OTROS Y OTRAS

LOS CULOS COMO MEDIO Y MODO DE VIDA. Escribe AMILCAR MORETTI. Idiocracia y ¿Comunidad en Escena?

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(“Ideocracia”, la comedia cinematográfica del 2006 dirigida por  Mike Judge  (nada menos que creador de Beavis and Butt-Head). La película registra o denuncia la civilización estadounidense, como antiintelectual, insensible al medio ambiente, consumista, gorda o hipermusculada con atrofia de gimnasio, violentada y alienada por la mercadotécnica (marketing), violenta, dominada por las grandes corporaciones, amante de las armas y fanática de la comida basura. En esa cultura uno de los símbolos o íconos patrióticos, de fine art, gusto estético y nivel de reflexión ideológica es … EL CULO).

Escribe
AMILCAR MORETTI

              Acabo de retornar de Instagram, entre espantado y atónito.  La aplicación y red social digital propiedad de Facebook es un amontonamiento inexplicable y grosero de fotografías, videos y palabras (pocas, pocas palabras) de diversos temas y motivaciones.  Una amiga, modelo, me muestra en su teléfono móvil los perfiles seguidos mayoritarios y me advierte que en su mayoría están referidos o vinculados de una forma u otra a la sexualidad, o esa representación que en “la nube” de internet pasa por ocupar (en vacío) el cuerpo “presencial” del sexo.

Desarticula de modo extraño la percepción de que en ese territorio del “no-sexo” virtual (aunque sea un modo de sexualidad, singularmente puritana porque auspicia una hipererotización para la paja, la abstinencia y la inmovilizad manipulada) lo que más abunda, de manera casi interminable, en Argentina (y en el mundo, especialmente en el llamado occidente desarrollado), repito, lo que más abunda son los culos de mujeres, las tetas apretujadas en corpiños o manos de la actuante y las bocas fruncidas en ridículo o chiste como forma supuesta, infantilizada, pobrísima y discapacitada de “erotismo”.

Lo más inquietante es que este mecanismo funciona de modo entusiasta. Y lo que aparece como un futuro aún más agorero que la miseria cultural presente, muy pronunciada en nuestro país desde el 2016, es precisamente lo que suscita entusiasmo colectivo o formateo de cerebros, sentimientos y pensamientos (?). Una fábrica de idiotismo.

                   Si se observa en detalle que en Instagram no solo desborda de abundancia la grandísima cantidad de protagonistas de culos y tetas (nunca pezones  (?)) y bocas chorizo, sino sobre todo la fruición seguidora y de expresiones lingüísticas pobres en significado, el escenario es apocalíptico, revolución tecnológica incluIda (hecha, al parecer, para idiotizar). Las expresiones del habla o escritura son de una miseria intelectual apabullante y terrorífica, temible: van desde livianos “nena, te como todo” hasta repetidos “Diosa, Reina, Divina quiero verte, decíme cómo hago”. Además, en muchísimos casos, es difícil imaginar cuántos, en el perfil de la señorita del culo que se ofrece en abundancia, va en paralelo la venta de “packs promocionales” de fotos o videos “eróticos” y de… culos.

               Al parecer esa venta online de culos y tetas, sobre todo culos, se ha convertido en un modo, digamos, de trabajo, relativamente cómodo que se multiplica según el número de seguidores, lo cual depende, otra vez, del tamaño y forma de, en particular, el culo, las nalgas, trabajadas en largas sesiones con aparatología de gimnasio. 

Esto, aunque parezca una forma de venta de sexo, no se la llama ni se la considera o asocia con la tradicional venta de cuerpos para sexo. Es decir, las actuantes mantienen “intacta” su moral pública, honra, digamos, su honor (aunque no pocas veces a cara oculta). Al tiempo que su culo (la imagen de su culo, en oportunidades con cierta expresividad por obra de la cámara y no del culo, otras muchas realmente ridícula en esos términos y en ese contexto o bien como objeto -el culo- planteado como centralidad  del vínculo humano) se muestra mundialmente sin tapujos. Culos Anónimos, como una empresa, un emprendimiento fines del 2015.  

