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EXTENSA PRESUNCIÓN PARA ADIVINAR QUÉ TIENE QUE VER JULIO COBOS CON LA EDUCACIÓN ARGENTINA

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 La relevante educadora e intelectual Adriana Puiggrós reemplazada por el ingeniero en construcciones Julio Cobos, ajeno de modo absoluto al tema educacional, y con una visión rudimentaria y retrógrada de la tarea formativa, informativa, reflexiva, crítica y creativa para el nuevo educando siglo XXI.

 

 

 

COBOS, EL PRIMER EDUCADOR ARGENTINO

 

 

 

Por

AMILCAR MORETTI

Domingo 9 de marzo 20214
Argentina

               «Es menester que el político se resigne a menudo a imponer solo la mitad de lo que desea, dejando que la voluntad de los demás decida sobre el otro cincuenta por cierto.  Su habilidad reside. entonces, en saber elegir una mitad que esté formada por las cosas más fundamentales.» (Pag. 209, «Los Vendepatria», JUAN DOMINGO PERÓN, setiembre de 1972, Editorial Freeland, Buenos Aires)

 

 

 

 

 

 

                      Amilcar Bebe. 2013. B y n. chica P2270212¿Cómo intentar explicar la postulación o aspiración personal de Cobos para presidente de la Comisión de Educación de Diputados de la Argentina? ¿Cómo explicarlo si además sustituirá a una pedagoga destacada y pensadora, de acción y militancia como Adriana Puiggrós? Puiggrós es una figura solo equiparable a la renombrada Cecilia Braslavsky (m. 2005), directora de la sección internacional de la Unesco e hija de la mítica Berta Perelstein de Braslavsky (m.2008), llamada «maestra de los maestros» argentinos, las tres de formación laica, estudios en la Europa de la última etapa de Progreso y en el pensamiento social-progresista y algún perfil tomado del marxismo europeo de una época.

 

 

(No debe subestimarse que ese último aspecto: el perfil próximo al «marxismo» de Puiggrós, sea un aspecto latente y no reconocido tenido en cuenta al ser pensado su «reemplazo» después de seis años de permanencia en el cargo. Es verosímil que la jerarquía de la iglesia católica y la derecha más recalcitrante mantengan un silencioso rechazo por la Adriana Puiggrós. Además, es hija de Rodolfo Puiggrós, pensador, historiador revisionista de la «izquierda popular» y político, procedente en el partido Comunista y expulsado del mismo por repudiar la Unión Democrática contra el primer Perón de 1945, entre los primeros entre los que intentaron comprender al peronismo desde el marxismo. Puiggrós, muerto en el exilio en 1980, fue rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires durante la breve presidencia del Dr. Héctor Cámpora y coordinador de agrupamiento de intelectuales y artistas del movimiento Montoneros, de izquierda revolucionaria peronista, que tuvo rama armada).

 

 

 

 

 

(UNA LARGA ACLARACIÓN ENTRE PARÉNTESIS)

 

 

                   En esta parte del texto, no dejo pasar la oportunidad de hacer una aclaración que me preocupa. Siempre he tenido un corazón peronista y laicista, también socialista y radical yrigoyenista, que me acerca al ciclo kirchnerista, no por «marxismo» sino por redistribucionista, industrializador, virtualmente laicista, neodesarrollista, cultural-latinoamericanista y estímulo al pensamiento y reflexión críticos, cualidades todas que me deciden con pasión a apoyar al ciclo kirchnerista del peronismo. No por eso dejo de observar algunas decisiones en apariencia contradictorias, paradójicas o «equivocadas» (a pesar de las comillas, las ha habido, y seguramente las habrá). Si por el bien general igualitario y libertario, digiero con vocación el mal menor.

