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primeras aproximaciones a lo que resta de eso llamado amor (tipo siglo XX)

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EL AMOR COMO OTRA FORMA DE LA CRISIS EN EL PASO DEL SIGLO XX AL SIGLO XXI

her 1a joaquin phoenix

 

 

 

Cine por TV

 

ALGUNAS PRIMERAS REFLEXIONES SOBRE (LO QUE

QUEDA DE) EL AMOR  

 

 

   A propósito de una película romántica y otras del género referidas a lo que quedó de los ya antiguos preceptos amorosos del siglo XX  (1)

 

http://www.eldia.com.ar/edis/20140406/Algunas-primeras-reflexiones-sobre-amor-espectaculos5.htm

 

 

 

Por

AMILCAR MORETTI

 

 

                            . Amilcar Moretti. Autorretrato. 2014. P2250093“Enamorarse”, repuesta una vez más el domingo pasado. Una historia de amor, género romántico o sentimental, en versión –quizás- años 80. Robert De Niro y Meryl Streep, un arquitecto, una diseñadora, ambos casados y con hijos, se encuentran en una librería, entablan un vínculo, se enamoran y… Bueno, el desenlace es “distinto” al de “Breve encuentro”, la obra de teatro de Noel Coward y la película homónima inglesa de David Lean de 1945. ¿La imposibilidad ontológica del amor como creación humana? ¿O solo la dificultad histórica que impone una etapa cultural? ¿O bien los límites que impone la cultura –con sus tabúes, sus reglas, sus deberes- para desbordar la naturaleza? ¿Y acaso la tecnología hoy no impone –o plantea- ya otras preguntas, y claro, otras probabilidades y goces así como otras imposibilidades y frustraciones?

 

 

 

 

                 “Her”, la película con Joaquin Phoenix, reciente, plantea un futuro bien cercano –puede ser hoy, esta noche, mañana. No hay muchas diferencias entre ese futuro próximo y ahora. Me refiero a lo que podría conjeturar como una (la) “dificultad esencial, radical (de raíz), propia del humano” para el amor, hoy ya está instalada y en proceso de reconocimiento, tal vez más en el hemisferio norte que el sur. No tengo datos sobre lo que sucede en el este del mundo, Asia y toda la geografía eslava, sin hablar del mundo musulmán y el continente africano.

 

 

 

                 Por lo que se ve en “Her”, la nueva situación amorosa genera dolores y angustia. Pero no percibo con claridad si la soledad no es tanto una condena como un destino culturalmente elegido, que –quizás- a cambio de los goces “ilimitados” de lo virtual digital, propone una limitación de base en lo afectivo y hasta en lo sexual corporal, es decir, lo genital. Salvo el sexo pago o el llamado “toque y raje”, este último no siempre vivido como aventura excitante sino cada vez más con cierto regusto amargo, una indefinida resaca de malestar que toca zonas sensibles muy vulnerables y ocultadas por los propios padecientes.

 

 

 

 

                  Otra película con Joaquin Phoenix, «Amantes», no hace mucho tiempo atrás (estrenada hace poco en la TV cable), mira la cuestión del «agotamiento del amor siglo XX» desde otra mirada, esta vez con atención en el varón masculino. Comienza el filme con un intento de suicidio del protagonista, que es salvado del agua en el puente de Brooklyn. Hay dos mujeres, y no solo una, para él, pero ninguna alcanza a cubrir los agujeros que el tiene. Además, ellas, comprensivas o no, con querer (¿amor?) o no, no cubren la «falta», la grieta que se siente muy hondo. Desde afuera se ve como depresión masculina: habría que decir mejor melancolización masculina permanente que no se soluciona con psicoactivos. El tema, en el personaje de Phoenix, parece más profundo. ¿Existencial, ontológico, para el psicoanálisis profundo? No lo sé con seguridad; sí se que es difícil «rescatar», recuperar con ese grado de desaliento y confusión vital. La religión allí no opera y la psiquiatría embota, a lo sumo, con similar tasa de suicidio. Hace unas décadas -quizás hoy mismo-  se plantearía la tortura con picana eléctrica del electroshock.