Todo esto de Instagram circula entre una millonaria audiencia para  satisfacción privada aunque ni siquiera oculta de seguidores y seguidoras. Mujeres también compran imágenes de culos de mujer, habida cuenta de la revolución feminista, se argumenta con razones difíciles en materia de coherencia.

Veo por ejemplo que una jovencita universitaria entrada en carnes muestra sus opulentos pechos elevados y semiocultos con sus antebrazos mientras un gato -¡un animal!- está subido en su vientre y, en otra imagen, parece intentar lamerle un pezón (?). La cúspide es que la joven se proclama feminista, vegetariana, protectora del medio ambiente y que hace lo que se le canta…el culo. Feminista (?), dice.

No son pocos los perfiles presentes de “femeninas” que, sin demasiada sugerencia, invitan a conectarse para otra clase de actividades que, en verdad, casi todos pueden suponer de qué se trata. No hago un juicio moral sino una descripción de un estado de cosas confuso en una red social familiar que inventó estrictas “Normas” “morales” para protección de la “Comunidad”.

Las “Normas” hogareñas de Instagram destinadas a prohibir casi todo lo que tenga que ver con el sexo, en especial la pornografía -que, por lo demás, he visto en la aplicación en algunas oportunidades como “excepciones” que lograron “evadir” el algoritmo censor-, tienen como principal meta prohibir el desnudo humano así como el sabido secreto y ocultación de los pechos femeninos, en especial sus pezones.

“¿Harto de culos en Instagram? El círculo vicioso de algoritmos del que no puedes huir”. EL CONFIDENCIAL. 5 SETIEMBRE 2020.

VER: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2020-09-05/instagram-algoritmos-spotify-netflix-factor-humano_2736540/


Yo, dedicado desde hace más de una década a la fotografía de desnudo expresivo, pese a la fábrica de culos-selfies soy en cambio una especie  perseguido favorito, con el algoritmo atento a mí. He ido y vuelto media docena de veces de Instagram y me han conminado y sancionado por los menos otras tantas veces. Y no me dedico a culos. Puedo sí, mostrar una axila con pelos o un pubis con un rasurado aún piloso, a efectos de dar nota de veracidad.

Lo mío disgusta; los miles, cientos de miles y millones de culos fotografiados en modo “culo pronunciado para afuera y redondo como pelota de fútbol”, es bien aceptado, y no por ello Instagram considera para sí misma que pierda su honor y honra y menos aún su manejo de la moralidad de la “Comunidad”.

                 La famosa “Comunidad”. Casi casi la comunidad del culo. Ya en el 2013 un pensador argentino escribía: “Hoy, el culo es el gran aliado del establishment. Mientras alguien –ante cualquier expresión del vasto poder mediático– mira un culo, sólo ve eso: un culo. No piensa, no siente, no se indigna, acepta todo. Es una totalidad cerrada. Es sólo un-hombre-mirando-un-culo. Este ensayo trata sobre la culocracia como imagen hegemónica de la modernidad informática. Se viven los tiempos de la globalización. Un globo es redondo. El culo es redondo y hasta el epítome de la redondez”. (1)

O sea, es un tema viejísimo, que tiene sus años. Pero en la ortodoxia de la normativa Instagram resulta todo desconcertante. Te pueden dar una patada en el culo desde cualquier lado y en cualquier momento, salvo que no asomes la cabeza y te sometas a la rutina del culo. Si por si acaso se te ocurre mostrar un culo tipo Mapplethorpe, ahí es, justamente, donde te propinan una reverenda patada en el culo y quedás “cancelado”, como se dice ahora.

“LOS CULOS MAS GRANDES DE INSTAGRAM”- Diario El Tiempo, México.

https://www.eltiempo.com/don-juan/chicas-dj/los-culos-mas-grandes-de-instagram-15747435

                    En mi  aburrido viaje actual en Instagram creo, según veo o me anuncian, que falta poco para recibir el golpe en el trasero, o bien, yo, con pudor opte por retirarme de nuevo ya que de nada me sirve ni me aporta la celebrada red social de Facebook hoy indagada por el Senado de Estados Unidos por “poner en peligro a la democracia” y pervertir adictivamente a los niños.

(1) https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-9183-2013-10-06.html

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