 

 

 

 

                    El ejemplo que reviste mayor propiedad para lo que deseo exponer: Julio Cobos fue el hombre de la UCR que eligió Cristina Fernández de Kirchner como compañero de fórmula cuando ganó sus primeras elecciones presidenciales. La UCR es el otro partido de mayorías en Argentina, de raíz popular y fuertemente laicista en su herencia y principios. Que Cobos haya defeccionado y vuelto en contra en un momento clave de la gestión de Cristina Kichner no anula el hecho original en sí decidido por Kirchner. Las razones de la primera «equivocación Cobos», permite muchas interpretaciones: acercamiento al radicalismo potable y cercano al kirchnerismo; acercamiento del radicalismo al kirchnerismo; la personalidad pública del propio Cobos en apariencia manejable, pasiva, influenciable, blanda; la «indignación» remarcada de alguna parte del radicalismo, como para dejar distancia para decisiones partidarias independientes. La expulsión de radicalismo rápidamente salvada.

 

 

 

 

 

                Mientras Bizancio estaba cercada por los guerreros musulmanes, los teólogos -pensadores de la época- discutían sobre el sexo de los ángeles, si femenino, si masculino o neutro. Los más bizantinos en el «caso Cobos» proponen una interpretación osada pero no inverosímil a la luz de la historia humana: la «elección» y «permiso crítico» pudo ser un acuerdo entre el matrimonio Kirchner y los dirigentes principales de la UCR. El «acuerdo de Olivos», remember. ¿Por qué no? Estas decisiones se toman en política. Y se consultan. No imagino a Cobos «jugándoselas» solo por propia decisión. No le da para eso.

 

 

 

 

 

                Además, son acuerdos que tratan -perjudicial o sanamente fructíferos- de una forma de hacer política y alianzas propia del peronismo y el kirchnerismo, y no solo de ambos, sino presente en casi todas las circunstancias históricas del mundo. Estados Unidos -el gobierno- no ignoraba lo que los nazis hacían en los campos de exterminio judío, y hubo muchos grandes empresarios, Henry Ford entre ellos, o empresas, IBM, como así también políticos y aún parte de la población que vieron con aprobación a Hitler. También en Argentina. Hasta hubo actos en el Luna Park. El fascismo mussoliniano y franquista tuvo en Argentina considerable aprobación popular, y hubo un gobernador de la principal provincia Buenos Aires de esa procedencia durante la década conservadora de los años 30 del siglo XX. Sobre todo en su década histórica (1945-1955) el general Perón integró a su gabinete y a las universidades, fuertemente laicistas, gente proveniente del fascismo, el filonazismo y el franquismo, además de la derecha católica más retardataria. Ivanisevich, cirujano, fascista, en el ministerio de Educación no  fue una excepción ni mucho menos.

 

 

                 Y otra observación, para dar un cuadro más completo: en lugar común gorila acusa al Perón de la década histórica de haber patrocinado el ingreso clandestino y laescapatoria de líderes nazis. No se dice nunca que esto se tramitó a través del Vaticano, y por iniciativa del Vaticano, que contribuyó a salvar la vida a más de un judío pero con especial interés, producida la derrota de Hitler y el Eje, a facilitar las gestiones y senderos de muchos nazis. Lo hicieron también Estados Unidos, Gran Bretaña y también la Rusia comunista, pero en general con científicos e investigadores que pudieran aportar a la industria y a la producción bélica, balística y sobre todo energía atómica y astronáutica. A Argentina vino a parar mucha escoria nazi, pero también se produjo en Estados Unidos y otras grandes democracias, donde de modo frecuente se descubren a asesinos refugiados ilegales.

