Hay mujeres mansas, blandas como el agua blanda, naranjos en flor. Son fuertes porque son cariño y afecto amoroso por los humanos, por los hombres, los niños, las mujeres, los ancianos. Aunque no sean correspondidas, o no encuentren lo que las complete -todos somos-estamos llenos de incompletud, vacío de las preguntas- no dejan de rebosar afecto cariñoso, acogedor, tibio. Están “empoderadas” de afectividad acogedora. “Empoderamiento” (del estadounidense “empowerment”, ¡qué palabra más horrible en castellano!, como el Poder, un concepto antihippie, no pacifista, de asimetría pura, de débiles y poderosos, no socialista, no peronista, no cristiano, no budista). Las prefiero naranjos en flor, tienen fragancias de ternura, esas mujeres. Conozco algunas, pocas, en especial una, que siempre elijo. Se (me) siente-siento fuerte a su lado. No para cualquiera. Escuchan. Ellas escuchan. Son las que escuchan.
AMILCAR MORETTI