                           Tal vez, en «Amantes», el «error» se erija a partir de basar la «solución» en una idea del amor que ya no funciona. La noción de pareja amorosa del siglo XX data de finales del siglo XIX y, en especial, desde 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por citar fechas solo como referencia. La progresiva autonomía de la mujer (trabajo femenino en las fábricas y en el campo por la ausencia de hombres en guerra en el frente de batalla) comienza resquebrar, quizás no el «Amor», sino una idea de amor que también reconoce componentes centrales provenientes del siglo XII europeo, el llamado «amor cortés» con idealización de la mujer y sexualidad en otro terreno. Una sexualidad casi inexistente como placer sin solo como mecanismo biológico reproductor. Cristianismo de la época, neoplatonismo y otras contribuciones para separar y dar cauce de alguna manera a lo que se siente y lo que se «debe» según normativas y órdenes sociales. Los paganos de la desarrollada Roma Imperio estaban más allá de esa cuestión y los campesinos de la rústica y bruta Edad Media cristiana siglo VIII concebían, en general, una práctica animal de la reproducción, por lo demás en peligro por la alta mortandad infantil y las pestes. La idea «moderna» del amor vendría después (y cuando digo «moderna» no me refiero al actual momento; la palabra modernidad es una noción antigua y anacrónica que desde hace años no sirve para designar el hoy de la cultura en el mundo).   

                   “Enamorarse” es una película “tradicional” en su relato, con un planteo audaz pese a los casi 30 años transcurridos desde su estreno. ¿Hay probabilidades para ambos casados? ¿Vale el riesgo? ¿Y si la nueva convivencia, ya hecha rutina, erosiona de a poco la vibración excitada de los primeros tiempos, adolescentes y perdidos para siempre pero no pocas veces recordados y “nostalgiados”? ¿O si, por el contrario, se renuncia al riesgo y se deja ir, perder, la última posibilidad de alcanzar o soñar una vida más satisfactoria como la que pudo imaginarse en un momento?

 

 

 

 

                           “500 días”, sobre jóvenes que van a ingresar en la universidad, película reciente, también plantea otra forma de “olvidar”, postergar o “superar” el amor, al menos el amor concebido de cierta manera (¿histórica? ¿de una etapa cultural?). En “500 días” sería algo así como la consecuencia inesperada de la creciente autonomía femenina, que sin duda –a no hacerse ilusiones, creatividad lesbiana aparte- no será sin costos, sin nuevos malestares, sin nuevas represiones y signos claros de “falta”, de faltantes en la entera subjetividad actual? ¿Prescindir del llamado amor? ¿Sustituirlo por “otro” amor? ¿Por un programa virtual? ¿Una muñeca electrónica o un dildo de múltiples funciones y actividades? ¿Un gran televisor? ¿Un crucero de lujo por playas de paraíso artificial (y de plástico, ya hay en China) y toques fugaces con quien nunca se volverá a ver?

 

 

 

 

                En “Beginners” o “Principantes”, con Christopher Plummer y Ewan McGregor, repuesta con frecuencia en estas últimas semanas, buena película, la cuestión es similar. El padre, ya en los 78 años, hace pública y decide ejercer su homosexualidad, antes de morir, con confianza y optimismo. El hijo, McGregor, en los treinta y pico, cierra la película con una pregunta o frase similar a esto: “¿Cómo funciona?” (la vida, el amor. ¿Cómo es la cosa? ¿Qué hice mal? ¿Qué hicimos mal?). Funde a negro y aparecen los créditos.

 

 

«Enamorarse»,  martes 29 a las 16,30 y miércoles 30 a las 8,30, por TCM.

 

 

 

(1) La consignada es una versión corregida y ampliada de la publicada en el diario EL DIA de la Argentina, en la Revista Dominical, este último domingo 6 de abril 2014. Ciudad de La Plata, 60 kms. al sur de Buenos aires.

Ver en http://www.eldia.com.ar/edis/20140406/Algunas-primeras-reflexiones-sobre-amor-espectaculos5.htm

 

2 Comentarios

  1. Vi Her. Sentí que tenía ciertas reminiscencias de 2001 Odisea al espacio. Me gustó el final, hubiera odiado la película en caso de tener otro 🙂

  2. Amilcar Moretti

    No me dí cuenta de esa reminiscencia de 2001 de Kubrick. Y sí, puede ser. No asocié. Ahora que lo decís, que lo pienso, sí.La misma atmósfera de ¿nada? ¿de origen? ¿de la Nada antes del Origen? ¿Será eso? ¿Una vuelta hacia atrás, digo, como si no hubiera «espacio» para el amor, para conectar con el otro de alguna forma, y flotar solo en el universo vacío en estado fetal? ¿Eso? En todo caso: ¿eso querés decir?
    El final. Sí, también tenés razón. Cualquier otra solución de arreglo para que la gente -el público- salga conforme, hubiera sido como …una traición ¿no? Desdecir todo lo dicho. Me dije, por un momento, ¡no me vas a decir que arreglan de improviso con la vecina y Phoenix! Y no, los dos solitos sentados en la terraza mirando en la noche, sin programación. Sin programación. Sin programas. ¡Me agarró una sensación de vacío! Lo peor es que me dije: no hablan del futuro, están hablando de ahora, de ya. De hoy. Sí, ese final es…es…cerrado. Y una duda: ¿esperarán los dos solos sentados de noche que cambie algo, que venga como un refucilo de algún lado y cambie?

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