Gummo.
GUMMO EN LA FRONTERA DE BERISSO, sin que sepa Harmony Korine
Escribe
AMILCAR MORETTI
A mí también me cuesta iniciar lo de la caminata, aunque al final me siento muy bien. No tengo voluntad inicial. Hoy, no obstante, salí y estuve caminando casi dos horas, porque resulta que me perdí, me desorienté en una transversal de la avenida 122 y fui a parar a 73 y 125, en la mitad del campo, entre La Plata y el corte a Berisso. Vi gansos gigantescos y patos grandísimos de chacra. La huella y el barro, las alambradas. El andurrial y charco barroso de los patos, con olor a bosta, agrio y de pastón de vaca. Hacía años que no sentía ese olor y que no veía gansos suelto, libres, rondando, yo parado del lado callejero de la alambrada. Todo a unas diez cuadras de casa.
Tuve que preguntar para saber dónde estaba. ¿Cómo me perdí, no sé? Salí de la perfumería y creí que encaraba para el sur y el este y resulta que rumbé para el norte de la ciudad, hacia Buenos Aires, y para el oeste.
En la huella de barro me tomó de hijo una especie de loquito pelirrojo de 15 años con bici con motor. Una especie de Gummo (la película). Me toreaba. Entonces, me paré en el camino de tierra y empecé a revolear una bolsa para zampársela en la marota cuando me toreaba, zigzagueando alrededor mío. (Esto de la bolsa ya se lo hice a un taxista choto que en la ruta hacia Magdalena me tiró encima el auto en la ruta 11. Como lo vení venir, revoleaba una bolsa grande verde fluorescente de compras de almacén con la idea falsa de zampársela en el parabrisas. El tachero casi se va a la otra mano, ¡jaja! No paró ni se hizo el macho).
El Gummo pelirrojo se desconcertó. Todo esto en el medio del campo a tres cuadras del asfalto, lo que hace siempre de todo lo argentino algo muy peculiar. Aproveché el estupor Gummo y me puse a gruñir y pegar alaridos con los hombros levantados, los brazos en garra y encorvado como un zombie. Rajó, se daba vuelta y rajaba con la motito. Yo alzaba los brazos y caminaba tambaleante y gruñía muy fuerte. Huyó. Dejaba ruido en la huella con el ruido insoportable de su motorcito naftero asusta viejas.
Cuando me di cuenta que me faltaba brújula y casi anochecía ahí me entró curiosidad por saber dónde estaba, ya casi en lo urbano. Unas chicas me dicen: “125 y 73”.
A la media hora me lo encuentro a Gummo en la 122 y se hizo el reboludo, como que no me vio.
Divertido ¿no?
Probaré el alpiste.
(todo lo que te cuento es rigurosamente verdadero).
EROTICA DE LA CULTURA agradece como siempre a YOUTUBE y sus colaboradores su contribución de la cultura:
Gummo (intro scene) Nadim Carlsen
Actualizado el 5/12/2011
No hay ninguna descripción.
Gummo (spanish) momentos favo
ritos
Tuor Celebrimbor
Actualizado el 11/12/2009
Algunas de las escenas que me gustan.