De la chica de las experiencias hinduístas tántricas, como una mujer -ya hubo un hombre- de mil caras, o dos, o tres, o cuatro caras. Era vital, inquieta, intespestiva, como si quisiera comerse al mundo, entonces.
(todo antes de la incertidumbre, el miedo y…y…el odio. El poder del Odio sin palabras que lo reconozcan como odio)