MIS TRABAJOS Y DÍAS

Miradas blanquecinas, en película. Por AMILCAR MORETTI

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Miradas de AMILCAR MORETTI (película en blanco y negro)

Imágenes registradas en película blanco y negro KODAK 100-TMAX.
Revelado por Daniel de los laboratorios AGEFOT de Plaza Italia, La Plata.
Escaneo a digital por mi secretaria, Tola.
Edición, compaginación y textos por Amílcar Moretti
Imágenes registradas en loft séptimo piso con balcón-terraza a la ciudad en la avenida 44 y calle 23 de La Plata, Argentina.

GRISELLA por AMILCAR MORETTI. La miro cuando se distrae o bien se concentra en otra cosa, y se mueve, y gesticula, y mueve las manos y crea posiciones y camina, se prepara una ensalada y o se va con el pensamiento y yo no sé entonces dónde encontrarla. 2016. En La Plata, ciudad, en un loft séptimo piso de la avenidda 44 y 23. Un espacio inoldidable y una tarreza balcón de diez metros de frente por cuatro o cinco de ancho, con vista a toda la ciudad, en 360 grados.
Imagen por AMILCAR MORETTI. La miro cuando se distrae o bien se concentra en un asunto suyo, y se mueve y gesticula y maneja las manos y crea posiciones y camina, se prepara una ensalada y o se va con el pensamiento y yo no sé entonces dónde encontrarla. 2016. En La Plata ciudad, en un loft séptimo piso de la avenida 44 y 23. Un espacio de amplitud y luz natural y una terreza balcón de diez metros de frente por cuatro o cinco de ancho, con vista a toda la ciudad, en 360 grados. Desde cualquier lado del loft, uno puede ver los techos de amplias zonas de la ciudad.
AMILCAR MORETTI. 2016, Hoy, febrero. Argentina.
AMILCAR MORETTI. 2016, Hoy, febrero. Argentina.
AMILCAR MORETTI con grisella a la distancia, mientras sigue con ese maldito artefacto. Escribem dibuja, diseña, busca música, me explica de nuevos grupos, sabe que me encanta la música bossa y los post bossa o los tipos que hacen cosas nuevas entre los brasucas para salirse de lo que escucha la gilada, allá y acá, con la cabeza yanquizada. 2016. La Plata. Argentina.
AMILCAR MORETTI a la distancia, mientras ella continúa con el maldito artefacto. Ella después escribe, dibuja, diseña, busca música para mí, me enseña, me explica de nuevos grupos, sabe que me gustan la bossa y los post bossa y los tipos que hacen cosas nuevas entre los brasucas para salirse de lo que escucha la gilada, allá y acá, con la cabeza yanquizada. 2016. La Plata. Argentina. Yo también le enseño, escucha, no escucha. Ella deja hacer y a veces se sobrexpone con un gasto de energía fenomenal que no me da tregua, por entrenado que esté con la bolsa y el trote.
Por AMILCAR MORETTI. Grisella es así. Se agacha, se incorpora, se tira en un sofá, mira por encima del muro de la terraza, toma agua, toma cerveza, come una lechuga y una zanahoria, me dice: "Venís, escuchá esto", y me pone algo que encontró en Youtube o la Web, de Rusia o de Irán y yo no tengo la menor idea pero suena bien, o mal, y a mí, le repito, lo sabe, me gusta Ben Webster, Lester Young, tango, Fresedo, Debussy, Satie, mucho Satie y Debussy, Chet Baker y unos cuantos más. Fuma, se alegra, se aturde, no deja de hacer cosas. Grisella es histriónica en la vida y desnuda cuando trabaja para mi cámara. Si le pido que me deje tocarle un muslo porque tengo un bajón de puta madre, me dice que sí, y yo me acojo y siento la tibieza de la piel mientras ella diseña en su notebook, sin percibir nada. Grisella es multiforme, una carencia y una riqueza. Polimorfa es Grisella para mí. 2016. La Plata. Argentina.
Por AMILCAR MORETTI. Es así. Se agacha, se incorpora, se tira en un sofá, mira por encima del muro de la terraza, toma agua, toma cerveza, come una hoja de lechuga y una zanahoria. Me dice: “Vení, escuchá esto”, y pone algo que encontró en Youtube o la web, de Rusia o de Irán y yo no tengo la menor idea pero suena bien, o mal, y a mí, le repito, lo sabe, me gusta Ben Webster, Lester Young, Coleman Hawking, tango, Fresedo, Debussy, Satie, mucho Satie y Debussy, Chet Baker y unos cuantos más. Fuma, se alegra, se aturde, se apacigua y se apaga con mirada perdida, traza un rictus de malestar en sus hermosos labios pintados, y no deja de hacer cosas. ELLA es histriónica en la vida y también desnuda cuando trabaja para mi cámara. Si le pido que me deje tocarle un muslo porque tengo un bajón de puta madre, me dice que sí, y yo me acojo y siento la tibieza de la piel mientras ella diseña en su notebook, sin percibir nada, hasta que se me pasa con la tersura y el calorcito. Me siento bendecido.  Ella es multiforme, una carencia y una riqueza. Polimorfa es para mí. 2016. La Plata. Argentina.

 

AMILCAR MORETTI. Grisella me gusta así, en imágenes. Después la reto, la corrijo, no hagas eso, te hace mal, no me escucha, al día siguiente aparece con mi idea si mencionarme a mí. Bueno, me digo, me hizo caso. Trato de cuidarla. Otras veces me enojo. Me embronco. Todos saben que soy un cabrón. Que como dice Néstor, un amigo que nos ayuda en casa, "Lo que sucede con Ud. Moretti que es muy bueno, a todos les dice que sí y les da". Pero yo después me doy cuenta que los otros no tienen porqué sentir la obligación de la retribución, que lo consideran un regalo, o que dí algo que me sobraba, o lo peor de todo, que ellos se merecían por derecho propio lo que yo les dí por simple manirroto o generosidad, como quieran. Y entonces, me embronco y ahí se encarajina todo. Un despelote de idas y vueltas. A veces hay reencuentro, otras la ofensa que sienten es tan grande que me pierden a mí y njo se dan cuenta de lo que yo les digo: "¡Aprov echenme!". "Todo lo que sé se los puedo regalar". 2016. La Plata ciudad. Argentina.
AMILCAR MORETTI. Ella gusta así, en imágenes. La reto, la corrijo, no hagas eso, te hace mal, no me escucha, al día siguiente aparece con mi idea sin mencionar nada. Bueno, me digo, me hizo caso. Trato de cuidarla. Otras veces me enojo. Me embronco. Todos saben que soy un cabrón. Que como dice Néstor, un amigo que nos ayuda en casa, “Lo que sucede con Ud. Moretti es que es demasiado bueno, a todos les dice que sí y les da”. Pero yo después me doy cuenta de que los otros no tienen porqué sentir la obligación de la retribución, que lo que les concedí lo consideran un regalo, o que dí algo olvidado, o lo peor de todo, que ellos se merecían por derecho propio lo que yo les dí por simple manirroto o “generosidad”, como quieran. Y entonces, me embronco y ahí se encarajina todo. Un despelote de idas y vueltas. A veces hay reencuentro; otras, la ofensa que sienten es tan grande que me pierden a mí y no se dan cuenta de lo que yo les digo: “¡Aprovéchenme!”. “Todo lo que sé se los puedo regalar”. Soy medio desaprensivo en esos casos, se vuelve en contra mío. 2016. La Plata ciudad. Argentina.

 

 

 

 

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