MIS TRABAJOS Y DÍAS

DERIVAS DE LOS FEMINISMOS ARGENTOS. Escribe Amilcar Moretti

Google+ Pinterest LinkedIn Tumblr

Años atrás el diario Página12  informó que en una de las más nutridas protestas callejeras de los feminismos se registraron actos de discriminación entre las mujeres por color de piel y nivel social. En fin, el típico “feminismo pilgrim” (puritano rural de fuente protestante) tan denunciado y no escuchado ya a mediados del 2019 por la teórica Rita Segato al señalar los peligros de una colonización externa y hacia adentro del movimiento. En La Feria del Libro la adoraron a Segato pero pocas parecieron comprender en profundidad. Pecados de nuestras clases medias.

Escribe
AMILCAR MORETTI

                        A finales del 2018, durante el gobierno del ex presidente hijo de empresario asumido en diciembre del 2015, un préstamo de 200 millones de dólares en apoyo a políticas de igualdad de género fue aprobado por el Banco Interamericano de Desarrollo. Hubo otros más con el mismo fin, entre ellos del Banco Mundial. En el BID, como mínimo, el 30 por ciento del poder de decisión lo conserva Estados Unidos. Una mirada superficial arroja una paradoja: un país con un gobierno neoliberal conservador integrado al modelo global financiero –reaccionario, desde el progresismo o el campo nacional y popular- fue elegido para apoyar políticas de los feminismos considerados –en principio- anti-conservadores o, en última instancia, no-derechistas (en sus formas tradicionales). Para las beneficiadas no parece haberse tenido en cuenta que casi todos los movimientos de género y diversidad sexual en muchas partes del mundo son de derecha.

                          Las ayudas provenientes de Estados Unidos datan al menos de 60 años atrás: “El gobierno estadounidense adoptó (en 1958), una ley para la defensa nacional que asignaba fondos a la formación científica de las mujeres”. “El 14 de diciembre de 1961, el presidente John F. Kennedy firmó el Decreto 10.980, que dio origen a la primera “comisión presidencial sobre la condición de la mujer”. (1)

                           Durante esos años, desde sus inicios en el 2015, este ciclo de los feminismos argentinos logró un máximo de militancia que se tradujo en movilizaciones en todo el país, inmensas concentraciones de mujeres en las calles que fueron desde 300 mil a casi un millón de personas. Cuesta recordar movilizaciones mayores antes de esos años, en especial las del 2020 cuando se aprobó la ley de aborto. Salvo el millón de militantes políticos y simpatizantes que en 1983, cada uno por su parte lograron reunir el peronismo y el radical Raúl Alfonsín, finalmente electo primer presidente democrático tras la última dictadura cívico-militar de 1976-1983.  

Foto tomada de agencia Télam. (Si alguien reconoce al autor de la imagen, por favor hágamelo saber para incluirlo de inmediato)

 

                              Según un informe sobre el BID de la jesuita Universidad Católica de Córdoba “…podemos destacar que la mayoría del voto, aunque de forma muy fragmentada, se mantiene aún en manos de los países de la región, que son así sus principales financiadores, pese al poder enorme que acumula de Estados Unidos con un 30% del capital y el poder de decisión. Como en otras organizaciones internacionales, Estados Unidos juega aquí la carta de la financiación para presionar a los demás miembros y las líneas maestras de la organización”. (2) En julio del 2022 el secretario de Estado Antony Blinken informó que “junto con los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Departamento de Estado está publicando el segundo Informe sobre la implementación de la Estrategia estadounidense de 2019 sobre mujeres, paz y seguridad junto con su Plan de implementación de 2020. Este informe indica un progreso significativo en las metas de WPS del Departamento en comparación con el informe inaugural del año pasado. En el año fiscal (FY) 2021, el Departamento invirtió aproximadamente $110 millones en programas de asistencia de WPS, mejorando nuestra capacidad para aplicar los principios y estrategias de WPS en todos los esfuerzos del Departamento”. (3)

                            Los feminismos argentinos parecieron perder fuerza desde la aprobación de la legalización del aborto. Se fueron sumando reclamos a los intrínsecos y tradicionales de las cuestiones de género, como la oposición al FMI por una deuda externa fenomenal y otras cuestiones sociales y laborales. Pero, ya sea porque esa sumatoria fue tardía o bien porque no resultó convocante al incorporar lo “político” a lo estrictamente de género (también político, claro), lo cierto es que la última concentración de mujeres en Buenos Aires (y otras ciudades) no sobrepasó algunas miles de personas, algo más que tres cuadras (4). Hubo amenazas previas y es posible que ello haya generado miedo, pero también hay que considerar lo señalado años atrás por el diario Página12 de Buenos Aires cuando en una de las más nutridas protestas callejeras se registraron actos de discriminación entre las mujeres feministas por color de piel y nivel social. En fin, el típico “feminismo pilgrim” (puritano rural de fuente protestante) tan denunciado y no escuchado ya a mediados del 2019 por la teórica Rita Segato al señalar los peligros de una colonización externa y hacia adentro del movimiento. En La Feria del Libro la adoraron pero pocas parecieron comprender en profundidad. Pecados de nuestras clases medias.

                             Dicho de otro modo, los feminismos en Argentina de la última ola tienen inspiración en el norte y adquirieron un corte académico verticalista, y quizás tan iluminado como poco pragmático en materia política, un discurso de arriba hacia abajo, podría decirse que elitista, que si bien tuvo en cuenta generalidades que comprenden a los sectores sociales más bajos de la sociedad argentina, no dejó de ser un movimiento de clase media blanca. Esto se hizo notable durante el gobierno de Alberto Fernández.