 

 

 

 

 

                   Cuando Perón se presentó a elecciones en 1946 lo hizo junto a un anciano Hortensio Quijano, radical correntino conservador alvearista. El Dr. Cámpora, designado por Perón y apoyado por la izquierda revolucionaria peronista armada y no armada, se presentó a elecciones junto al Dr. Solano Lima, que venía del conservadurismo, popular o no. No está de más añadir que el conservadurismo oligárquico y fraudulento solía tener buena cantidad de votos en sectores pobres durante toda la “década infame” (1930-1943), y que la “revolución” militar de 1943, con no pocos oficiales del ejército pro-germanos, típico de la época, se hizo ante la posibilidad cierta de que ganase las elecciones un famoso patrón de estancia, Patrón Costas, pro-británico, más conocido por sus formas bananeras y ultrarreaccionarias, esclavistas, de explotación agraria.

                    

 

 

 

MONSEÑOR PLAZA, PERÓN Y FRONDIZI

 

                  Y algo más, que algunos puede irritar, y yo no soy ajeno a ese malestar. Después de su derrocamiento sangriento en 1955, Perón estuvo refugiado en varios países latinoamericanos gobernados por dictadores, y de allí marchó por 15 años a la España del dictador Franco, que lo aceptó por la ayuda que Perón le había dado durante el aislamiento de la península hispana fascista tras la Segunda Guerra Mundial, hasta 1950. No hay que olvidar que Franco era socio de Hitler y Mussolini en Europa.

 

 

 

 

 

                          En 1957, cuando estaba refugiado en Venezuela, Perón recibió la visita de monseñor Antonio Plaza, arzobispo de la ciudad de La Plata nombrado por Pío XII «el papa nazi». Esto lo ha informado el propio Perón en sus escritos. Al parecer el motivo de la reunión era acordar detalles sobre el acuerdo de apoyo de sufragios de la masa peronista al candidato a presidente Dr. Arturo Frondizi de una fracción de UCR enfrentada a Balbín. Apenas, asumió Frondizi, laicista, de formación intelectual severa y cercano al socialismo marxista -sin serlo nunca-, defensor nacionalista de las riquezas argentinas, por ejemplo el petróleo, con un exhaustivo ensayo sobre esta última materia,  Frondizi, repito, dio un vuelco fundamental, al «estilo Menem».

                    En el caso de la iglesia y monseñor Plaza, al parecer retribuyó con la autorización legal para privatizar la educación, en especial la universitaria, bastión hasta ahí de radicales, izquierda y laicistas. A partir de 1958 l iglesia católica tiene una participación fundamental en la formación educativa y de valores de la conciencia del argentino medio. Monseñor Plaza, después colaborador activo de atrocidades durante la dictadura militar de 1976, retribuyó a su vez a Perón al lograr que el Vatiano levantara la excomunión que pesaba sobre él desde 1955, sanción sobre todo pretextada por la quema de templos en los últimos años de gestión peronista.

 

 

 

 

 

También es cierto que durante sus gobiernos, Perón integró muchos políticos y militantes del socialismo, ex comunistas, trotzquistas (Jorge Abelardo Ramos) y de la llamada izquierda popular revisionista (FORJA).

 

 

 

 

¿POR QUÉ  COBOS AHORA DE NUEVO?

 

 

                 Expongo conjeturas, teorías si se desea, interpretaciones que buscan sus razones no solo en el comportamiento humano en general a través de la historia, sino también en el pasado reciente de las figuras involucradas en el presente político argentino. Pese a la «traición» de Cobos en un momento clave del gobierno de Cristina Kirchner, cuando necesitaba su voto para poder cobrar retenciones a las ganancias extraordinarias de los grandes exportadores cerealeros de soja, el yuyo genetizado, no puede descartarse del todo que exista la idea de rentablar con él o a través de él, de modo pasivo y distante, una vinculación aunque sea a través de un gesto no percibido públicamente. Tal vez quepa pensar en un intento de aproximación o hilo de convivencia por parte de la UCR, los radicales. En este caso, ¿qué mejor que una figura como Cobos, ya «quemado» en la opinión pública nacional, no en su provincia en la que gana elecciones?

