas imagenes fueron tomadas del DVD de Abrazos.
Re-Edicion: Leonardo Rubén Juárez

Categoría: Música

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AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.
AMILCAR MORETTI. 27 agosto del 2017,ed. Buenos Aires. San Telmo, barrio.

 

 

Rubén Juárez – Ultimo Tango en Buenos Aires

Encuentro en el Estudio

Publicado el 2 mar. 2012

Encuentro en el Estudio

Ministerio de Educación de la Nación

República Argentina

Categoría: Música

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4 Comentarios

  1. Carlos Diaz

    La persona que está en la ventana de enfrente ¿es una mujer o un hombre (con las precauciones actuales del caso)?

  2. Amilcar Moretti

    No sé. La descubrí después, al editar las fotos. No la advertí al momento del registro. Siguiendo el relato de las fotos originales, se advierte que la celosía es cerrada. Acaso para que el/la que miraban ganar en comodidad en su acto de espectador/a, acaso por pudor. No lo sé. Me ha ocurrido varias veces. Las modelos, desnudas, por lo general no se amedrantan, sino al contrario, ganan en desafío y alegría. Gozan más. En cuanto a los/as voyeurs, bueno, las peores y más peligrosas son ellas, las mujeres. En especial esposas. Diría que las esposas entre casi 30 y 40 de edad son las más peligrosas. En una oportunidad, una de ellas llamó al hotel para delatar el hecho que consideraba ofensivo para sus pequeños hijos, si es que los dejaba mirar a una chica joven desnuda y bella. Me llamaron de conserjería y me informaron que habían amenazado con hacer una denuncia en seccional de Federica, allí cerca, en San Telmo, calle México y Tacuarí. Bajé, me presenté en detalle, hablé de mi trabajo, y pedí de hacer la denuncia en conjunto: ella, la espiona celosa por -decía- “exibición obscena para sus hijos”, y yo por “invasión de privacidad”. Agregué que haría la denuncia pública en los medios, con mención del nombre y dirección de la delatora escandalizada. En especial, para resguardo del vecindario. Pregunté qué haría la buena esposa si yo andaba desnudo en un quinto piso de noche, en verano, con la cortina de velo corrida, y encendía la luz para ir al baño. ¿Estaría ella esperándome para verme? Duermo con pijama, pero en la suposición de que no lo hiciese, ¿en el interior de la suite debo ponerme calzoncillos cada vez que a la madrugada o la noche enciendo la luz si deseo ir al baño? Además, en el caso en cuestión, no era balcón a la vía pública, sino balcón a centro de manzana. De modo tal que puedo tomar sol sin ropa en el balcón, si lo deseo, cosa que no ingresa entre mis hábitos. Nunca más supe nada de la señora esposa y madre protectora de sus hijos. Y varias veces he retornado a sesionar en ese establecimiento.

  3. Amilcar Moretti

    LOS INSPIRADOS EN LA SEÑORA CARRIÓ:
    Ah, otros detalles en torno a la esposa cuidadosa del equilibrio emocional de sus hijos menores ante la visión de una joven bella desnuda. Ese mismo día, a la noche, desde el interior de la suite comencé a repasar las muchas ventanas y balcones de pisos altos, a unos 200 o 300 metros de distancia, desde donde se podía espiar de modo intrusivo mi ventanal y balcón. Con un teleobjetivo de cámara fotográfica ubiqué un ventanal abierto (repito: era verano) a oscuras, a medianoche. Un televisor encendido. Enfoqué el teleobjetivo y advierto que en el televisor se proyectaba una película pornográfica. Muy preocupado, me pregunté por el efecto desequilibrante que dicha situación, de haber estado presente, podría haber causado en mi bella modelo joven y desnuda. ¿Debo denunciar a un vecino/a por sus hábitos privados, mientras yo lo espío? ¿O es mío lo sancionable de curiosear sobre la vida privada del otro? Además, si todo es visible a ventana abierta, entre un edificio de alto a otro, ¿porqué permiten en los planes urbanísticos que haya ventanas a interior de manzana que pueden servir como sitios de vigilancia e intrusión en la vida privada ajena? También, anuncié en consejería del hotel que en mi denuncia policial a Federica mencionaría al vecino o vecina -acaso lesbiana, me dije- que en su intimidad mira pornografía.

    Por supuesto que después de estudiar todos los edicios cercanos, y sus ventanas posibles, temprano a la noche siguiente, después de calcular el número de piso, hice una recorrida por las tres calles que me rodeaban, y anoté las características de cada edificio, y de las construcciones vecinas, para que todos pudieran saber bien cómo ubicarse en ese universo urbano vecinal de mirones, intrusivos y delatores de hechos no delictivos. Tengo aún esos apuntes manuscritos. Recuerdo que en consejería agregué al pasar que, algunas húespedes femeninas de habitaciones contiguas, en ocasiones tenían (parecerían verse “afectadas”) muy festivos y sonoros orgasmos. Que tanto disfrute en verdad me alegraba (por esas damas estentoreas) y que, al poder eventualmente acentuar mi sentimiento de soledad, mi “moral” -acorde a las normas a la vecina de edificio en torre, esposa y buena madre escandalizada- debía obligarme a mí mismo a denunciar a dichas sucesivas húespedes para, siguiendo el ejemplo, poner en custodia el nivel de goce ajeno dentro del hotel, que, según los valores de la esposa y buena madre, podría en cierta intensidad afectar la emocionalidad equilibrada de la comunidad. Recalqué varias veces que todo sería público para salvaguardia del establecimiento, con mi nombre, por supuesto. Algo escribí y publiqué al respecto, pero dado que la buena esposa se abstuvo de denuncias, no insistí en el tema de continuar las publicaciones.

    Aclaro que algunas gratificadas y al parecer agradecidas húespedes contiguas suelen tener orgasmos intensamente sonoros en cualquier hora del día, lo que podría ventualmente afectar -sigo a la vecina encargada de la moral ajena- mi concentración psíquica, o el equilibrio en el crecimiento emocional de niños, si los hubiera en el hotel o cercanías. Pedí hablar con el gerente, y al decirme que no era necesario, dejé un escrito detallado de mi trayectoria, tareas, identidad y posibilidad gustosa de difundir las cualidades de un barrio tan singular como este de San Telmo en que se halla ubicado el establecimiento de suites, de una cadena mexicana.

    Noté que los empleados jerárquicos encargados quedaron algo compungidos e inquietos, por su posible compromiso, supongo. Nunca más fui inquirido, saben de mi trabajo, me conocen, me atienden muy bien y son muy atentas las chicas del servicio de limpieza, a las que reclamo muy poco y suelo dar ayudas por pequeños favores muy discretos (una toalla más, por ejemplo). No soy ruidoso, soy muy silencioso, prolijo, ordenado y de hábitos previsibles. Inclusive creo haber advertido que algunas muchachas de conserjería, con las cuales en ocasiones he hablado largamente en horas de la madrugada, han mostrado un particular interés en dialogar. En verdad, una atención elogiable.

    Ahora bien, única y exclusivamente con sentido común, con sensatez si es posible en este momento: ¿Moretti, qué puede esperarse de personas que votan mayoritarimente a personas de vida pública muy conocida como la señora Carrió, y le dan el triunfo electoral?
    Un saludo cordial.
    Amilcar

  4. Carlos Diaz

    Amigo, flor de despelote armaste. Plenamente justificado y, por lo visto, además sin provocar escándalo.
    En cuanto al sentido común que mencionás al final de este apasionante relato, igual que la lógica, son mercaderías hoy muy escasas.

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