Se olfatea la reactivacón del proceso de desaparición del cuerpo. De los cuerpos, que quedan solos consigo mismos, se disuelven, estragan, se destruyen mutuamente. Se mueren. El virus SARS-CoV-2 produce eso. ES eso. No la cuarentena, obligatoria o voluntaria, sino la pandemia de Covid-19 (y otros que vendrán) ES ESO. Diferentes metodologías y procedimientos de desaparición de cuerpos, vivos y muertos (hay información de varios países sobre incontables familias que ignoran dónde están sus seres queridos, sus cuerpos muertos). Es un horror, o EL HORROR, al decir de Conrad-Coppola-Brando. (sigue…)


No creo demasiado en nuevas «normalidades» sino en a-normalidades imposible hoy de imaginar. Paul Krugman, economista -columnista de The New York Times- hace tiempo que lo ha sugerido. Mes y medio atrás lo ratificó para el después de la pandemia: «Será un mundo mucho menos integrado, al menos en sentido político y probablemente económico», dijo. También «será un mundo más débil y caótico» (1). El mundo se ha «desalmado». Des-ALMA-do. Menos alma por menos cuerpos (vivos). Un desbarranque hacia la disminución del número de cuerpos: menos población mundial. En cifras oficiales, ya hay 180 mil muertos en Estados Unidos y 110 mil en el vecino Brasil. Los correlativos filósofos del «pensamiento débil» anuncian desde hace años la Muerte de Eros. Es decir, del Amor, el Deseo. Hay una puja ahí. Me refugio en el cuerpo de mujer. Pero, ¡ojo!, todo se virtualiza. El cuerpo de mujer como objeto de deseo hoy es pura virtualidad digital, ausencia a distancia. Es un camino virósico de tecno-puritanismo eugenésico.
AMILCAR MORETTI

(1) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52875176
(2) https://www.diariodesevilla.es/sociedad/estadistica-coronavirus-mundo-contagiados_0_1447955465.html