 

 

                 

             Si bien tiene manejo interno y apoyo y alianzas dentro de la UCR, no puede negarse que Cobos es un personaje que cuenta en paralelo con fuertes resistencias  en el mismo radicalismo. Hay quien aún puede reprocharle su «traición» al «radicalismo esencial» al decidir acompañar una formula peronista kirchnerista. Tampoco, reitero, es descabellado pensar que, en ese momento, se consultó a la cúpula de la UCR, que habría dado el visto bueno siempre que se mantuviese la «distancia» cobista. Al fin y el cabo, si entre políticos de profesión se entienden, si un hombre de formación de «izquierda nacional» como Fernando Solanas puede hacer reuniones y pactos con alguien como la radical Carrió, de trayecortia ultrosinuosa e inverosímil, o bien con el mismo Cobos, ¿por qué no podría la misma UCR permitir tal confluencia para agilizar el ida y vuelta y no volar puentes entre los mismos dos grandes partidos masivos de siempre?

 

 

 

  

                         Aunque nunca pude creer en un dirigente como Ricardo Balbín (último gran adversario de Ricardo Alfonsín dentro del radicalismo) y hasta -pido disculpas- me motivaba para la ironía, es imposible negar que Balbín intentó hasta último momento detener el golpe genocida de 1976, trató de persuadir a Isabel y sus allegados de la necesidad de ceder, y -según versiones en algunos textos serios- intentó un acercamiento al ERP, una organización político-militar trotzquista, que con sus últimas grandes acciones apresuró y dio justificativos a la matanza del golpe militar. Las actitudes que Balbín tuvo después en su hogar en la ciudad de La Plata ante los pedidos de madres de desaparecidos políticos, torturados y violados salvajemente, debe analizarse en otro espacio y contexto histórico y cultural, y en última instancia hablan de algo más amplio que la política en sí, aunque duela decirlo, o produzca vergüenza.

 

 

 

 

 

LOS GESTOS HACIA LOS OTROS

 

 

                Cuando cristina Fernández de Kirchner, cuyas gestiones voté y apoyo, habló para declarar abiertas las sesiones 2014 del Congreso nacional, tuvo imprevistos gestos y palabras de acercamiento a la bancada de la UCR y la derecha del PRO de Macri, el hijo del empresario que no simpatiza con su hijo.  Los rostros de ambos grupos opositores aparecieron al principio con rostros serios o distantes en los primeros planos televisivos. Luego, parecieron ablandarse o suavizarse un poco. Cuando la Sra. Kirchner reconoció la tradición republicana, legalista y constitucionalista de la UCR, los principales dirigentes hicieros notar a cámara su comodidad o serenamiento. O las cámaras deliberadamente los captaron así, con esas máscaras ocasionales o no. Un poco más rígidos aparecieron los del PRO derechista y privatista, reaccionario al mango. Cuando Kirchner habló de orden y seguridad aflojaron semblante, es cierto, y hasta creo recordar el dibujo de alguna sonrisa ante lo que sonaba -me parece- un atisbo de humor presidencial. Y aunque fue nada más que eso, se hizo más que notorio y notable el cambio de actitud de la Presidenta.

 

 

 

 

 

                  Los de mala leche argumentarán que la Presidenta tuvo que recurrir a la oposición por debilidad. Los dados a discursos dirán que es el espíritu de diálogo entre adversarios. Pienso en otros asuntos, más importantes y más serios, o graves. Más importantes: la intención presidencial de tratar de transitar en paz, sin grandes contratiempos, lo que le resta de gestión hasta las elecciones del 2015. No es poco. Es imprescindible dicho equilibrio no por debilidad del gobierno o de la presidenta sino por la fragilidad misma del sistema (y no tanto del modelo, que la tiene). Aunque muchos del común no lo hayan advertido, la última arremetida de la derecha, a través de la derecha de los grandes medios de difusión y comunicación, y con el simple instrumento de las especulaciones financieras, «corridas cambiarias» y manejos ilegales del dólar, fue más que grave. Pienso que en algún momento, de producirse una estimulada y psicótica «hiperinflación» fabricada y oportunista (sin razones ni sustento en la economía real, la de producción y consumo), el mismo marco republicano hubiera tambaleado y dar lugar a casi cualquier cosa, como un llamado a elecciones tan loco como apresurado hasta disturbios callejeros alentados como protestas sanas desde los diarios y televisión.

