De la Serie SI ME NIEGAS (a mí) ES PORQUE TE NIEGAS (a ti), MUJER (6). Imágenes por AMILCAR MORETTI (2011-2017)

       Esta es una segunda entrega sobre FLORENCIA que recoge imágenes de la sesión del 14 de setiembre del 2011. Tuve, ya dije, tres sesiones con ella. Todas en mi casa. En este caso, en la cocina. Ella estaba de buen humor y recuerdo haberle preguntado sobre el registro y aparición de detalles de su cuerpo, a lo que ella consintió con absoluta soltura. Como siempre, contrato escrito y honorarios más viáticos y meriendas.

            Un detalle que suele singularizar la naturaleza de los encuentros fotográficos de modelo en estado de desnudez, que me sucedió muchas veces. Acostumbro acompañar en remisse a las modelos hasta la terminal de ómnibus de la ciudad, si es que proceden de Buenos Aires o de algún otro distrito de los muchos que hay en el llamado Gran Buenos Aires. Si tienen domicilio en la ciudad que habito, La Plata, convoco autos de empresas que conozco y que me conocen. Suelo hablar con el conductor. Todo para la seguridad de ellas. Ahora bien, el detalle que quiero señalar es el siguiente: después de horas y horas de estar con una mujer que exhibe su desnudez ante mí sin ambages ni remilgos, aún si fotografío mi mano sobre su cuerpo -siempre con su consentimiento-, una vez vestida y en la calle, en la vía pública, rodeados de personas, es frecuente que ingrese en un estado de indisimulable incomodidad. Al principio eso me confundía un poco: después de observarlo muchas veces con distintas personas me dí cuenta de que es una de las grandes diferencias que hay entre la intimidad de la “ficción” propia de una sesión de desnudo en fotografía, por un lado, y la “realidad” real de la vida cotidiana por otro.

            La desnudez de mujer durante la sesión suele tener mucho de representación, de actuación, de salirse de sí misma; el cara a cara posterior reclama en cambio ser uno, no tener la “excusa” de la actuación fotográfica y, aún vestida y en guardia, sentir la vulnerabilidad de cualquier humano que vuelve a su “realidad” con el mismo y con los otros. Puede pensarse en histeria en el primer caso; no todo es histeria pero hay mucho de ella en lo teatral de la representación desnuda ante una cámara, ya no aquí ante un varón masculino. Se posa para la cámara.Y puede pensarse también que en la calle ante el otro uno es o debe ser como en realidad es, lo cual tampoco es del todo así. Siempre actuamos, representamos. Aunque en algunos casos y situaciones parezca que esa representación es más verídica. En cualquier caso lo que interesa es la verosimilitud. Que la cámara, que el espectador, que mi mirada lo crea, crea que es “verdad”. (AMILCAR MORETTI)

Imagen por AMILCAR MORETTI. 14 setiembre 2011-18 febrero 2017. Argentina.