Foto tomada de agencia Télam. (Si alguien reconoce al autor de la imagen, por favor hágamelo saber para incluirlo de inmediato)

 

                              Para evitar prejuicios, vale aclarar que estas observaciones no niegan razones, verdades y realidades de los beneficios obtenidos por los feminismos en Argentina, de los más activos de Iberoamérica. No hay objeción para los derechos ganados por los feminismos. Los derechos están para ampliarlos. Si parece reprochable –salvo en los últimos tiempos- la proclividad hacia los derechos jurídicos propios del feminismo anglosajón estadounidense y el descuido de problemas esenciales como la deuda externa argentina que ponen en duda todos los otros derechos, desde los laborales, sociales y culturales hasta el progreso social ascendente típico de la sociedad Argentina y todavía casi una excepción en el mundo, aún el desarrollado. Todo esto, por supuesto, sin nada que ver con el show MeToo, una verdadera farsa de Hollywood que solo pudieron creer personas que ignoran todo sobre el funcionamiento de la ex capital mundial del cine, o bien que actuaron por interés, conveniencia y encargo como en el caso de muchas actrices argentinas, hoy silenciosas ante la marea derechista y restauradora que parece haber arribado con el voto popular de los más jóvenes y los más pobres en las elecciones nacionales del último 19 de noviembre.

                            Que la estadounidense Judith Butler (5) se haya constituido aquí en uno de los referentes teóricos principales dice mucho de la orientación y límites del movimiento en nuestro propio contexto histórico, social, cultural y político. Butler, en sus declaraciones conocidas no parece tener una idea clara de la particular situación iberoamericana, y de cómo eso incide de manera central en la condición y discriminación de la mujer de estas tierras en vías de desarrollo, subdesarrolladas o dependientes. Es más, da la impresión que Butler –más allá del interés de sus libros- se halla enclaustrada en su propia burbuja cultural elitista y academicista anglosajona, estadounidense y carece de una idea cabal sobre lo que aquí hay y sucede y su forma singular de suceder, menos aún del peronismo, movimiento a partir del cual se definen muchas cosas en la Argentina de los últimos casi 80 años. Hay universalismos y mundializaciones, rasgos en común, pero en cada territorio, sociedad, cultura e historia las particularidades se hacen centrales. Estirando las comparaciones (y más allá de individuales heroísmos y sacrificios) recuerda lo inapropiado e inoportuno de la operación de Ernesto Guevara en Bolivia, cuando quiso iniciar un “Vietnam” en el país hermano, y terminó denunciado por los propios campesinos, aquellos que quería liberar (6). Antes, se lo había advertido Perón que se negó a implicar al peronismo en esa estrategia y quiso ponerlo al tanto de los obstáculos insalvables con los que se encontraría. Bolivia no es Cuba, y Cuba fue una sorpresa que ya no podría repetirse como tal. (7)

Foto tomada de agencia Télam. (Si alguien reconoce al autor de la imagen, por favor hágamelo saber para incluirlo de inmediato)

 

                                Así las cosas, cuando aquí los feminismos intentaron una adecuación comprensiva  más amplia de las preocupaciones femeninas locales y sus particularismos, que afectan principalmente a millones de mujeres pobres, pareció tarde y el “estímulo” no prendió o bien se diluyó por efecto de la despolitización y ausencia de conciencia social-política en una época de mutancia, coincidente –no es casual- con la tendencia hegemónica derechista y antiperonista de la población de la ciudad capital de Argentina. Lo feminismos parecieron por un momento constituir el mayor movimiento social argentino, aún por sobre el peronismo, hoy en debate y duda. Pero, dado que no es el primer repliegue histórico del movimiento creado por Juan Domingo Perón cabe esperar una recuperación, y allí es donde los feminismos pueden incidir centralmente al fundir con el peronismo y los múltiples movimientos sociales. El peronismo y dichas organizaciones sociales tienen espalda para incorporar al feminismo; de hecho el peronismo tiene parte sustancial en la historia del movimiento de mujeres en el siglo XX. El feminismo en cambio se debilita si se corta solo.

                            Ahora, cuando una nueva gestión gubernamental se inicia y hay un repliegue general del peronismo –movimiento nacional y popular por antonomasia en Argentina, al menos hasta el 19 de noviembre último, día de derrota electoral- y una sorprendente debacle de progresismos varios por decisión colectiva de millones de pobres y jóvenes de clases medias y bajas, ahora, se avizora una restauración conservadora que podría implicar una vuelta atrás descomunal, en particular para las mujeres de los sectores sociales más bajos en un país con 40 por ciento de pobreza y miseria.

                             Algo así como “el sueño terminó” lennoniano o, mejor, la fiesta de la clase media blanca, de nuestra distintiva pequeña burguesía urbana llegó a su fin.

(5)  https://www.telam.com.ar/notas/201510/122063-la-visita-de-judith-butler-segun-dora-barrancos.html

https://www.feminacida.com.ar/judith-butler-el-feminismo-esta-en-la-mejor-posicion-para-ser-el-movimiento-que-enfrente-al-fascismo/

(6)  Pacho O´Donnell – Che – Guevara La Vida Por Un Mundo Mejor. Editorial DeBolsillo, 2004, Buenos Aires

(7) https://www.pagina12.com.ar/43582-los-dos-encuentros-del-che-con-peron-en-puerta-de-hierro

º

 

Escribir un Comentario