 

 

 

 

 

 

                 Creo que las palabras de acercamiento de la Presidenta a la UCR y la pronunciada e insensible derecha del PRO, tuvieron el deseo o hicieron el guiño para el acercamiento mutuo, no sea que en la próxima se patee el tablero, todo se salga de marco y no gane ningún político, salvo algún que otro empresario político. Desde allí la actitud de Cristina Kirchner es prudente, oportuna, inteligente, perspicaz, aunque a la juventud del kirchnerismo no le agrade. El kirchnerismo es el único movimiento que pueden asegurar la gobernabilidad hoy en Argentina, pero solo no le alcanza para tal tarea. Las últimas situaciones de crisis fabricada así parecen demostrarlo. Un salvaje asesinato de una adolescente, profusamente difundido por televisión, provoca una sacudimiento institucional. No es normal. No es atinente. No corresponde. Hay que dejar inoperante esa incidencia mediática totalizante en la población. Es antidemocrática. Más aún si se apela a la mentira, el engaño o la exageración turbia.

 

 

 

 

 

                Pienso que la Presidenta, al intentar abrir puertas a la oposición más votada, pensó en la ciudadanía. Y pienso aún más: tuvo en cuenta a la gran parte de la población que la vota, más del 50 por ciento del electorado, y que ha de perder todos los beneficios sociales, económicos, políticos y cultales. Pero, sobre todo, pensó en el otro casi cincuenta por ciento que no le importa nada volar por los aires mientras pueda seguir acumulando dólares, cambiar el auto todos los años y viajar en turismo al extranjero. En su actitud necia, a la gran mayoría de ese casi 50 por ciento le han hecho creer que va a poder seguir con ese ritmo de gastos y consumo. Supone eso. Fantasea eso. Se aleja de la realidad de modo suicida. Como el que toma heroína y se lanza desde una ventana del décimo piso convencido que puede volar porque tiene alas propias.

 

 

 

LO PEOR DE TODO

 

            Es probable que, además del paisaje natural y la homogeneidad del trabajo y  modelo de producción y consumo predominantes, hay dos factores que condicionan fuertemente el tipo de construcción de Estado y organización social o convivencial comunitario de una sociedad. Mejor aún, de una cultura y aún de una civilización. La civilización argentina se basa, en sus características peculiares, en el mundo y aún dentro del mismo subcontinente sudamericano, en dos componentes: la educación, básicamente la escuela, y la salud, el sistema de atención de la salud colectiva. Si bien sin vida y salud, no es posible nada o es posible casi nada, es la escuela -la educación- la que aparece -sobre sobre todo desde mediados del siglo 19- como el elemento conformador de la civilización argentina en su singularidad. El Estado Moderno y la Nación argentina se organizaron sobre la instrumentación sistemática de la educación gratuita, obligatoria y publica, a lo largo del tiempo, hasta hoy, inclusive hoy, con su garantía de base para lo que se llama  movimiento social ascendente, es decir, la movilidad social hacia arriba, hacia los sectores de más confort cultural, intelectual y emocional.

 

 

 

 

              En este punto radica, justamente, la gravedad de postular, aspirar o fogonear la sustitución de una figura como Adriana Puiggrós, por lo demás especialista en la materia, por un personaje como Julio Cobos, un ingeniero en construcciones del interior del país, con ninguna vinculación con el espacio específico o general de la educación.  Mendoza es una provincia notablemente hermosa en cuanto a su escenario natural, prolijo en los modales exteriores convivenciales y altamente conservadora. Sus fuerzas de seguridad suelen caracterizarse, como las de otras provincias del interior, por una actitud autoritaria y violenta brutal y particularmente retrasada.

