ELLA BAILA PARA MÍ. Recorre todo el salón desnuda mientras la sigo con la mirada, ella olvidada, entregada a sí misma, alegre, vital. Es como una fragancia cálida que va y viene desde el gran ventanal, y agita las cortinas. Se siente únicamente su respiración y el roce de sus pies sobre las tablas lustradas. Afinando, puedo sentir su suave sudor que la humedece como rocío. Danza y danza para mí, con el goce de saber que me he perdido, yo también, olvidado. 500, 700, mil fotos en secuencia. Cata es libre en esa hora, dos horas. Es una muchacha simple, fuerte, escultural, alta, melena leonina. Y se permite esa libertad como creación construyendo un acontecimiento que, quizás, soñó, formó sus fantasías, y que ignoraba que un buen día las cumpliría, conmigo. Segura, libre otra vez, al terminar se sienta cerca en el piso y me mira con sus ojos celestes verdes almendras y me sonríe. No es la primera vez ni ha sido la última que una bailarina modelo ha danzado desnuda para mí, porque ella lo deseaba. También ella, Cata, sentada junto a mí, plena, sueltamente desnuda en su rubor, me susurra: «Gracias, por darme la libertad».
AMILCAR MORETTI
Modelo: CATA