 

 

 

 

                Cobos tuvo educación en un instituto militar y está graduado de ingeniero en construcciones en la Universidad Tecnológica Argentina, institución muy práctica y eficaz -puesta en funcionamiento por Perón en su período histórico- para la formación de técnicos, expertos y graduados universitarios que dieran rápida respuesta a las demandas laborales especializadas en un período de expansión industrial. Un tipo de institución eficiente en la formación técnica, hace medio siglo de carácter y para clases populares, sin exigencias de activa vida deliberativa en cuestiones ideológicas, políticas y de pensamiento crítico filosófico.

 

 

 

 

                  El ex vicepresidente Cobos no es, justamente, un intelectual, menos aún un pensador. No es un hombre de libros y de la cultura. Es, según todo su aspecto público, un tipo de clase media acomodada con una cultura inespecífica, vulgar (de vulgo, propio del no experto), con ideas comunes, rutinarias y de lugar común. Un sujeto televisivo. Con el añadido de un roce más de ambiente político de pequeño círculo que le otorga un cierto aire de distancia meditativa y una actitud de escucha amable. Cierto es que todo político cuenta hoy con el asesoramiento de expertos que le aportan datos para la consideración de cualquier cuestión, si es que toman ese recaudo. Pero después viene lo central: la toma de decisiones. Y en esto último interviene no solo lo ideológico y doctrinario y la ubicación categorizadora social (clase obrera, pequeña burguesía, elite) sino la cultura entendida como concepción que abarca de manera pensante y crítica todos o muchos aspectos de la vida humana y el mundo. De allí deriva la mayor amplitud del pensamiento implícito en cada decisión.

 

 

 

 

                 El menos ilustrado, el menos formado en ideas reflexivas y críticas, ha de ser, probablemente, quien posea y se maneje con pautas y dogmas más constreñidos, aunque no siempre suceda así y haya lugar para las sorpresas. Dicho de otro modo, Cobos a cargo de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados es un candidato ideal por desinformación, falta de formación específica y vacío total de teoría y práctica en el espacio de la educación, un hombre aplicado, dados sus antecedentes e historia y declaraciones, un hombre indicado repito para las franjas más reaccionarias de la población, política y las elites argentinas.

 

 

 

 

                  El espacio de la educación es desde hace 50 años un territorio es disputa entre la UCR (esta última en el campo de las universidades públicas, hoy más de 40, nueve creadas en el ciclo Kirchner) y la iglesia católica. Los radicales tienen toda una tradición dentro de las universidades públicas. Menem, durante su década ultraconservadora de los años 90, le cedió el área de las universidades del Estado a la UCR. Para alguien como Menem un espacio subestimado. Además, la formación universitaria da resultado a mediano o largo plazo. Para la iglesia católica en cambio es un área clave, sustancial: desde allí maneja el mundo de valores y «pensamiento». El catolicismo, o mejor, la iglesia, ha basado su dominio universal en la espada de los cruzados y en la tarea evangelizadora, pedagógica, de la población, en especial la baja y la media. La formación es notablemente conservadora, como es toda la institución iglesia en sí. En el caso de Argentina o el Río de La Plata, España -fuertemente católica y dogmática- demoró dos siglos en importar la primera imprenta. Restringió también la importación de libros del Río de la Plata desde España y Europa.

 

 

 

 

            Todo esto -la sustitución de alguien como la pedagoga Puiggrós por el legislador ingeniero Cobos-,  resulta ser una indicación clara de cuales serán las consecuencias de un cambio de tales características. Cobos ha sido un hombre que no hace mucho propuso como «solución» para los jóvenes desocupados y sin estudio la educación en cuarteles militares. Todo bajo la órbita del Ministerio de Defensa y las respectivas armas. La presidenta Kirchner en cambio acaba de lanzar un programa de apoyo social de 600 pesos mensuales para estimular y ayudar a los chicos a aprender a trabajar y estudiar. Una diferencia de gran trascendencia en cuanto a humanismo y concepción cultural.

 

 

 

 

                  En estos días la presidenta Kirchner vuelve a reunirse con el papa Bergoglio, argentino. Conocida es su relación distante o conflictiva durante la permanente del prelado en Buenos Aires. Nombrado jefe del Vaticano, Kirchner se acercó de inmediato, como es comprensible con una figura de poder o incidencia incontrastable. No se trata de ni conveniencia, miedo o hipocresía. Se trata de lo siguiente: la política, toda la Política, lo Político en sí mismo y en su acepción más amplia y profunda, es negociación. Negociar en política no es una mala palabra, porque no hay lucro. Se trata de conversar, dialogar , contrastar, discrepar, aclarar, proponer para llegar a situaciones de acuerdo, arreglo e intercambio. Negociar -no comerciar- en política no es malo; al contrario, es bueno y imprescindible. Todo político negocia, de Putín y Obama hacia abajo. Lo inmoral, lo amoral, lo perjudicial, no inescrupuloso está en regalar o facilitar un intercambio en beneficio propio individual. Lo obsceno del diálogo político consiste en el valor de lo que se está dispuesto a dar -o aún conceder- a cambio de qué otro asunto, producto, servicios o situación.

 

 

 

 

NEGOCIAR NO ES COMERCIAR EN POLÍTICA

 

 

                No sin malicia, me he preguntado si la buena relación que parecen haber logrado la presidenta Kirchner y el papa Bergoglio consiste en haber cedido en ciertas funciones cuyos personajes parecen centrales o decisivos. Kirchner tiene que negociar con Bergoglio. Es natural y previsible en política. Bergoglio sin duda prefiere negociar, en otros términos de poder, que confrontar. Quizás Bergoglio ha «calmado» a la jerarquía de la iglesia católica en su animadversión hacia el kirchnerismo; quizás haya llamado a silencio o prudencia a jerarquías  de  la cúpula argentina, como por ejemplo, Aguer, un hombre de pensamiento ultraconservador obsesionado en lo «gramsciano», como peligro no tanto «marxista» sino como disputa de hegemonías o predominios. Bergoglio y Aguer parecieron verse en veredas opuestas, pero también se sabe que la relación es buena, o más aún, según se lee.

                        Por un lado la tregua Bergoglio en su controversia o puja con la presidenta Kirchner; por otro lado, obligado a negociar, el gobierno debe no «estimular» ciertos temas después de la probación del matrimonio igualitario entre gente del mismo sexo. Por ejemplo, «apaciguar» la cuestión del aborto. Por otro, ubicar a un conservador al parecer maleable -sobre todo frente Bergoglio- como Cobos en una comisión fundamental para la iglesia que decide en cuestiones educacionales, es decir, en el manejo de conciencias y subjetividades.

 

 

 

 

                     Falta saber si lo dado por Kirchner conforma a Bergoglio; si Cobos es el tipo indicado -por su presencia, pareciera que no, pero también es un tipo pasible de decisiones «intempestivas» contrarias a las esperadas o prometidas, que agiten mucho el avispero. Cobos puede girar 180 grados y hacer lo contrario de lo que prometió anoche, no a Bergoglio y la cúpula argentina, sino a sus colegas de comisión y a allegados a la presidencia.  Cobos, un «débil» o un hombre cuya mediocridad transmuta en «astucia» berreta de decir algo en lo que no cree y al mismo tiempo hacer todo lo contrario, que es en lo que sí cree. Por ejemplo, cuarteles militares para desocupados. Y cosas así.

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